La premio Nobel de Literatura en 2015, Svetlana Alexiévich en unas declaraciones a un diario italiano dijo en abril que en Rusia más del 60 por ciento de la población apoya a Putin. Explica que después de la disolución de la Unión Soviética una parte importante de los rusos se sentían humillados. Luego tuvieron la sensación de que con Putin se estaban levantando de su postración. Dice ella que en el pueblo ruso hay un sentimiento de “imperialidad”.

En un trabajo publicado el pasado 21 de abril en Open Democracy una socióloga rusa, Svetlana Erpileva, trata de dar una respuesta no emotiva, sentimental, ni ideológica a la pregunta que titula este artículo, sino basada en más de 100 entrevistas realizadas por investigadores independientes rusos.

Las encuestas que se publican en Rusia suelen exponer que la mayoría del pueblo ruso apoya la denominada “Operación Militar Especial” (OME) en Ucrania. Pero científicos sociales las critican porque las mismas son realizadas por empresas de encuestas que son leales al gobierno.

No serían confiables –afirman-, porque las preguntas estarían redactadas de tal manera que los encuestados respondan apoyando las posiciones oficiales. También porque quienes podrían mostrar su desacuerdo, tienen temor de manifestar lo que opinan y  rechazan ser encuestados.

Sin embargo, el Laboratorio de Sociología Pública formado por investigadores independientes,  se propusieron investigar haciendo entrevistas en profundidad desde el 27 de febrero y a finales de abril continuaban con ese proyecto. Querían saber lo que opinan los entrevistados  sobre la guerra en Ucrania y sus por qué.

Buscaban hacerlo con personas que seguían la línea oficial pero también a quienes se oponían a la misma. Para ello las entrevistas se hacen en las principales ciudades  por el “método de la bola de nieve”,  personas que son conocidas por un entrevistado y dan su localización, También entrevistando a quienes asisten a reuniones de los grupos contra la guerra, con cajeros de tiendas, peluqueros, camareros de restaurantes o personas que viajan en tren.

Para el 20 de abril el Laboratorio tenía realizadas 134 entrevistas sociológicas anónimas con un promedio de 40-50 minutos de conversación grabados en cada entrevista. Treinta de esas entrevistas fueron a partidarios de la OME.  El estereotipo que hay sobre esas personas es simplista y reduccionista. Y es  el que transmiten en las emisoras de TV y otros medios de comunicación los informantes que desde Rusia brindan  sus opiniones en los medios occidentales.

La opinión opuesta se supone que la conoceríamos a través de Russia Today, Spunitk, etc., pero la sociedad democrática norteamericana y europea, ha decidido que “los hombres y mujeres libres” no debemos ver, ni escuchar, ni leer esas opiniones defensoras de las posiciones oficiales o oficialistas rusas. Inclusive en algunos países analistas que no se alinean con la línea de la OTAN, el Gobierno de EE.UU. y la UE, han sido apartados de programas de televisión y otros han recibido tales presiones que han renunciado a hablar en los medios. Entre ellos oficiales de alta graduación expertos en Inteligencia que han trabajado en la OTAN.

Algo semejante ha ocurrido en la TV rusa con algún coronel que ha criticado las informaciones sobre el desarrollo de la guerra en Ucrania. Como dijo décadas atrás Raymond Aron, eso muestra la “convergencia de sistemas” aparentemente opuestos pero muy semejantes, al menos en eso, acallar la voz disidente, manipular al público.

Las informaciones dadas a conocer sobre esas entrevistas detectan una  serie de “grupos de opinión” en Rusia, que escapan a las hiper simplificaciones, del tipo: los que apoyan a la guerra son “putinistas” que se dejan guiar por la propaganda oficial y sólo se orientan por las televisiones y medios del estado u oficialistas.

¿Cuál es el cliché? Que son personas que se creen a pie juntillas la propaganda oficial. Que Ucrania está dominada por nazis. Que con la ayuda de la OTAN los ucranianos querían atacar el Donbas y Crimea. Que son incondicionales de Putin. Que desconocen los efectos de las sanciones económicas. Pues bien,  la conclusión del Laboratorio de Sociología es que los motivos del apoyo a la OME son complejos y diversos.

Los que se circunscriben a informarse únicamente con fuentes oficiales   justifican la guerra en Ucrania en proteger  a los habitantes del Donbas de los crímenes que cometen nacionalistas ucranianos. También están preocupados por las bajas civiles ucranianas. Y se muestran dispuestos a soportar las sanciones y son conscientes de que las mismas afectarán a la economía. Apoyan a Putin acríticamente.

Hay otro grupo que son los partidarios del llamado “mundo ruso” que tanto política como ideológicamente apoyan la política exterior rusa de mantener su área de influencia y no dejar que la OTAN y Occidente gane terreno a costa de Rusia. Suelen ser nacionalistas e incluso partidarios de un proyecto imperial ruso. Creen en la necesidad de una Rusia fuerte, que sea capaz de derrotar si fuera el caso al enemigo occidental. Ven la guerra como un medio para establecer una paz en el futuro y acabar con el nacionalismo agresivo ucraniano contra los ucranianos del Este (con una alta población de habla rusa) y, hacerlos volver al mundo ruso al cual pertenecen tanto por la lengua como por la etnia.

Los de este grupo consideran que la muerte de civiles ucranianos se debe a que el ejército utiliza a la población civil como escudo de protección y cuando mueren civiles lo utilizan diciendo que los rusos son los culpables. La guerra concluiría en cuanto los ucranianos lo decidan. Sobre las sanciones los de este grupo no las temen y creen que servirá para que Rusia se deshaga de la dependencia económica de Occidente. Apoyan la política exterior pero pueden estar en desacuerdo con su política interna. En esto no coinciden entre ellos.

Se puede detectar otro grupo que se caracteriza  porque prefieren que no haya guerra pero tratan de justificar el conflicto como una necesidad nacional de responder al avance de la OTAN hacia el Este, Un moscovita de 27 años expresó que durante los últimos ocho años se ha debido llegar a un acuerdo para resolver este problema mediante la diplomacia, sin necesidad de recurrir a una acción militar. Pero ya que estamos en guerra en la guerra como en la guerra, ya que hay que garantizar la seguridad de la Federación Rusa.

Los sociólogos han agrupado a otros entrevistados, quizás pocos en relación con los grupos anteriores, que tienen conexiones personales o familiares con  Donbas. Para ellos la guerra lleva ya ocho años y ésta es una nueva guerra que puede poner fin a la “vieja guerra” iniciada en 2014. En esa guerra se expone que los ucranianos han matado a 14 mil rusos parlantes. A pesar de que puedan tener diferencias políticas consideran que deben ponerse de parte de sus amigos, de sus familiares en Donbás y apoyan la guerra.

Según los miembros del Laboratorio de sociología hay una categoría de entrevistados partidarios de la guerra, que aunque pocos en números, apoyan la invasión “a pesar de todo”. Son conscientes de los sufrimientos de la población de Ucrania, de los soldados rusos que mueren, incluso algunos creen que se debe permitir las manifestaciones anti guerra, aunque no creen que con ello se pueda cambiar nada al respecto. También sienten que su nivel de vida está bajando por las sanciones occidentales y no ven sentido en todo lo que está sucediendo.

Las conclusiones provisionales es que entre los partidarios de la guerra  hay quienes lo hacen con  largo tiempo de reflexiones sobre la historia y la geopolítica, éstos no parece que vayan a cambiar sus punto de vista. Otros están muy influidos por toda la propaganda pasada y presente del Estado. Pero lo cierto es que a medida que se prolonga el conflicto militar va resultando más difícil encontrar un apoyo incondicional a la guerra sino matizado. Hay que rechazar que los que están contra la guerra  reduzcan a los partidarios de la misma a ser unos ciegos seguidores de Putin. Hay como hemos visto mucha diversidad.

Y añadimos nosotros, hay que tratar a través del diálogo de encontrar un camino para negociar y llegar a acuerdos territoriales, políticos y económicos. Rusia necesita a Europa tanto como Europa necesita a Rusia. La paz, el progreso, el bienestar común se consigue resolviendo pacíficamente los diferendos, no a través de la guerra. Aunque la paz con los tambores de guerra sonando en ambos bandos parece estar en sordina.