El año de Dios de 2024 será de una prueba de resistencia del formato democrático de la gobernanza, ya que se celebrarán elecciones en setenta países de la comunidad de naciones. La prueba se dará por la aplicación de la norma de legitimidad de las élites gobernantes: el sufragio universal de los ciudadanos, que la modernidad conformó para sustituir a los «regímenes teocráticos». Más del cincuenta por ciento de la población del mundo, incluyendo a la República Dominicana, pasarán esta prueba en este año de Dios.
Según el calendario electoral publicado por la Junta Central Electoral, el 18 de Febrero próximo celebraremos las elecciones municipales. Faltan menos de 60 días luego de escribir y publicar estas “Divagaciones”. Me apresuro a tratarlo, tomando como ejemplo a otras elecciones municipales que se deberán celebrar en Brasil, para vernos en ese espejo “premonitorio”.
A pesar del desfase calendario entre los dos escenarios, el ejemplo “brasileiro” nos puede referenciar la importancia de las municipales para determinar los resultados de las nacionales. La explicación del escenario brasileiro es el siguiente:
«Las elecciones municipales de octubre en Brasil supondrán el mayor desafío político para el presidente Luiz Inácio Lula da Silva en 2024, un año que le plantea un nuevo choque con la extrema derecha del exmandatario Jair Bolsonaro.
Lula completa este 1º de enero el primer año de su nuevo mandato y todo su foco político ya está puesto en unas municipales que, a partir de marzo, cuando comenzarán a definirse las candidaturas, volverán a sumergir al país en un clima de campaña.
Pese a su carácter local, esos comicios en Brasil, en los que se renovarán los alcaldes de 5,568 municipios, son considerados un termómetro de la gestión del Gobierno federal casi a mitad del mandato de cuatro años y del ánimo del elector ya de cara a las presidenciales, que tendrán su próxima edición en 2026.
Esta vez tendrán un valor añadido, pues volverán a poner frente a frente, tras las convulsionadas presidenciales de 2022, al movimiento progresista encarnado por Lula y a la radical extrema derecha que lidera Bolsonaro.
(Tomado de Swissinfo del siguiente enlace: https://www.swissinfo.ch/spa/brasil-gobierno_lula-inicia-2024-con-un-nuevo-choque-electoral-contra-bolsonaro-en-el-horizonte/49095762 )
En Brasil, todo se reduce a un enfrentamiento entre Lula y Bolsonaro –quien es inelegible por decisión judicial por el asalto al Palacio Presidencial, imitando al asalto de Congreso norteamericano, imitando a Trump como “animador” de los ultras en su país.
Trayéndolo al escenario dominicano, nuestra línea de tiempo se reduce al tramo de “febrero” a “mayo” y para que el efecto no se concrete en una polarización entre los “presidenciables” pero sí para proyectarlos, quiero decir, la subordinación de los ejecutivos locales –los alcaldes– al poder central, podría conllevar que la clave para potenciar las posibilidades de los presidenciables dependería de la relevancia del liderazgo local que podrían significar los “alcaldeables”.
Por ello, debemos importantizar un giro en la valoración del liderazgo local en la conciencia ciudadana, porque se toma en cuenta el “espíritu de iniciativa y capacidad de gerencia” que sólo se aprecia en los alcaldes para catapultarles a ser “presidenciables”.
Un buen alcalde es la posición ideal para evaluar las dotes gerenciales de cualquier político: sus realizaciones son concretas, sus objetivos son específicos y sus munícipes son sus vecinos.
Escribo estas líneas para importantizar nuestras elecciones municipales, que ya se encuentran al doblar de la esquina. Es comprimir el caso brasileño de dos años a uno de dos meses. En verdad: ¡somos magos! El efecto de cambiar tendencias en las presidenciables en el 2024 es tan realista aquí como en Brasil…