*Artículo escrito por Raúl Pérez Peña (Bacho) el 5 de noviembre de 2002, bajo el título "Tranquila, Aniana"
Imposible resumir en un artículo una vida dedicada a las mejores causas, comenzando desde el exilio, el combate a la tiranía trujillista, y siguiendo episodio por episodio la lucha del pueblo dominicano por un régimen de dignidad y justicia social.
Hablar de Aniana Vargas implica remontarse más de cuatro décadas atrás y remitirse a Nueva York en el esfuerzo colectivo contra el tirano enfurecido.
Hablar de Aniana Vargas es evocar la resistencia contra los remamentes del trujillismo, encabezados por Joaquín Balaguer, mientras toma cuerpo públicamente y crecía el Movimiento 14 de Junio.
Aniana simboliza el verdinegro catorcista que sentó hasta los días que corren el precedente de que sí se puede ejercer la actividad política con dignidad.
Aniana sintetiza con su vida lo que fue la raza inmortal y la generación llamada Manolo, expresiones de lo que han sido las corrientes progresistas en toda la historia del pueblo dominicano.
Aniana Vargas es el recuerdo mismo del Movimiento14 de Junio escalando las escarpadas montañas de Quisqueya para articular y dejar encendida la antorcha de resistencia al golpe que malogró la constitucionalidad y la democracia, derrocando al gobierno de Juan Bosch.
Aniana Vargas es la manifestación de la mujer dominicana en la guerra patria de abril de 1965, izando la bandera y empuñando el fusil, contra el invasor extranjero.
Y desde abril, no quedó un capítulo de dignidad sin la inscripción de Aniana Vargas. Especialmente las luchas del pueblo de Bonao contra lo que ha entrañado la Falcombridge, y los objetivos de otras transnacionales de la minería.
En las montañas y los llanos de Bonao el nombre de Aniana es como el agua misma simbolizando la vida.
Por todo lo que significa Aniana en estas últimas décadas del pueblo dominicano, para los que hemos abrazado las causas a las que ella ha dedicado su vida queda abierto el compromiso de decirle que no hay interrupción.
Aniana sabe que los principios que mantuvo en alto de por vida siguen vigentes. Aniana sabe que pese a las batallas perdidas, en este pueblo hay mucha gente con dignidad y decoro.
Tranquila, Aniana, que estamos aferrados a tu rostro de humanismo, a tu trayectoria de lucha y a tu meta de que el pueblo dominicano se libere de las cadenas sociales, económicas y políticas que lo mantienen atado.