Frecuentemente vemos confundir la estrategia de Atención Primaria de la Salud (APS) con el Primer Nivel de Atención. Son conceptos relacionados, pero de diferente orden.
El Primer Nivel de Atención (público y privado), junto a los servicios de atención de urgencias y emergencias, constituyen el primer punto de contacto de los sistemas de servicios de salud con la población, la “puerta de entrada” a los servicios de segundo, tercer y cuarto nivel de complejidad de dicho sistema. Obsérvese que se refiere a un nivel de complejidad de servicios, no a un modelo de atención. Pueden ser parte de un enfoque de Atención Primaria de la Salud o no. Existen ejemplos nacionales e internacionales de servicios de primer nivel que en la práctica son servicios ambulatorios y relativamente simplificados, pero que no son parte central de una estrategia de APS. Su modelo de atención es predominante pasivo, de atención a la demanda espontánea de la población y predomina la atención médica restaurativa, curativa.
La APS no es un nivel de complejidad del sistema de servicios. La esencia de la estrategia de APS, aun cuando en la práctica se ha desarrollado experiencias diversas a nivel nacional e internacional, es un compromiso con la salud de las poblaciones a las cuales sirve, como colectivos humanos; responder al perfil de problemas y necesidades de salud, con un modelo integral que enfatiza en la promoción de la vida saludable y la prevención, proactivamente. No espera pasivamente solo la demanda espontánea, sino que busca detectar tempranamente e intenta minimizar los procesos que condicionan la aparición de enfermedades y accidentes (prevención primaria), y mediante la atención programada procura prevenir las complicaciones (prevención secundaria y terciaria) de aquellas patologías (predominantemente crónicas) que se constituyen en parte de la vida de las personas afectadas, por su prolongada evolución.
La APS es una estrategia de organizar y gestionar los servicios de salud en todos sus niveles de complejidad (públicos y privados). Aunque ciertamente el Primer Nivel constituye un ámbito clave, no se limita a este nivel de complejidad. No se trata de atenciones simplificadas o de baja capacidad resolutiva. Por el contrario, se trata de garantizar que la ciudadanía, a nivel individual y colectivo, tenga acceso oportuno a los recursos necesarios para reproducir, preservar y restaurar una adecuada situación de salud personal, familiar y comunitaria, que favorezca la realización de los proyectos de vida personal y social.
Otras características clave son: abordaje según el ciclo de la vida, abordaje familiar, atención programada y protocolizada, acceso universal, y la articulación de equipos multidisciplinarios, según el perfil de necesidades y problemas.
Organizar la oferta de servicios según Ciclo de la Vida, implica conocer y comprender las principales necesidades y problemas de salud que afectan a las personas, en diferentes períodos de su vida y según su inserción económica y social. Este conocimiento debe sustentar la programación de la oferta de servicios y los recursos de personal y tecnológicos necesarios para una adecuada atención de los mismos. Garantizar la disponibilidad y el acceso oportuno a dichos recursos, resulta esencial. Como puede apreciarse, esta accesibilidad no necesariamente se limita al primer nivel de complejidad.
El abordaje con enfoque familiar y comunitario favorece comprender e incidir en las dinámicas de interacción social y sus implicaciones en la salud. Fortalece oportunidades y capacidades de intervención sobre la situación de salud, en los diversos momentos del ciclo de la vida, con énfasis en la prevención y la promoción de la vida saludable. De un servicio de salud familiar se espera un conocimiento íntimo de los procesos de salud enfermedad a nivel familiar y comunitario.
La atención programada, según las necesidades y problemas específicos de cada persona y familia, establece prioridades y periodicidad de los contactos de atención médica o correspondientes a otros integrantes del equipo de salud (enfermería, nutrición, educación, laboratorio, etc.). En el caso de embarazadas, y en los pacientes con afecciones crónicas, la atención programada y protocolizada que, por supuesto, no excluye la atención no programada de urgencias y emergencias, es indispensable para lograr mejores resultados.
El acceso universal, de toda la población resulta clave. Apunta a superar la estratificación y exclusión social que suele caracterizar los sistemas de salud con otros fundamentos. No se refiere solo a garantizar acceso al primer nivel de complejidad, sino a mecanismos efectivos que garanticen el acceso oportuno a los recursos necesarios, en cualquier nivel de complejidad. Para servicios de elevado costo y limitados, algunos países han desarrollado sistemas centralizados de asignación de citas según prioridad. Así se evita que dichos servicios sean congestionados, lo cual afecta primordialmente el acceso de los más desfavorecidos.
Necesitamos un mayor desarrollo de servicios de Primer Nivel (públicos y privados), al mismo tiempo que necesitamos reorganizar el sistema de servicios de salud con base en la estrategia de APS.