(A Bartolo García Molina, Ph. D., Maestro, filósofo del lenguaje)
El presente trabajo versa sobre el estudio de la lingüística desde una perspectiva científica. Como es muy bien sabido, en el siglo XIX con la obra Una gramática comparada del sánscrito, zend, griego, latín, lituano, gótico, alemán y las lenguas eslavas (1853) inicia la lingüística histórico-comparativa de Franz Bopp y Rasmus Christian. A la lingüística histórico-comparativa, le sigue el estructuralismo lingüístico de Ferdinand de Saussure.
Luego se pasa a la gramática generativa-transformacional de Noam Chomsky; más tarde, al análisis del texto o discurso de Teun van Dijk; para terminar con la lingüística cognitiva de George Lakoff, Ronald Langacker y Mark Jonhson.
Estos constituyen los cinco grandes paradigmas que caracterizan a la lingüística como ciencia. Nos proponemos en este artículo ofrecer una descripción de cada uno de ellos, hacer un examen de sus principales características, y, finalmente, indicar sus aportes a las ciencias del lenguaje a través de referencias a sus obras fundacionales y, las menos de las veces, a otras obras asignadas para la escritura de este trabajo.
El comparativismo es, sin duda, el precursor de los estudios lingüísticos formales cuyo método se basa en la comparación de lenguas entre sí, máxime de las romances y germánicas. (Bally y Sechehaye, 1916: 32) A través del tiempo, la lingüística se ha encargado de estudiar el verdadero origen del lenguaje, su evolución y transformación. Es su razón de ser. Es su objeto de estudio, si bien Saussure prefiere llamarlo puntos de vista dado el carácter complejo y no definitivo de la lengua. Es decir, para el reputado lingüista “el objeto en lingüística no existe”. (Saussure, 1996: 29) Nada mejor que la lingüística histórica-comparativa para reconstruir los estudios lingüísticos. Sin embargo, es con el estructuralismo lingüístico de Saussure que empieza el estudio sistemático de la lengua como ciencia propiamente tal.
De no haber sido por los intereses de Charles Bally y Albert Sechehaye, editores del Curso de lingüística general (1945: 1916), las investigaciones lingüísticas de Saussure habrían demorado en conocerse. En el caso de la difusión de la teoría lingüística saussureana en los Estados Unidos, por ejemplo, tuvo que esperar inexplicablemente cuarenta y tres años, esto es, en 1959, para su traducción. Y ni decir en un país como la República Dominicana, donde el lingüista ginebrino empezó a conocerse en el decenio de los años setenta, a excepción de Pedro Henríquez Ureña, que, según Diógenes Céspedes, el humanista sí había leído a Saussure (Céspedes, 2005: 26). Bally y Sechehaye dan a conocer de tercera mano la tesis principal de los estudios lingüísticos del maestro ginebrino, tales como el signo lingüístico, así como los binomios lengua y habla, significado y significante, sincronía y diacronía, el de la lengua como sistema, la teoría del valor de esta y lo radicalmente arbitrario del signo lingüístico, entre otros conceptos.
Chomsky en 1956 publica su obra esencial Estructuras sintácticas, seguida por Aspectos de la sintaxis (1965) en los que publica su nuevo paradigma lingüístico, el de la gramática generativa-transformacional. Para el lingüista norteamericano el aprendizaje de la lengua es innato, independientemente del de la gramática y otros elementos extrínsecos; en otras palabras, subestima el rol de los componentes histórico, semántico, social y cultural en la adquisición de la lengua, por lo que solo se centra en el estudio de esta en su inmanencia.
En lo que respecta al nuevo método de análisis del texto o del discurso, el lingüista neerlandés Teun van Dijk, en su libro La ciencia del texto (1978), saca a la luz otra de las grandes revoluciones lingüísticas. Es él, a no dudar, quien encabeza el grupo de lingüistas dedicados a los estudios del discurso. Como aporte a la lingüística, en sus investigaciones sale a relucir el carácter interdisciplinario de la ciencia del texto. O sea, el análisis de una gran variedad de textos vistos en su contexto es una idea fundamental para idéntico paradigma lingüístico.
Con las obras Mujeres, fuego y cosas peligrosas (1987), de George Lakoff y Fundamentos de gramática cognitiva (1987), de Ronald Langacker, entra al campo de las ciencias del lenguaje el concepto de lingüística cognitiva la cual se propone conocer la realidad fundamentada en los estudios de la semántica y la gramática, y dentro de ella, esencialmente, la metáfora, para conceptualizar nuestra realidad y experiencia.
Como hemos podido observar, Una gramática comparada del sánscrito, zend, griego, latín, lituano, gótico, alemán y las lenguas eslavas, Curso de lingüística general, Estructuras sintácticas y Aspectos de la sintaxis, La ciencia del texto y Mujeres, fuego y cosas peligrosas, así como Fundamentos de gramática cognitiva, son las obras fundacionales de los paradigmas lingüísticos histórico-comparativo, del estructuralismo saussureano, de la gramática generativa-transformacional, de la teoría textual o discursiva y de la lingüística cognitiva, respectivamente.
El comparativismo, además de haber anunciado los estudios de la lengua que vendrán, les aporta una visión amplia y sistemática. Es cuanto se echa de ver cuando se compara la variedad de lenguas entre sí (Bally y Sechehaye, op. cit. 1916: 30), por ejemplo, entre las lenguas griega y latina. Otra de las contribuciones de este paradigma a la lingüística es la reconstrucción histórica de las lenguas indoeuropeas; lo mismo, el estudio de la naturaleza científica autónoma (Ibid.) de los vínculos que se dan entre lenguas afines. Empero, concuerdo con los editores del Curso cuando afirman que una de las grandes fallas en que Bopp y Rask incurrieron como lingüistas comparatistas fue en haber quedado cortos en lo que respecta a sacar conclusiones. (31) A decir verdad, semejante falla es también extensiva al campo de la literatura comparada. En ambos ámbitos, por centrarse en la dinámica misma de las comparaciones, se pierde de vista profundizar en el estudio de las lenguas que comparan.
Los aportes del estructuralismo lingüístico de Saussure a los estudios de la lengua, son invaluables, al punto de que conceptos suyos como la lengua como sistema, como teoría del valor y lo radicalmente arbitrario del signo no solo siguen vigentes, sino que no han podido ser aún superados, pese a los intentos de ciertos lingüistas en querer invisibilizarlos, de acuerdo al teórico y poeta francés Henri Meschonnic. (Meschonnic, Henri, 1978: 317-395) Una visión similar tiene el también lingüista francés François Rastier (Rastier, François. Saussure: de ahora en adelante. México: Paidós, M. R., 2015, 145), para quien Chomsky ignoró por completo a Saussure al no mencionarle en un congreso conmemorativo de la muerte del maestro ginebrino en el que participó justamente en la misma universidad donde este impartió sus cátedras de lingüística.
Con el descubrimiento de textos inéditos de Saussure en 1996, conocemos ángulos nuevos del pensamiento lingüístico del reputado maestro. Nos damos cuenta así de que uno de los fuertes de sus estudios de los hechos del lenguaje es haberlos problematizado. No se anduvo con fáciles concesiones ni fue definitivo ni sentencioso en sus estudios de la lengua, como es el caso de otros lingüistas, visto el carácter impredecible, complejo y dual del lenguaje. El gran aporte de su obra Escritos sobre lingüística general (1996) es el “De la doble esencia del lenguaje”, el cual sostiene que dada la complejidad y duplicidad del lenguaje “nos impide asirlo” (Saussure, 1996: 194); por lo que entendemos que no pocas de las tesis lingüísticas que le han sucedido –incluida la de Chomsky—necesitan replantearse en sus principios y postulados.
Chomsky, con la publicación de Estructuras sintácticas primero y de Aspectos de la sintaxis, después, comienza una nueva revolución lingüística en el campo de las ciencias del lenguaje. El investigador define la lengua como sistema regido por reglas; igual como competencia y actuación lingüísticas; lo mismo acuña los conceptos básicos de “estructura profunda” y “estructura superficial” del lenguaje que también definen su gramática. El lingüista se concentra en analizar la lengua solo en sí misma. Su gran aporte a la lingüística es la construcción de un paradigma que busca explicar la naturaleza del lenguaje de una forma lógica, objetiva, científica y novedosa. Pone a prueba constantemente su teoría lingüística, que nos recuerda al método falsacionista de Popper, en la que discute sus postulados, principios, métodos y enfoques con un fuerte influjo cartesiano. Sin embargo, el estar inscrito en la tradición lógico–gramatical y metafísica occidental le impide ver el componente semántico, histórico y sociocultural del lenguaje.
Con el advenimiento de un nuevo paradigma, el textual o discursivo de van Dijk, atestiguamos el surgimiento de los estudios del texto con la creación de conceptos nuevos como superestructura, macroestructura, microestructura, texto y contexto, el carácter interdisciplinario de los estudios del discurso, así como la sicología de la elaboración del texto, entre otros. Tales son algunas de sus contribuciones de mayor relieve a la lingüística. El lingüista neerlandés rompe con la tradición gramatical de índole abstracta para la cual el texto le es ajeno. Se propone el estudio de la lengua en su contexto de uso. Pareja teoría estudia el sujeto hablante en su contexto histórico, cultural y social en el que se desenvuelve.
En ese mismo orden, concordamos con la lingüista colombiana Neyla Pardo Abril, ceñida a la teoría del análisis del discurso –sobre todo, influida por Habermas y la escuela francesa– cuando afirma que esta “surge de modo independiente o integrado cuando se explora el conjunto de expresiones verbales, los procesos de conocimiento y la manera como las culturas o los grupos la apropian, crean o reproducen discursos” (Pardo Abril, 2013: 32-33).
Empero, con un discurso circular, y con abusos de las técnicas de la retrospectiva y la prefiguración, y de marcadores del discurso, en la explicación de su paradigma, van Dijk pasa por alto, sea conscientemente o por ignorancia, citar los aportes de Robert Gagné y sus conceptos de fase de retención de conocimientos, de control en el procesamiento de la información, de memoria de corto plazo y memoria de largo plazo en la sicología de elaboración de textos. Si bien estos últimos dos conceptos no son de su autoría, sino de Richard Atkinson y Richard Shiffrin –a quienes van Dijk tampoco menciona–, pudieron haber arrojado más luz a las investigaciones discursivas del lingüista neerlandés.
El último de los paradigmas de la constitución de la lingüística en ciencia es el cognitivismo de Lakoff, Langacker y Johnson. En Mujeres, fuego y cosas peligrosas, de acuerdo al filósofo del lenguaje Bartolo García Molina “Lakoff presenta un decálogo de antinomias al cuestionar los paradigmas lingüísticos actuales” (Molina García, Bartolo. “De la gramática del texto a los estudios del discurso”. Corrientes de la lingüística actual. Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, Santo Domingo. 1 de abril de 2017. Cátedra). La lingüística cognitiva, continúa el lingüista y catedrático, ha de tener un lugar en todas las ciencias, las cuales adolecen del componente pragmático de la metáfora. (Ibid.) Ahora bien, donde Lakoff se concentra a ponderar, valorar y profundizar es en el análisis de la naturaleza de la metáfora en toda su capacidad conceptualizadora de la vida sociopolítica y cultural de los sujetos en su obra Metáforas de la vida cotidiana (1980). Y en palabras de Iraide Ibarrete-Antuñano, la lingüística cognitiva ha entrado al terreno científico “para organizar la estructura conceptual del pensamiento”. (Ibarrete-Antuñano, Iraide. Ed. Lingüística cognitiva. México: Siglo XXI Editores, 194.)
La obra de Lakoff y Johnson inicia la nueva revolución lingüística bajo estudio. Es el punto de partida para el desarrollo de las nuevas investigaciones sobre el lenguaje. Lo propio ocurre con Fundamentos de gramática cognitiva, en la cual Langacker nos brinda una visión de la lingüística con fuertes bases en la semántica con miras a conceptualizar la experiencia y la realidad en el hablante. Sin duda, el más importante de los aportes del cognitivismo a la lingüística es revalorizar la metáfora en su condición para organizar la experiencia humana en términos conceptuales, desde un nuevo enfoque, máxime, si se parte de la premisa que desde Aristóteles se le veía solo como un mero artefacto retórico.
En teoría, a partir del siglo XIX hasta la actualidad la lingüística ha conocido grandes revoluciones en sus investigaciones. Tal como vimos, desde los estudios de las relaciones entre lenguas del comparatismo histórico, pasando por el asentamiento de sus bases científicas con el estructuralismo saussureano, el altamente creativo y activo concepto de la gramática generativa-transformacional chomskiana, la novedosa teoría del análisis del texto de van Dijk hasta la muy enriquecedora e iluminadora lingüística cognitiva de Lakoff, Langacker y Johnson, a la lingüística le aguarda un futuro brillante por delante en sus campos de investigación de la metáfora cognitiva y su función en las experiencias humanas de los individuos. No obstante, estudiados parejos paradigmas, todos, unos más unos menos, son de alguna forma tributarios de los conceptos del estructuralismo lingüístico de Saussure. En algunos –tal como figuran en sus obras germinales– el lingüista ginebrino aparece nombrado, y en otros, cuando no ignorado, en casos extremos, invisibilizado, en sus aportes a la historia de la lingüística a quien no han podido superar del todo, sin embargo, en las nociones de la lengua como sistema, como teoría del valor, así como en el concepto de lo arbitrario del signo lingüístico.
BIBLIOGRAFÍA
Bally, Charles, y Alberto Sechahaye. Curso de lingüística general. Traducción de Amado Alonso. Buenos Aires: Editorial Losada, S. A., 1945.
Bopp, Franz. A Comparative Grammar of the Sanscrit, Zend, Grekk, Latin, Lithuanian, Gothic, German, and Sclavonic Languages. 1853. En línea. Cambridge University Press Lib. Internet. Octubre de 2010. Disponible.
Chomsky, Noam. Aspectos de la sintaxis. Madrid: Aguilar S. A. de Ediciones, 1975. —. Estructuras sintácticas. Buenos Aires: Siglo XXI, 1999.
García Molina, Bartolo. “De la gramática del texto a los estudios del discurso”.
Corrientes de la lingüística actual. Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, Santo Domingo. 1 de abril de 2017. Cátedra.
Ibarrete-Antuñano, Iraide. Ed. Lingüística cognitiva. México: Siglo XXI Editores, 2016.
Lakoff, George, y Mark Johnson. Metáforas de la vida cotidiana. Trad. Carmen González Marín. Madrid: Ediciones Cátedra, 2009 (1980).
Lakoff, George. Women, Fire, and Dangerous Things: What Categories Reveal About the Mind. Chicago: University of Chicago Press, 1987.
Langacker, Ronald. Foundations of Cognitive Grammar. Volume I. California: Stanford University Press, 1987.
Meschonnic, Henri. “Teoría del lenguaje, teoría política, una misma estrategia”. Folleto.
Traducción de C. G. Manuel. Santo Domingo, s.f. Poésie sans réponse. Paris: Gallimard, colec. Le Chemin, 1978.
Pardo Abril, Neyla. Cómo hacer análisis crítico del discurso. Colombia: OPR-Digital, 2013.
Rastier, François. Saussure: de ahora en adelante. Traducción de Enrique Ballón Aguirre. México: Paidós, M. R., 2015,
Saussure, Ferdinand. Escritos sobre lingüística general. Traducción de Clara Ubaldina Lorda Mur. Barcelona: Gedisa Editorial, 2002.
Van Dijk, Teun. La ciencia del texto. Traducción de Sibila Hunzinger. Barcelona: Paidós, 1997.