Coco Hernández, personaje de ficción, hizo un juramento: llegar al cielo como estrella del arte. Al verla, Antonio Melenciano, un muchacho nacido en la capital dominicana, hizo de su lema el destino de su vocación.
Irene Cara era la estrella rutilante del cine, cuando él habría tenido en su porvenir cercano una prueba vocacional. Ella fue y será para siempre Coco, la voz y el personaje. La actriz triple amenaza tuvo un doble éxito. Dos canciones interpretadas por ella estaban en la lista de las cinco nominadas por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas en 1981.
"Fame" y “Out here on my own”, son fuertes trazos dramáticos del musical “Fame” (1980) de Alan Parker. Junto a “All that jazz” (1979), de Bob Fosse, esos dos filmes dieron renovada textura realista y calidad dramática al género pasado de moda durante los setenta, década del cine de autor. “Fame” se llevó el Óscar a la canción del año.
Tengo más en mí, opera como una prueba aptitudinal para Melenciano en la gestión de su carrera, como canta Coco. Celebro al actor de cine y teatro, bailarín, coreógrafo, productor, guionista, director teatral dominicano y dadivoso amigo.
En un país donde la política de desarrollo de las bellas artes no llega a los liceos, enhorabuena, Antonio quiso ser como ella, quiso que mirásemos en su dirección.
Las escuelas privadas y la universidad estatal fueron los espacios de su formación inicial. Estudió con los maestros Marilyn y Soraya Gallardo, Carlos Veitía y Edmundo Poy, para la danza, en la Academia Diná, estudios elementales de piano y canto con la profesora Marianela Sánchez y el maestro Sánchez Cestero.
Su voz de barítono bajo (aquí en "La bella y la bestia"), le llevó hasta el Coro de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) y el Coro Nacional Dominicano.
En el cine, su página de Internet Movie Database habla por él, Antonio Melenciano IMDB. Ha actuado en largometrajes, cortos y teleseries de producción nacional y extranjera en distintos roles de acción ("Hotel Coppelia"), cómicos ("Vacanze ai Caraibi") y dramáticos ("A tiro limpio")
El artista estudió licenciatura en publicidad, con mención en creatividad y gerencia en la UASD, obtuvo un posgrado en Producción y Conducción de TV, Estudios de TV y Video en Universidad de Ciencias Sociales de Buenos Aires, Argentina. A pesar de su sólida trayectoría, realiza una maestría en Teatro y Artes Escénicas en la Universidad Internacional de la Rioja (UNIR).
Lucy Caamaño, coreógrafa y pasada bailarina clásica nacional, destaca la valía de las producciones de teatro de Melenciano, quien ha puesto en escena bajo su dirección obras musicales sobre contenidos culturales dominicanos, tales como “Johnny Ventura, el musical” , “Yolanda, la golosa” , y “I love RD, mi otra mitad".
Producciones Melenciano, empresa conjunta de él y su hermana Denis Melenciano, se interesa por la dramaturgia de contenido humanístico. Su empresa ha puesto también en escena “Luther King”, “Tingó” y “Anna Frank, el diario” , ganando el premio Soberano por esta última, entre múltiples nominaciones a ese galardón al actor, director y productor Antonio Melenciano.
En la opinión de Caamaño, los musicales del coreógrafo, además de incorporar contenido autóctono, desarrollan movimientos innovadores alejados de una mera imitación a las de famosas obras de Broadway.
Conozco a Antonio desde 2012, cuando aceptó ser parte de un experimento aficionado que hice bajo la supervisión de Geovani Cuevas, mi maestro en la escuela GC Films. Sin conocerme o cobrar honorarios, Melenciano se convirtió en el corto "Concha" en mi Ulises Heureaux (Lilís) corto de Poncho Morado Films.
Me concedía un favor cuando aceptó trabajar con una novata, su carrera ya era notable. Es uno de esos casos donde el actor veterano educa a la directora aspirante.
Siempre es grato ver una obra a su lado para aprender de sus puntos de vista. Antonio es un curso de performance andante, un eterno comprometido con su oficio y una magnífica compañía. Vivirlo como cantaba la inmortal Cara es el secreto de su empatía y bonhomía.
Creo que no fue hasta mi visita en 2017, al Teatro Insurgentes de la Ciudad de México, en que acaso cambié de canción. Su amplio mural de cuarenta y seis metros pintado por Diego Rivera en 1957, me anunciaba que estaba en un lugar de interés de la megalópolis. El teatro de amplio espectro ha sido la sede para la capital mexicana de grandes obras de teatro musical.
En la escalinata se encuentra una placa conmemorativa de una de las obras de más larga duración. “Fama”, adaptación teatral en español de la película de Parker, en la que el dominicano participó, como antes lo había hecho en Buenos Aires.
El nombre Antonio Melenciano, tallado en bronce en las paredes de ese edificio, obra cumbre del arquitecto Alejandro Prieto, me puso a oír la voz de Irene en mis adentros: “Don’t you know who I am? Remember my name…”
Con la partida reciente de la actriz redescubrí el modo en que su personaje antológico Coco Hernández me dejó una huella. Ella inspiró a tantos, incluso a ella. Tres años después, el director Adrian Lyne la invitó a componer y cantar una canción en su película. Irene Cara ganó el Óscar a la mejor canción de 1983 con "Flashdance… What a Feeling".
Por largo tiempo canté la otra canción de Coco, la solo nominada al Óscar, una de las más hermosas canciones de amor que he oído. Out here on my own, habla de soledad dentro de una habitación. Un gran himno al amor acallado. Para Coco era un chico, Bruno. Para mí, el arte. Antonio me inspira a salir de ese aposento de los miedos, del feeling blue y unirme al grito liberador de Coco en la canción ganadora, la que atrevida dice: tengo más en mí.
Antonio Melenciano es el nombre que recordé, cuando sin conocerlo personalmente, le invité a mi proyecto, luego de disfrutarlo desde las butacas del circuito de teatro de Santo Domingo en sus distintas obras. Es además el nombre que recordé recientemente, para sacar la caja de herramientas invisibles de la expresión artística y ponerme a trabajarlas en los tiempos libres de la abogada, en nivel aficionado.
Con cada uno de sus nuevos trabajos, Melenciano me dice no has visto lo mejor de mí (you ain’t see the best of me yet) y me empuja a preguntarme quién acaso soy allá dentro, en el encierro expresivo.
José Vidal Sánchez es el fotógrafo: