Los desastres provocados por algunos eventos naturales o humanos no solo son asistidos, desde el punto de vista humanitario, por entidades civiles: protección civil, organizaciones no gubernamentales, religiosas o empresariales.
El campo de la ayuda humanitaria es un marco amplio que se desarrolla apegado a marcos regulatorios y directrices que permiten la participación conjunta de los sectores civiles y militares durante una tragedia. La protección civil y entidades sociales, de la mano con las fuerzas armadas, suministran ayuda humanitaria a las poblaciones vulnerables afectadas.
Para atender las necesidades urgentes, identificadas después de que un fenómeno impacta a un país, la asistencia humanitaria civil-militar entra a partir del nivel de daños y declaratoria de emergencia emitida por las autoridades del país afectado.
Para esos fines las Naciones Unidas cuenta con una estructura denominada Coordinación Humanitaria Civil-Militar de las Naciones Unidas (ONU-CMCoord); cuyo fin es el de “proteger y promover los principios humanitarios, evitando la competencia y reducir al mínimo la inconsistencia de la respuesta”.
Un mecanismo que dentro de una situación de emergencia o desastre facilita el diálogo y la interacción entre los actores civiles y militares, con el propósito de responder a las necesidades identificadas. Facilitando que las fuerzas armadas y organizaciones de defensa civil desplieguen su personal para una respuesta coordinada.
En Centroamérica y el Caribe se ha avanzado en la coordinación de este tipo de asistencia humanitaria, ya que desde el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) y el Centro de Coordinación para la Prevención de los Desastres en América Central y República Dominicana (CEPREDENAC), se han impulsado iniciativas dirigidas a protocolar esas acciones en la región.
Uno de esos ejercicios realizados es el que tuvimos recientemente con el Ministerio de Relaciones Exteriores de Republica Dominicana, dirigido por su Departamento de Integración Comercial. Se trata del “Taller de sensibilización Civil – Militar desde la Perspectiva Humanitaria”, el cual se propuso “fortalecer la coordinación civil – militar, el manejo de información, análisis, definición de conceptos y bases comunes de entendimiento ante una emergencia compleja”.
La actividad contó con la participación de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA) y el SICA, instituciones facilitadoras de la capacitación. Para el país y la región este tipo de formación es de suma importancia, puesto que, permite en momentos trágicos acompañar procesos de recuperación con el fin de salvar vidas y proteger bienes públicos y privados.
Los recursos militares, cuando apoyan las operaciones de asistencia humanitaria, preservando la humanidad, imparcialidad, neutralidad e independencia operacional, contribuyen de manera significativa en la recuperación de la emergencia, lo cual se traduce en rehabilitación y reconstrucción rápida y eficiente.