Otra vez, el Gobierno de Estados Unidos ha sumergido a la población en otra etapa de ansiedad, miedo e incertidumbre ante el temor de que miembros de la organización palestina Hamás, supuestamente infiltrados en territorio norteamericano, puedan realizar un sorpresivo atentado terrorista al estilo de lo que aconteció el pasado fin de semana en Israel.
Acogiendo los informes suministrados por la Agencia Central de Inteligencia (CIA), el Bureau Federal de Investigaciones (FBI), el Servicio Secreto y otras agencias federales de investigación, las autoridades han puesto a la nación en estado de alerta dos días después de producirse el ataque de Hamás contra el Estado de Israel el pasado 7 de octubre.
Era de esperarse que, ante el apoyo indirecto de los EE.UU., enviando parte de sus mejores portaaviones de guerra, buques cargados de misiles y aviones de combate cerca de las costas de Israel, pudiera provocar acciones de violencia inesperadas a nivel global contra intereses norteamericanos a lo interno del país y en el exterior.
El presidente Joe Biden calificó el sorpresivo ataque militar de Hamás contra Israel como un hecho terrorista sin precedentes y “espeluznante”, y ordenó el envío de equipos militares -navales y aéreos-, en solidaridad con uno de sus mejores gobiernos aliados en Medio Oriente.
Con esta acción, los EEUU mantienen el mismo patrón que en la guerra de Ucrania contra Rusia y en otros conflictos armados en el que está involucrado un gobierno aliado: enviar armas sofisticadas, municiones y equipos aéreos no tripulados y vigilancia satelital, sin la participación activa de marines norteamericanos, para no inmiscuirse directamente.
La presencia de barcos de guerra norteamericanos en las costas de Israel, más los pronunciamientos del presidente Biden a favor del estado judío, aumenta el temor de una represalia con actos terroristas a lo interno de los EEUU por parte de células del grupo Hamás, lo que contribuye a llevar intranquilidad entre la población estadounidense.
La ciudad de Nueva York, identificada como la “Capital del Mundo”, siempre ha sido vista por los enemigos de Estados Unidos como el lugar predilecto para atacar a la gran nación del norte.
Es por ello que las autoridades del estado, especialmente el alcalde de la ciudad, Eric Adams, ante la agresividad mostrada por miembros de Hamás en territorio israelí, considera que Nueva York está en riesgo, ya que la población judía más grande fuera de Israel se encuentra en este estado, especialmente en el condado de Brooklyn.
Para detectar cualquier sospecha a tiempo, el alcalde Adams aseguró que el Departamento de Policía de la Ciudad de Nueva York (NYPD) está monitoreando las redes sociales y otras comunicaciones, para frustrar posibles actos terroristas sorpresivos, como ocurrió en Israel.
Las advertencias del alcalde Adams se produjeron en una manifestación de apoyo pro Israel el pasado miércoles 11 frente a la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en Manhattan.
De acuerdo a datos registrados, el judaísmo es la segunda religión más grande practicada en esta ciudad. Para 2022 tenía 1.6 millones de seguidores, más que en Tel Aviv y Jerusalén juntos.
El pasado viernes se escenificaron protestas aisladas en algunos puntos de la ciudad en favor de Palestina, por un lado, y de Israel por el otro, actividades fuertemente vigiladas y controladas por la policía. Fue el caso de la que tuvo lugar en las proximidades de Times Square y calle 42, donde los bandos estaban separados por un fuerte dispositivo policial.
Por de pronto, el Sistema de Asesoramiento de Seguridad Nacional de EEUU se encuentra en nivel amarillo elevado, significando “un alto riesgo de ataque terrorista”, y esto tiene a la población neoyorkina en alerta, al igual que en otras ciudades de la Unión.
Esta alerta tuvo mucho que ver con el llamado que hicieran los líderes de Hamás a todos sus miembros a escoger el pasado viernes 13, como el “día de la ira” contra judíos e israelíes en todo el mundo, en venganza por el ataque israelí de 2021 a uno de los lugares más sagrados del Islam, la Mezquita de Al-Aqsa, ubicada en la ciudad vieja de Jerusalén.
Al jefe de la organización palestina Hamás, Ismail Haniyeh, de 61 años, se le acusa de haber ordenado la infiltración terrestre en Israel el pasado 7 de octubre con el apoyo de brigadas terroristas de élite como Nukhba y Ezzeldin Al Qasam, en una incursión sorpresiva en la mataron a más de 1,200 personas entre civiles y militares.
A pesar de que el Estado de Israel ha respondido el ataque de Hamás con intensivos bombardeos en la Franja de Gaza en la que ya se reportan más de 2,200 personas muertas y más de 8,700 heridos, aun se desconoce si los líderes de Hamás y sus aliados han sido muertos o heridos.
De Israel no lograr su objetivo de aniquilar a los líderes de las organizaciones terroristas palestinas en Gaza, se podría considerar que su respuesta militar de venganza fue fracaso, lo que provocaría un reagrupamiento de estas agrupaciones y nuevos ataques sangrientos en el futuro.