El solo plantearlo podría verse como una herejía, sobre todo por los ligeros de mente y las personas presas del fanatismo político. Una temprana fiebre de crucerismo y  resort ya provoca oleadas de desvaríos y aplausos que impiden mirar hacia otro lado, aunque los proyectos están en ciernes.

Ante una propuesta alternativa, el hervidero enarbola la bandera de la indiferencia o el silencio. Los mismos incrédulos que, desde 2020, se mofaban de nuestros reportajes, crónicas, relatos y artículos que revelaban y explicaban iniciativas de desarrollo turístico desde el Gobierno, y ahora las aplauden delirantes.

Pero sostengo que la provincia Pedernales urge anteponer propuestas turísticas a la realidad de Cabo Rojo, 23 kilómetros al sureste del municipio cabecera, para evitar que el turismo masivo la absorba o la relegue a ciudad del padecimiento o ciudad dormitorio a expensas de ruidos, vicios, corrupción, prostitución infantil, inseguridad público, caos territorial, desorden en el tránsito, presión migratoria incontrolada (frontera con Haití) y falta de identidad.

Cuanto antes hay que modernizar los dos municipios y garantizarles servicios de electricidad, agua y salud,   plantearse industrias alternativas e impulsar el turismo cultural, científico y comunitario.

He requeté hablado sobre la necesidad de la construcción del frente marino en el litoral local, la puesta en valor de las primeras casas para empleados públicos, las edificaciones del ayuntamiento y el juzgado de paz (1950); las viviendas destinadas a oficiales de la 16 Compañía del Ejército, que aún existen (1934); y la preservación del hotel Senior Staff para ejecutivos de Alcoa hecho a finales de los años 50.

He propuesto la intervención de la calle Juan López y sus casas para pioneros de la colonia de 1927, construidas tras el huracán Katie del 16 de octubre 1955; la necesidad de preservación y aprovechamiento de la estructura del puente de Cabo Rojo, la recuperación y revitalización de nuestra gastronomía, aprovechamiento de la biodiversidad de los parques nacionales Sierra de Baoruco y Jaragua, la construcción de senderos hacia los cenotes y otros atractivos, con un centro de interpretación como matriz; la revalorización de la práctica cultural de la caza de cerdos y chivos cimarrones y la rica variedad de arte rupestre o petroglifos en las cavernas como Trou Nicolás, La Colmena, La Altagracia, Las Caritas, área del hoyo Pelempito.

Pedernales cuenta con una variedad de arte rupestre de gran importancia para la región del Caribe, que, según los científicos, data de más de 3 mil años antes de Cristo.

“Junto a otras muestras de arte rupestre localizadas en Cuba, las de nuestra provincia son consideradas las más antiguas de  Las Antillas. Ambas están asociadas a los pueblos precerámicos, que fueron los primeros pobladores de esta isla y del Caribe. También se asocian a zonas donde han sido encontradas cantidades de piezas arqueológicas e instrumentos que utilizaban aquellas culturas”.

https://hoy.com.do/pedernales-arte-rupestre-y-turismo-cultural/.

Esas riquezas ocultas pueden ser puestas al servicio del público y representar un plus para un turismo diferente, pero cuidándolas con celo extremo de los vándalos y los saqueos como ha ocurrido en lugares similares de otras partes del país.

En Cabo Rojo ya se ven las estructuras de tres de 12 hoteles que serán administrados por conocidas cadenas internacionales, el muelle de embarque de bauxita de finales de los años 50 ha sido convertido en terminal turística, lista ya para inaugurar el 16 de octubre la segunda fase con la presencia del presidente Luis Abinader y la recepción del tercer crucero. La empresa española Acciona ha arrancado con el aeropuerto internacional en Tres Charcos, camino al otro municipio, Oviedo, y dos compañías se reparten la intermitencia (casi una década) en la reconstrucción inacabable de la carretera de 124 kilómetros entre Barahona y Pedernales.

Ante esa pinta de turismo masivo serían oportunos otros olores y colores, nuevas miradas con real participación comunitaria que contribuyan a balancear la carga.

El discurso del contrapeso debería de ser asumido por cada pedernalense apto para “ver más allá de la curvita”, como reclamaba el líder perredeista José Francisco Peña Gómez a los políticos del país cortos de mira.

Busquemos, los  pedernalenses, la forma de entenderlo, por nuestro presente, nuestro futuro y el bien del colectivo.