Las playas son un atractivo fundamental de nuestro producto turístico. Usarlas de manera sostenible es un imperativo que no se logra solo con su cuidado. Una gran erosión de algunas de nuestras playas puede ser producto de desastres naturales (huracanes, inundaciones, etc.) y, en menor medida y a largo plazo, del blanqueamiento de los corales que le dan origen. Para regenerar nuestras playas es preciso que vayamos evaluando la disyuntiva de si usar arena de reemplazo de las Dunas de Baní o importar arena de la parte desértica de Marruecos como lo hace Cancún.
Las Dunas de Baní son un área protegida ubicadas en un costado de la Bahía de las Calderas. “Estas grandes arenas de las dunas se generaron, debido a un fenómeno natural que comenzó en la época del Pleistoceno. Se dice que se necesitaron millones de años para lograr sepultar a la península entera en una capa arenosa de 15 de largo por 3 kilómetros de ancho de extensión. Además, las arenas están compuestas en su mayoría por cuarzo y feldespato que provienen de los sedimentos arrastrados por el Arroyo Bahía. Estos elementos se producen por la acción de las corrientes del Mar Caribe y el viento, que se encargan de acumular las arenas y formar así las inmensas dunas de Baní.”
Una descripción chilena de la función de las dunas las liga más directamente con el turismo. “Las dunas también funcionan como bancos para proveer de arena a las playas y permitir que se recuperen después de erosionarse. Al modificarse of destruirse, por ende, las playas de quedan sin reservas de arena y, por tanto, más expuestas a su deterioro. ¿Sería preferible usar la arena de las Dunas de Baní a la importación de arena de Marruecos para salvaguardar un insumo clave del turismo?
El dilema resulta de una reciente declaración del ministro de Turismo (DL/12/2/23) sobre la erosión de nuestras playas. “Estamos tomando un préstamo heredado de 70 millones de dólares con el BID para la regeneración de nuestras playas. Hay un impacto fuerte en las playas de nuestro país, nos estamos quedando sin arena. Estamos haciendo los estudios con fondos no reembolsables por medio millón de dólares.” ¿Se trae arena de otro lugar? “Es un proyecto que dirigen técnicos contratados por el BID para regenerar la playa, traer arena y con todo el cuidado del medio ambiente. Hay hoteleros que nos han pedido permiso para hacerlo, pero a todos se les ha prohibido. Este proyecto se debe iniciar con responsabilidad.”
Respecto a este prospecto conviene iniciar, para los que no somos biólogos, con una consulta a la inteligencia artificial de ChatGPT. Esta cual arrojo el siguiente resultado: “El uso de las dunas de arena para regenerar playas es una práctica común en todo el mundo. Las dunas de arena actúan como una barrera natural que protege las playas y las zonas costeras de la erosión y las inundaciones. Además, las dunas de arena pueden ayudar a mejorar la calidad del agua y a preservar la biodiversidad en las zonas costeras.
En la Republica Dominicana, la regeneración de playas a través de la construcción de dunas de arena se ha llevado a cabo en varias zonas costeras, como en las playas de Bávaro y Punta Cana en la costa este del país. La construcción de dunas de arena se realiza a través de la colocación de grandes cantidades de arena en la playa y la formación de una estructura en forma de duna. Esta estructura se va moldeando y compactando a lo largo del tiempo, lo que ayuda a retener la área y a proteger la playa de la erosión.
Sin embargo, es importante destacar que la construcción de dunas de arena no es una solución a largo plazo para la erosión costera y que se requiere un monitoreo constante y mantenimiento para garantizar su efectividad. Además, se deben considerar cuidadosamente los impactos ambientales y sociales de cualquier proyecto de regeneración de playas y asegurarse de que se realice de manera sostenible y responsable.
Las dunas de Baní en la República Dominicana son un importante recurso natural y cultural de la región, y su uso para la regeneracción de playas debe ser evaluado cuidadosamente para minimizar cualquier impacto negativo en el ambiente y la comunidad local. La construcción de dunas de arena para la regeneración de playas es una técnica que se ha utilizado en varias partes del mundo, y podría ser aplicable en la República Dominicana. Sin embargo, el uso de las dunas de Bani específicamente dependería de varios factores, como la calidad y cantidad de la arena disponible, la distancia entre las dunas y las playas a regenerar, y la capacidad de la duna para mantenerse estable y resistir las fuerzas del clima y el oleaje.
Además, es importante tener en cuenta que la extracción de arena de las dunas de Baní podría tener un impacto negativo en el ambiente y en la biodiversidad local, y podría afectar la capacidad de la duna para proteger la costa y prevenir la erosión. Por lo tanto, cualquier proyecto de regeneración de playas que involucre las dunas de Baní debe ser evaluado cuidadosamente para garantizar que se realice de manera sostenible y responsable, y se minimice cualquier impacto negativo en el ambiente y en la comunidad local.
De lo anterior se deduce que, en principio, las Dunas de Baní pueden usarse para la regeneración de nuestras playas erosionadas. Pero el dictamen de la inteligencia artificial aclara que su posible uso “debe ser evaluado cuidadosamente para garantizar que se realice de manera sostenible y responsable, y se minimice cualquier impacto negativo en el ambiente y en la comunidad local.” A un neófito le parecería que el uso de estas arenas es preferible a la importación de arena de Marruecos o de cualquier otro sitio. No es que el deposito de arena es gigantesco y no parece que su uso en el proyecto anunciado por le ministro vaya a crear un caos ambiental, sino que además el ambiente en el que se encuentran no comporta una importancia vital para el entorno.
Naturalmente, los técnicos del BID y de nuestro Ministerio Ambiente deberán hacer una evaluación rigurosa. A la fecha lo que se conoce por los reportes de prensa las arañas de las dunas están siendo usadas por desaprensivos para fines de construcción. Los reportes de esa depredación son frecuentes y las medidas de salvaguarda parecen no ser efectivas. Es verdaderamente insólito que esa área protegida no pueda ser vigilada constantemente por la dotación de la Armada que se encuentra en la Base Naval de Las Calderas. Los miembros de ese cuerpo parecen tener mas tiempo para usufructuar su rutilante Club Náutico que para servir a la Patria cuidando las dunas.
Al final el sector construcción podría demandar que el valioso insumo de la arenas de las dunas también pueda usarlo su sector, tal y como sucede en Marruecos. Este último es tan o mas importante para la dinamización de la economía por el turismo. De manera que la evaluación a llevarse a cabo comporta una importancia capital y no debe esperar a la finalización de la evaluación del proyecto de regeneración de playas. La Academia de Ciencias y la Comisión Ambiental de la UASD deben hacer el descenso correspondiente y emitir su opinión al respecto.
Las playas no son el único recurso con que contamos para mantener al turismo saludable. También contamos con un caudal de arena que puede servir de mucho para garantizar la sostenibilidad de nuestra industria turística. Pero el dictamen de los técnicos nos dirá si esa conclusión es correcta.