De entrada, quiero aclarar que no soy crítico de cine, sino un apasionado del arte en cualquiera de sus dimensiones por lo que esto que escribo es más bien mi reflexión como cientista social que como experto en cine luego de asistir a la premier de la película Asalto en Progreso de Josell Hernández, guionista, productor y director de esta obra.

En el estudio de la historia existe lo que llamamos el hecho histórico que es la interpretación que hace un estudioso o crítico de la historia sobre un determinado suceso. El hecho histórico no es el hecho en sí, sino la interpretación del estudioso, por eso nos podemos encontrar con un mismo hecho y diferentes visiones y hago esta aclaración porque esta película tuvo que librar una enorme batalla para llegar hasta aquí. ¿Cuál es el hecho?

La película está inspirada en un trágico suceso ocurrido en 1993 cuando un médico cirujano, con una careta de payaso, perpetró un fallido asalto al banco El Progreso, permaneciendo dentro de dichas instalaciones por más de 12 horas luego de que la policía rodeara el lugar.

Todo el país estuvo en vilo siguiendo los hechos por la televisión y la radio, ya que el asaltante mantuvo como rehenes desde la tarde de ese lunes 1 de marzo a 12 personas, entre las que había empleados y clientes.

Varias personalidades de la época se ofrecieron para mediar, entre estas el padre Francisco Reus; el director del periódico El Nacional, Radhamés Gómez Pepín; el comunicador Freddy Beras Goico; el entonces alcalde, Rafael Corporán de los Santos y el periodista Huchi Lora.

Lo que Josell ha logrado es una expresión artística que casi llega a la magia, al transmitirnos emociones, alegrías o pesares en una trama entretenida que atrapa al espectador desde el inicio.

El valor de la historia reside en que muestra las situaciones humanas que puede experimentar cualquier persona que a su vez le conduzcan a cometer hechos que no comprometen su honestidad, pero que la sociedad, al no conocer las motivaciones personales, pudiese caer en la acción de juzgar de forma severa. Por eso entiendo que esta película es una reivindicación de la moral de quien cometió el hecho.

Y es evidente que en ella prima la ficción, pero en mi interpretación lo de ficción que pueda acompañar este relato, desea edificar cantidades de mundos imaginarios a partir de este hecho real. Lejos de ser ficción esta historia es una pluralidad de vivencias y situaciones concretas y reales que atraviesan los seres humanos y que Josell sabe entrelazarlas porque es un excelente profesional de la psicología y la comunicación.

Es una trama entretenida cargada de valores y de estímulos al ejercicio de la bondad, la empatía, la compasión, valores que en la sociedad contemporánea se han visto seriamente comprometidos.

Esta película puede marcar o transformar para siempre su visión del vivir. En ella se entrelazan lo humano y lo divino. Lo humano reflejado en las situaciones de vidas que nos pudiesen conducir a hacer lo impensable y lo divino en la capacidad de resiliencia y de bondad que poseen los seres humanos.

Es claro que el productor Josell Hernández, ha decidido lograr que la película esté fijada en el gusto y la mente del público, del que espera llene las salas de cine para disfrutarla y yo le exhorto a que lo haga con el riesgo de que puede usted transformarse en mejor persona y justamente eso es lo que necesitamos: Más humanidad. Vaya a ver la película.