Sensación que sintieron las Marías al tercer día de ocurrida la crucifixión, visitando el sepulcro de Cristo y encontrarlo vacío.
En el mundo íntimo de las emociones, la ausencia, que se manifiesta siempre sin mediar la voluntad y como contraposición a la presencia, ocupa un lugar con su connotación negativa intrínseca; sin embargo, asume un sentido positivo de nostalgia cuando reafirma lo que está mediante el recuerdo de momentos felices compartidos.
La ausencia es un sentimiento que implica necesariamente el otro porque sólo hacia ese otro es que se puede sentir. “La ausencia es cultural; en la naturaleza no hay ausencias porque no hay intérpretes” (1).
Con el devenir de los tiempos el género humano ha generado grandes avances en todos los campos. La internet ha traído un mayor acceso a la información, a la comunicación, y al entretenimiento; no obstante, también adicción a la misma tecnología; comportamientos como el ciberacoso que tiene como consecuencias la depresión, la ansiedad y otros problemas psicológicos; y ha ocasionado que nos volvamos ausentes a los otros con permanente percepción de estar solos…La interconexión despojando lo poco de humano que aún queda. Un mundo virtual sustrayendo vida.
El acaecer cotidiano transcurre en un cosmos de apariencias y de espejismos diseñado con el propósito de adoctrinar a la manada en el consumismo, viviendo abstraídos de sí, de sus afectos y de sus hijos; con las miradas lejos de la realidad, buscando en otra dimensión ‘el momento feliz’; soñando en poseer vitrinas rodantes de lujo en donde esconder la ausencia de felicidad; o quizás, sin saber ni siquiera qué buscar… ¡Cuánto vacío imposible de llenar!…Y en “la caverna” (2) continúan las proyecciones de imágenes que son sombras de la realidad.
La exposición permanente en los medios de la imagen personal es necesidad de aprobación y de halagos debido a pobreza de autoestima. “Los selfies son superficies hermosas de un yo vacío y completamente inseguro” (3)… Narciso, carente de empatía, enamorado de su aspecto físico: encontró la muerte en el espejo de agua que lo reflejó.
La dependencia de otros, en búsqueda de validación, es falta de convicción sobre la capacidad volitiva de hacer el viaje interior necesario, a fin de realizar su íntima construcción; posponiendo siempre la misma para otra ocasión… El yo interior ausente, ocupando su espacio el criterio del rebaño… Y los condenados por el ‘tribunal social’, cuyo crimen es no estar alienados: marginados y sentenciados a ser felices, viviendo distantes de lo habitual impuesto.
En los estados depresivos existe incapacidad de búsqueda del bienestar. Son encuentros con la tristeza, la desesperanza, el temor, y la soledad; sin las fuerzas necesarias para salir del abismo en donde se está… La sonrisa en depresivos sonrientes es una máscara que oculta una ausencia.
Ausencia es no estar con nuestros hijos faltando a la misión de estar.
En la sociedad contemporánea hay muchos hogares sin ambiente familiar; no poseen vínculos ni tienen convivencia; son lugares semejantes a hoteles donde cada quien vive a su manera…alejados el uno del otro.
Los hijos necesitan de sus padres. Los relegados por sus progenitores a ser criados por terceros vivirán sufriendo por causa de esa ausencia.
La renuncia a nuestra responsabilidad de proteger a los que debemos es una omisión que trae consecuencias…el incesto, la violación, la pedofilia, la depresión, el suicidio… ¡El desamparo provocando sufrimiento y duelo!
Ausencia es esa aprehensión de oquedad que agobia y abruma cuando debió ser presencia y jamás olvido; es el silencio que obtiene como respuesta: ¿ por qué no estuviste conmigo!
El barrio no es ni puede ser padre ni madre de nadie; es lo que es: un conglomerado que refleja lo que somos.
Los teteos son una expresión de búsqueda, de identificarse y de pertenecer a un colectivo; de sentirse parte de una familia; ocasionan emociones efímeras; pero, en definitiva motivan sentimientos . Pertenecen a una subcultura que germinó a consecuencia de la indiferencia hacia personas que también viven.
La apología de la vulgaridad, expresada en las letras de las canciones que entretienen estos encuentros, evoca una catarsis generada por la acritud que provoca la apatía respecto a los excluidos. De esta necesidad, de descargar aflicciones, se han aprovechado muchos que están incursionando en esta modalidad de la música urbana, sólo en busca del dinero que produce el encauzarse en la tendencia del momento.
¿Qué hacer con los delincuentes que surgen como resultado de la desidia ancestral frente a la brutal desigualdad de siempre, y que se dedican a entorpecer la paz de la sociedad con sus acciones delictivas; mientras, ladrones de ‘alta gama’ claman por la seguridad y la tranquilidad?… “¡Sepulcros blanqueados!” (4).
Ausencia es la fragilidad manifiesta de los vulnerables, viviendo el día a día, sobreviviendo en la indigencia; es estar desconectados de la alteridad y no tener oídos para escuchar; es la falta de escrúpulos y de vergüenza; es estar lejos de todos, en relación a todo, en una sociedad enferma bajo la tutela de la soledad y del egoísmo… ¡Culpa tenemos todos por nuestra inacción individual y colectiva en presencia de tanta ausencia!
La ausencia es un sentir irremplazable por naturaleza, e inacabado como el infinito, ante la despedida de seres esenciales en nuestras vidas.
Ausencia plena de presencia es el viaje definitivo que significa la muerte dejando en los que quedan recuerdos gratos y eternos.
Una tumba es un recinto construido con el fin de contener una ausencia.
Ausencia es la partida de un hermano triste, de quién nunca sospechamos su tristeza… “Ni la palabra ni el silencio, nada pudo servirme para que tú vivieras” (5).
Ausencia es no oír el crujir de la vieja mecedora de mi padre que tanta falta me hace.
Existen ausencias que tienen la misma carga de expresión que la presencia; por ejemplo, cuando lo no realizado tiene tanto peso como lo vivido.
Por último, hay situaciones donde el contenido ausente prevalece, como es la falta, en algunas personas, de la humildad y humanidad del martirizado en el Gólgota, y de su ejemplo de amor y sacrificio para que fuéramos humanos.
Félix López Torres
- Consuelo Hernández Carrasco.
- Platón.
- Byung-Chul Han.
- Mateo 23:27-39.
- José Ángel Valente.