-Porque: Muchos se preocupan por ir al gym, pero nada hacen por su cerebro.
-La humildad debería de ser la mayor fortaleza de quien posee poder.
Fruslerías, farandulearías, diatribas, engaños, difamaciones, hediondez bucal y demás cosas por el estilo, es lo que escuchamos y vemos en los medios, por parte de narcos y lavadores de dinero proveniente de suciedades, inclusive, asesinos convictos y confesos, que cual plaga maldita, han inundado los medios de comunicación. Y nada pasa, claro, hasta ahora.
En tanto, los políticos, que muchas veces juegan a las traiciones, hasta dentro de ellos mismos, a sabiendas de que, si juegas con un toro tarde o temprano puedes recibir una cornada, se codean con estas crápulas sin vergüenza alguna, ya que solo les interesa el dinero que estos “proveedores” les inyectan a sus ambiciones políticas, sin tomar en consideración el alto crédito, tanto moral o físico que estos y el pueblo les cobrarán y que tendrán que pagar.
Llama enormemente la atención cómo personas con posiciones cumbres en el Estado, pero que aspiran a lo más alto, muy a pesar de tener tantos asesores en todas las ramas del saber, cometen el craso error de pavonearse con esperpentos sociales, cuyos arrastres perversos no caben en rosario alguno y cuyas fortunas hieden más que el basurero de Duquesa. Es esa una de las razones por las que el quehacer político ha llegado a tan bajo puesto y cuya credibilidad se encuentra en el fondo del pantanal amoral.
Estamos asistiendo a escuchar pensamientos utópicos con el fin de lograr algo imposible. Son estos los que colman a muchos de estos engendros dentro de la sociedad, que los conducen a crear fantasiosos caminos para lograr lo que conciben en esos pensamientos. Por demás, así están naciendo cada día nuevos paradigmas diabólicamente elaborados, todo con el fin de hacer aparecer lo burdo y barrial cual si fuesen moneditas de oro que, aunque algunos en apariencia lo han logrado, el engendro de su maldad siempre los traiciona.
Y es que, estamos tan mal y son tantas y tan diversas las manipulaciones que vemos en este diario vivir, en este presente tan confuso, moral y éticamente, que todo lo confundimos y, aquellas preclaras definiciones, hoy, se ven turbias, a saber: democracia con “democratismo”; libertad con libertinaje; solidaridad con clientelismo; derechos sí, pero, sin deberes y, lo peor de todo, confundir la desinformación con la mala información, ya que, en esta última no existe la esencia que sostiene a la primera, es decir, el engaño, ni donde las falencias y sesgos malditos que evidencian por doquier su maldad, los cuales constituyen el mejor alimento para la primera.
En tanto esto sucede, con conocimiento pleno de que la gran mayoría de quienes ejercen la profesión de políticos, otrora considerada como una de las más nobles que haya existido, se comportan como los perros que si te ven débil, simplemente te muerden y, muy dolorosamente, sin importar el claro crecimiento económico en que estamos, continuamos desgraciadamente con nuestro mayor problema, al igual que la gran mayoría de nuestra América, es decir, la falta de seguridad en todo, sin que se imponga la imprescindibilidad de dejar las formas e irnos al fondo, ya que, la inseguridad es la norma y aun así, se continúa con la desinformación y las teorías.
Y es que, no quieren comprender que, tanto la publicidad como la desinformación, ninguna de las dos ha funcionado. Aún y esto duela, es así. ¡Sí señor!