Los arquitectos son profesionales que desarrollan ideas que luego pueden materializarse en la realidad. Es una actividad creativa, copiar un proyecto ajeno no sería verdadera arquitectura. Por tanto, estos profesionales son diseñadores, creadores, inventores. Realizan una mezcla de arte y ciencia.
Todas las edificaciones que existen en nuestro planeta primero existieron en las mentes de algunas personas. Amontonar piedras sin un plano o proyecto puede producir una estructura, pero nunca de la calidad de aquella que se diseña detalladamente.
Platón, hace más de dos mil años, señalaba que el mundo material es una burda representación del mundo de las ideas. Es decir, el mundo real sería el de las ideas, lo que habitualmente conocemos vendría a ser una especie de sombra de la realidad. En el hinduismo, se describe como Maya la ilusión o imagen deformada que tenemos del mundo real; según esto, vivimos engañados y es fundamental llegar a la verdad. Pero independientemente de lo que pensemos de las ideas, los objetos conocidos primero fueron pensados, alguien los tuvo inicialmente en su mente para que luego existieran y estuvieran a nuestra disposición. La mayor parte de la humanidad considera que incluso todo el universo, también fue ideado previamente por una consciencia superior a nosotros.
En la masonería se denomina a Dios con el nombre de: Gran Arquitecto del Universo (GADU). Esta orden iniciática no utiliza los nombres divinos específicos de ninguna religión por no estar vinculada a ellas, pero reconocen a Dios y de manera especial, su capacidad para crear todo lo que existe y el deber de todo hombre de emular esa actividad creativa-constructiva, primero en sí mismo y luego en la Sociedad.
La creatividad es de las facultades humanas que seguramente más se asemejan a lo que se considera que son potencialidades divinas y la intuición es indispensable para que dicha creatividad se manifieste.
Algunos creyentes consideran que sus vidas están exclusivamente en las manos de Dios y que deben esperar en fe, a que él les resuelva todos sus problemas; incluso hay quienes piensan que considerarnos inútiles es un bello signo de humildad. Pero parecería un sinsentido que el creador nos dotara de alguna capacidad con el objetivo de que no se utilizara y se atrofiara. La mejor prueba de que debes caminar es que tienes piernas.
Crear supone realizar algo que no existe (real-izar = hacer real). Si lo que haces no está en el plano material, entonces es algo que surge de tus ideas y para que surja de tu interior, usualmente existen algunos prerrequisitos como: poseer una base de datos o conocimientos previos (usualmente nuestra creatividad simplemente modifica lo existente), evitar el exceso de distracciones, dedicar tiempo a pensar, enfocar la conciencia (concentrarse), tener la suficiente sensibilidad para nuestra “voz interior”, de esa manera se manifiesta la intuición y con esta podemos desarrollar nuevas ideas.
Todas nuestras capacidades se entrenan y desarrollan, sucede igual con la concentración e intuición.
Sabemos que nuestros pensamientos son energías registrables y medibles, que pueden interactuar con la energía que nos circunda, por lo que nuestra mente podría modificar la materia directamente con los pensamientos o indirectamente de infinidad de formas. Lamentablemente pasamos un tiempo excesivo en un nivel pasivo de receptividad simple, en que recibimos percepciones básicas que no requieren mucha capacidad mental. Además, cuando llegamos a alcanzar la productividad que deseábamos, a menudo nos colocamos en un modo pasivo de desenvolvimiento rutinario.
Hoy en día tenemos que pensar dos veces antes de decir que algo es imposible, porque tanto la fe como la ciencia nos muestran que somos capaces de realizaciones mucho mayores a las actualmente conocidas. Llamamos milagro a un fenómeno que nos impacta y del que todavía no hemos podido encontrar explicaciones. Por supuesto que los milagros existen y siempre existirán, lo que puede agotarse es nuestra capacidad de asombro. Puedo descubrir los mecanismos por lo que algo misterioso se produce, pero tengo la opción de decidir si estos mecanismos suceden por azar o si alguna conciencia superior participa en el proceso.
Aunque es necesario y saludable no desvincularse de lo que la sociedad llama realidad, gradualmente debemos ir expandiendo esos límites conceptuales. Nuestra actividad mental desencadena ondas energéticas que las enseñanzas espirituales siempre señalaron que podían repercutir en nuestro entorno y “curiosamente” la ciencia cada vez lo considera más posible. En síntesis, nuestros pensamientos de una u otra forma son capaces de crear y transformar nuestro entorno. Algunos religiosos se asustan con estas afirmaciones porque nunca han creído las enseñanzas superiores de que: “lo que pidan con fe se hará realidad”
No basta con sentirte inconforme con tu vida, debes tener una imagen mental muy clara de lo que realmente quieres y alimentarla periódicamente. El primer paso para lograr lo que quieres es verlo primero en tu imaginación.
Puedes si crees que puedes, aunque tal vez no en la misma forma en que esperas poder.