La investigación va de la mano con la innovación. Todo proceso de investigación procura: solucionar un problema, aprovechar una oportunidad o satisfacer una necesidad. Al momento de iniciar la indagación o formulación de una propuesta, debemos establecer claramente los objetivos que nos mueven a investigar.

La profundización en la búsqueda de nuevos conocimientos, sean estos de corte teóricos, prácticos o mixtos, con el fin de transformar o mejorar la sociedad, debe ser el fin a perseguir al momento de ejecutar cualquier proyecto de investigación científica o académica. Generalmente las universidades de países con desarrollo bajo o lento, no potencializan los procesos de indagación académica que realizan. Por lo regular, en la mayoría de las Instituciones de Educación Superior (IES) se procura cumplir con el prerrequisito para la obtención de un grado académico, una vez logrado este objetivo, las investigaciones son engavetadas anulando así, cualquier posibilidad de potenciar los recursos y el tiempo utilizados en el desarrollo de las mismas.

Cuando hagamos conciencia de la falta de eficiencia y eficacia en la gestión académica, relacionada con la investigación, las universidades se verán compelidas a crear redes de investigación interuniversitarias en las áreas de interés para el país, la región o el propio sistema universitario, lo que pudiera producir avances descomunales en materia de investigación científica y producción de nuevos conocimientos.

Mucho se ha dicho sobre la posibilidad de que los académicos dediquen tiempo a investigar, obviando las condiciones laborales, las agotadoras jornadas docentes y en muchas ocasiones los trabajos de oficina. La elaboración de líneas de investigación, proyectos e investigaciones para ser publicadas en revistas indexadas, ameritan una dedicación de tiempo y esfuerzo, que de alguna forma debe ser remunerado.

Se suele considerar que los procesos de investigación, indagación y elaboración de proyectos, se encuentra exclusivamente destinado a la educación universitaria y esto es un craso error. La metodología de la investigación debe ser considerada como un eje transversal a todas las áreas del conocimiento a nivel de educación básica y media, de manera tal que se puedan robustecer las bases investigativas en los jóvenes que se enfrentarán en la vida universitaria y por qué no, laboral a la resolución de problemas de diversas índoles. La metodología de la investigación se convierte en una herramienta que le permite al individuo, establecer hipótesis, planificar procesos, analizar antecedentes, plantear problemas, establecer objetivos, identificar variables, generar indicadores, construir metodologías, seleccionar muestras, diseñar instrumentos, validar instrumentos para cualquier proceso de la vida o de su interacción con el medio. La debilidad histórica ha radicado en que la metodología de la investigación se ha encasillado a procesos académicos complicados y difíciles, cuando en realidad debe ser asimilada como uno de los métodos más sencillos y comunes de nuestro diario vivir.

Consiente o inconscientemente, todos los días desarrollamos e implementamos técnicas metodológicas. El gran reto de las instituciones formativas, es propiciar que los individuos desarrollen de manera empática su interacción con la aplicación del método científico y de esta forma poder observar, formular hipótesis, experimentar, emitir pareceres y conclusiones sobre cualquier proceso cotidiano.

Aplicar el método científico es fácil, no lo compliquemos, investigar es fácil, no lo compliquemos. Aprendamos a desarrollar buenos esquemas de investigación, esquemas de redacción, aprendamos a planificar los procesos y nos daremos cuenta de que siempre nos mintieron al decir que la metodología de la investigación era una materia complicada de aprender.