En diversos documentos de la época Morales hizo referencia a los distintos movimientos revolucionarios que se gestaban para derrocar a Trujillo y su disposición de retornar de inmediato al país, pero indicaba los escollos que confrontaban los integrantes del exilio antitrujillista para adquirir armamentos de calidad.

En dichos documentos expuso Morales su convicción, que devino luego en una constante a lo largo de su trayectoria en el exilio, de que la tiranía de Trujillo solo podía derribarse con el respaldo de los Estados Unidos. Sin embargo, a partir del momento que su amigo Sumner Welles le expresó su temor de una “revolución prematura” y le sugiriera no involucrarse en ninguna acción revolucionaria, salvo que estuviera seguro de su eventual éxito, Morales desistió de retornar a Santo Domingo para no arriesgar su vida ni transarse con el tirano. A partir de esta nueva tesitura empezó a emplear los recursos de la diplomacia para enfrentar la tiranía.

Así, cuando Trujillo solicitó un préstamo a los Estados Unidos de tres millones de dólares para la reconstrucción del país, que se encontraba devastado a consecuencia del ciclón de San Zenón, ocurrido en septiembre de 1930, Morales empezó a cabildear ante el Departamento de Estado para bloquear la concesión del mismo pues sabía del manejo fraudulento que el dictador había hecho de las contribuciones procedentes del exterior.

Empero, los esfuerzos de Morales y Sumner Welles se frustraron cuando el presidente de los Estados Unidos, Herbert Hoover, sin consultar con el Departamento de Estado, e ignorando los pormenores de la situación, anunció públicamente su complacencia de poder ayudar al Gobierno dominicano.

Participación en la expedición de El Mariel

Morales permaneció hasta diciembre de 1931 en Puerto Rico, donde no cesaba la afluencia de dominicanos expatriados, y posteriormente fijó su residencia en la ciudad de Nueva York, donde tenía mayor acceso a los medios de comunicación y facilidades para contactar a sus amigos.

Ángel Morales.

Allí, desestimó la sugerencia de su amigo Sumner Welles de no involucrarse en acciones revolucionarias, y junto a Velázquez decidió colaborar con Rafael Estrella Ureña en la malograda expedición de El Mariel de Cuba, para la cual recabó recursos que entregó al coronel Fulgencio Batista, quien falazmente se presentaba como enemigo de Trujillo, y se había comprometido a dispensar ayuda a los expedicionarios, pero virtualmente estafó al grupo que participaba en la organización de la misma.

En una carta a Sumner Welles, Morales le informa que su apoyo a Estrella Ureña en la acción de El Mariel, para lo cual supuestamente disponía entre 400 y 500 hombres, se debía a su disposición de respaldar a cualquiera que contribuyera a la caída del “régimen monstruoso” prevaleciente en la República. Aunque mostraba su aprensión pues entendía que la sustitución de Trujillo por Estrella Ureña, “significaría tal vez, la continuación del ostracismo para nosotros”. (1)

El 29 de septiembre de 1933 el Congreso Nacional promulgó la ley 372 decreto que declaraba a un grupo de exilados, entre los que se encontraba Morales por supuesto, como “traidores a la patria”, y por ende, privados de ejercer sus derechos ciudadanos y fuera de la ley, por haber emitido en ciertos periódicos de las ciudades de Nueva York, Puerto Rico y La Habana declaraciones públicas contra la reputación del Gobierno dominicano y contra el crédito de la República, “acusaciones vejaminosas, injustas y mendaces que afectan el honor de la Nación”. Con esta acción, Trujillo pretendía golpear principalmente a Estrella Ureña que organizaba la expedición militar del Mariel en Cuba. (2)

Preeminencia de Morales en el exilio

Después del fallecimiento de Federico Velázquez, Morales se convirtió en principal líder del exilio antitrujillista y eso no pasó desapercibido para el déspota que el 28 de abril de 1935 dispuso su eliminación física. Cuando el asesino, Luis Fuentes Rubirosa (Chichí), primo de Porfirio Rubirosa, se presentó en su apartamento a quien disparó fue a Sergio Bencosme pues Morales, con quien compartía el apartamento, se hallaba ausente.

Las autoridades policiales y judiciales de Nueva York identificaron al asesino y un gran jurado de Nueva York acusó a Chichí Rubirosa de asesinato en primer grado y solicitó a Trujillo su extradición por medio del Departamento de Estado, pero este viajó a Santo Domingo donde empezó a trabajar en una de las haciendas de Trujillo, quien al enterarse de la decisión judicial dispuso su liquidación.

Por la estrecha amistad que mantenía con Sumner se ha considerada como arriesgada la decisión de asesinar a Morales, tomada a partir de las informaciones obtenidas de los apresados Amadeo Barletta y Oscar Michelena. (3)

La acometida de Trujillo

Al frustrarse este plan de Trujillo, los intelectuales al servicio de la dictadura, arremetieron con ímpetu contra Morales. Ramón Emilio Jiménez, por ejemplo, escribió un artículo que remitió a la Legación estadounidense en el país en el cual presentaba una versión distorsionada del golpe de estado del 23 de febrero y de forma aviesa resaltaba que el entonces presidente Vásquez no designó a Morales como secretario de Interior y Policía por su condición de “loco”, que heredaba de sus dos abuelos, argumento este empleado reiteradas veces contra los opositores del régimen. (4)

En 1937, la dictadura estructuró un grueso expediente contra Morales en el que le acusaba de abuso de confianza y desfalco de fondos públicos por haber comprado a sobreprecio un edificio para alojar a la Legación dominicana en Washington, y luego, un Tribunal de Primera Instancia en el país lo condenó a cinco años de reclusión y al pago de una multa de $41.567.75. (5)

Morales, que era un hombre honesto, aclaró que la suma que se puso a su disposición era de $44,500.00, mediante una orden directa de pago contra la Guaranty Trust Company de Nueva York y después de haber pagado el precio de compra de los solares, ascendente a $41,567.75, quedó en su poder la suma de $2,932.25 que entregó al señor Rafael Rodríguez, quien presentó en la Legación dominicana en Washington una orden del secretario de Hacienda.

Explicó, además, que al momento de consumarse la operación de venta no recibió ninguna objeción de parte del auditor ni del secretario de Hacienda. (6)

Esta falaz imputación sirvió de coartada a la dictadura para proceder a solicitar la extradición de Morales, previo a lo cual consultaron al abogado Hernán Cruz Ayala quien le recomendó proceder con cautela para evitar el fracaso por la propia resistencia del perseguido y los eventuales obstáculos de algunos funcionarios de los Estados Unidos.

El 3 de enero de 1944, el secretario de Relaciones Exteriores solicitó a Cordel Hull, secretario del Departamento de Estado, la extradición de Morales para lo cual apelaron al tratado de extradición domínico americano firmado en 1909. Este rechazó la extradición bajo el alegato de que los crímenes cometidos, conforme a los cuales se pronunció la sentencia condenatoria contra Morales, fueron cometidos en territorio de los Estados Unidos. (7)

Morales y el genocidio de haitianos de 1937

Cuando se produjo la matanza de haitianos de fines de 1937 Morales y un grupo de exilados desarrollaron una intensa campaña por los medios de comunicación internacionales para denunciar la naturaleza sanguinaria del régimen y exculpar al pueblo dominicano de la misma, como podemos apreciar en el siguiente telegrama a Sumner Welles:

“Dirigimos hoy el siguiente cablegrama al presidente de Haití por el buen nombre del pueblo dominicano pues consideramos nuestro deber ineludible declarar al pueblo haitiano por conducto de usted que estamos convencidos de que el pueblo dominicano no participó y repudia la matanza de haitianos perpetrada por el presidente Trujillo, quien hace siete años viene asesinando y encarcelando millares de dominicanos y asesinando y encarcelando también a cientos de extranjeros.

Opinamos es imperativo y urgente una investigación completa para el esclarecimiento de los hechos y la formulación de sanciones. Estamos trasmitiendo cable completo de esta declaración a los presidentes de las repúblicas americanas y Liga de naciones, y a los señores Welles, Leger, Lescot y Unión Panamericana y por correo a toda la prensa americana y europea”. (8)

Erróneamente, muchos miembros del exilio consideraron que el genocidio contra la población haitiana y domínica haitiana residente en el país determinaría de forma ineludible la caída del régimen y algunos medios hasta empezaron a proclamar a Morales como el posible sustituto de Trujillo. (9)

El propio periódico El Imparcial daba cuenta que un grupo de prominentes liberales de los Estados Unidos se proponían solicitarle al presidente Roosevelt romper las relaciones con Trujillo, lo cual determinaría la caída del régimen despótico.

Mientras otro connotado exilado, Oscar Michelena, expresó que a consecuencia de los sucesos de la frontera domínico haitiana “no tengo duda ya que culminarán muy pronto en el estruendoso derrumbamiento de la tiranía que se había entronizado en nuestra República y el advenimiento de una era de paz […]. Tampoco abrigo duda alguna de que, dentro de los planes de la Divina Providencia, figuras tú para guiar los destinos del pueblo dominicano”. (10)

Candidato a la Presidencia

Convencidos de la inminente caída de Trujillo tras la masacre de haitianos de 1937, los exilados de Puerto Rico, encabezados por el Dr. Leovigildo Cuello, Federico Velázquez y otros, lanzaron un manifiesto en cuyo primer apartado se adherían a otro similar emitido por los expatriados residentes en Nueva York en respaldo a la candidatura de Morales para sustituir al tirano dominicano.

Dr. Leovigildo Cuello.

Proclamaban la inocencia del pueblo dominicano en la masacre de miles de haitianos en el mes de octubre, refutaban las declaraciones de Estrella Ureña en la prensa cubana atribuyéndole gestiones anti patrióticas a los dominicanos que respaldaban a Morales, y por último, proponían la formación de una Junta Revolucionaria afiliada a la Junta Central, con sede en Nueva York, la cual presidiría el Lic. Morales. (11)

Primer Comité Antitrujillista en el exilio, según Carolina Mainardi (doña Conina). Lo integraban, de izquierda a derecha, Dr. Guaroa Velázquez, Dr. Leovigildo Cuello, don Federico Velázquez, el poeta Antonio Mirabal y el periodista Sosa. (12).

El este momento el exilio dominicano padecía una crisis de unificación, probablemente a consecuencia de la dispersión geográfica de sus integrantes en diversos países como Puerto Rico, Estados Unidos (Nueva York principalmente), Venezuela, Cuba y México, y como expresión de la misma se formaron variopintas organizaciones antitrujillistas.

Algunas de las múltiples entidades que se formaron en el exterior fueron el Comité Obrero Democrático Dominicano del Exilio (CODDE), Directorio de la oposición (Estrella Ureña, Morales, Velázquez y otros), Tribuna Dominicana (México, Ramón Grullón), Centro Cultural Dominicano (PR), Frente Unido Dominicano de Puerto Rico, Vanguardia Dominicana Revolucionaria (Puerto Rico, Dr. Miguel A. Pardo, Horacio J. Ornes), Junta Patriótica Dominicana (Venezuela), Sindicato Libre de Trabajadores Dominicanos en el Exilio (Puerto Rico).

Asimismo, Bloque Unitario de Liberación Dominicano (Caracas), Movimiento de Liberación Dominicana (Caracas), Unión General Pro Establecimiento de la Democracia en la República Dominicana (Ángel Morales, La Habana), Democracia en Acción (Juan M. Díaz, Nueva York), Federación Democrática Dominicana (Nueva York), Comité Amigos de Santo Domingo (México), Agrupación Sergio Bencosme (A. Morales, Nueva York), Frente Unido Revolucionario Dominicano (Nueva York), Reivindicadora Dominicana del Exilio (Nueva York), Partido Obrero Revolucionario (Nueva York, José R. López Cestero).

Además, Acción Liberadora Dominicana (Nueva York, Juan Díaz), Hijos de Duarte (Nueva York, Antonio Borrell, la primera asociación política formada en el exilio), Frente Unido Antitrujillista, Unidad (Cuba, Comunistas dominicanos), Frente Unido Democrático (Cuba), Unión Revolucionaria Dominicana (Nueva York, Dr. J. I. Jimenes Grullón), Organización 27 de Febrero (Caracas), Movimiento Popular Dominicano, Partido Revolucionario Dominicano, Partido Socialista Popular, etc.

Federico Velázquez. Archivo Andrés Blanco Díaz.

Por eso desde que se integró al exilio, el Dr. Juan Isidro Jimenes Grullón se entregó a la tarea de unificar los diversos grupos que operaban en el exilio. En tal sentido, en abril de 1938 hizo extensiva al Lic. Morales, en su condición de presidente de la Agrupación Sergio Bencosme de Nueva York, una invitación para celebrar un Congreso de exilados políticos dominicanos en México para discutir una agenda de doce puntos, muchos de los cuales tenían un carácter progresista y trascendían el mero coyunturalismo político.

Pero Morales era un hombre penetrado de ideas conservadoras y rechazó el esfuerzo unitario acometido por Jimenes Grullón, aferrado a la certeza de que solo con la variación de la política internacional de los Estados Unidos se podía deponer la dictadura de Trujillo.

Referencias

(1) Carta de Ángel Morales a Sumner Welles, 14 de diciembre de 1934, en B. Vega (editor), Correspondencia de Ángel Morales a Sumner Welles, Santo Domingo, 2013, p. 325.

(2) Además de Morales el grupo lo integraban Federico Velázquez Hernández, Manuel Alexis Liz, Rafael Estrella Ureña, Federico Ellis Cambiaso y Valentín Tejada.

(3) B. Vega (editor), Correspondencia entre Ángel Morales y Sumner Welles, p. 337. (4) Listín Diario, 22 de junio de 1935.

(5) Ibidem, 21 de enero de 1937.

(6) Carta de Morales a Welles, 17 de septiembre de 1937, Archivo General de la Nación (AGN), Colección Bernardo Vega (CBV).

(7) Ibidem, carta del secretario de Relaciones Exteriores a Trujillo, 16 de octubre de 1946.

(8) Ibidem, telegrama dirigido a Sumner Welles, 9 de octubre de 1937.

(9) Véase, por ejemplo, el editorial de El Imparcial, del 17 de noviembre de 1937, titulado “Señalan los dominicanos al Dr. Morales como el sucesor de R. L. Trujillo”. Otro periódico, La Voz, s/f, también publicó un editorial similar: “Trujillo entre la espada y la pared. Se habla de su sustituto”. AGN, Colección Bernardo Vega.

(10) Carta de O. Michelena a Ángel Morales, 5 de diciembre de 1937, AGN, CBV.

(11) Manifiesto: Los dominicanos exilados en Puerto Rico respaldan la candidatura del Dr. Ángel Morales, 18 de diciembre de 1936. AGN, CBV. También a B. Vega (editor), Correspondencia de Ángel Morales a Sumner Welles, p. 432.

(12) Esta y las anteriores fotos se tomaron del libro Carolina Mainardi Vda. Cuello, Vivencias, Santo Domingo, Editora Manatí, 2000.