1.- Porque he vivido más de ocho décadas, y compartido con personas de diferentes formas de actuar, sé algo del proceder de la mujer o el hombre que merece ser valorado.
2.- Desde muy joven conocí a Leo Madera Fernández, ambos residentes en la ciudad de Santiago de los Caballeros, llegando a establecer relaciones fraternas, que se acercaron al vínculo familiar.
3.- Leo, además de ser mi amigo entrañable, por allá, en los primeros meses del año 1962, conjuntamente con sus colegas ingenieros Simón Tomás Fernández y Juan Pichardo; Juan Persia, Gerardo Marmolejos y Amiro Cordero, formamos parte del Partido Socialista Popular (PSP).
4.- Leo, como le llamábamos sus amigos, fue un hombre franco, sincero, leal, en sí, lo que se puede definir como un amigo auténtico, sin dobleces, de una sola pieza.
5.- La opinión que me formé de Leo Madera fue la de una persona que generaba confianza por su actuar con limpieza y apegado a la fidelidad en él depositada.
6.- El valor, la estimación de la cual Leo se hizo merecedor, fue el resultado de su caballerosidad, de su actitud ante todos aquellos que tuvimos la dicha de tratarlo, conocerlo y aprender de su merecimiento como hombre de bien.
7.- Hace unos minutos supe del fallecimiento de Leo. Esta información ha sido un duro golpe a mi estado de ánimo. No siempre se pierde un ser tan noble, como igual de querido.
8.- Con la partida física de Leo, el país deja de contar con un ciudadano ejemplar, sensible, bueno por entero y sumamente culto.
9.- Por este medio expreso mis condolencias a José Joaquín Madera Fernández, hermano de Leo, a José Israel Cuello H, su hermano afectivo, así como a sus descendientes y demás seres queridos.