En su intervención ante la Asamblea Nacional ese día, el presidente de todos los dominicanos expone ante la sociedad dominicana y mundial las fortalezas del pueblo dominicano para reencausar su destino luego de superar el nefasto panorama de la más extensa y terrible dictadura del continente americano.

Juan Bosch. Se pueden apreciar al coronel Caamaño y al entonces joven José Francisco Peña Gómez.

Esa pieza oratoria que muy bien pudo emplearla el profesor Juan Bosch para hacer un recuentro de las atrocidades llevadas a cabo por quienes condujeron de manera alevosa los destinos del país, fue orientada hacia la armonía que, según él, debía implementarse a partir de ese momento. Ese deseo queda manifiesto cuando expone:

“Nosotros deseamos la paz política, y por eso ofrecimos puestos en el gabinete a cinco partidos. Cuatro se negaron aceptar esos puestos y como lo que se inicia hoy es una democracia auténtica, todos debemos respetar la voluntad de esos partidos: Unión Cívica Nacional, Partido Nacionalista Revolucionario, Vanguardia Revolucionaria, y Alianza Social Democrática. Pero el país entero debe saber, continúa explicando el profesor Bosch, que nosotros no hemos querido hacer un gobierno sólo a base del partido que ganó las elecciones el 20 de diciembre pasado, así como no quisimos formar al gobierno sólo a base de los que se aliaron con nosotros antes del 20 de diciembre.

Establece criterios a partir de los cuáles surge su motivación para conformar un gobierno de amplia base democrática:

“Hemos querido que los que ayer lucharon entre sí, estuvieran hoy reunidos dándole a cada uno lo mejor de sus fuerzas al pueblo que es nuestro y es de ellos. No deseamos el poder para gobernar con amigos contra enemigos, sino para gobernar con dominicanos para el bien de los dominicanos”.

Ante la presencia de invitados internacionales y nacionales quedó establecido de manera clara que la administración Bosch-Tamayo, inaugurada ese día, buscaba por todos los medios superar las diferencias políticas y personales existentes entre los líderes de la oposición y las fuerzas que representaban, surgidos durante la campaña política  recién finalizada. Pero además enviaba un profundo mensaje de desprendimiento del manejo de la cosa pública, pues un gobernante que obtiene la Presidencia de cualquier país con más del 60% de los votos, se supone que no debe ofertar cargos a partidos y agrupaciones políticas que han sido mínimamente votados por los habitantes con derecho a elegir sus autoridades.

El profesor Juan Bosch jamás usa esa primera alocución democrática ante la nación para señalar personajes destacados del régimen anterior, aunque el momento perfectamente se podía prestar para ello, y con total validez. Una dictadura tan extensa y cruel como la de Trujillo, no se sostiene sólo con la mano férrea de quien la encabeza, sino que debe tener el apoyo de grupos políticos, militares, religiosos, empresariales, comerciantes y familias enteras, los cuales son cómplices de los beneficios económicos y de las espantosas acciones represivas que durante treinta y un (31) años llevó a cabo ese régimen infernal.

El presidente Bosch con esa acción indultó de todo pecado a miles y miles de seres humanos que en cada provincia, municipio y barrio del país eran militantes activos de ese sistema ruin, vil y rastrero que sojuzgó a la República Dominicana durante más de treinta años.

Lamentablemente, las fuerzas políticas que luego de la dictadura y frente a Bosch buscaban el poder político, no entendieron el desprendimiento civilista y de conciliación del mandatario para impulsar, lo antes posible, el desarrollo del país.

Interpretaron la evasión que en el discurso hacía el presidente de sus nombres y el de los clanes familiares que adornaban los treinta y un (31) años de sumisión dictatorial, como un acto de temor a quienes todavía escondidos en sus hogares y fincas, conservaban el oro arrancado de las entrañas del pueblo dominicano.

En vez de plegarse mansamente al nuevo orden gubernamental que les proponía el presidente Bosch, comenzaron a crear las condiciones para que más temprano que tarde pereciera de mala manera ese primer experimento de verdadera democracia representativa en el país.

¿Cuáles momentos políticos, sociales y económicos vivía el continente americano en el instante en que el profesor Juan Bosch jura como presidente de la República Dominicana el 27 de febrero de 1963?

Entre los años de 1945 y 1947 diversos historiadores señalan como el inicio de la guerra fría, enfrentamiento estratégico entre los Estados Unidos de Norteamérica y la Unión de Repúblicas Socialistas, Soviéticas (URSS), cuyo asiento principal se hallaba en la capital del antiguo imperio Soviético: Moscú.

Las acciones de esta conflagración iniciaron inmediatamente después de concluida la Segunda Guerra Mundial (Septiembre 02 de 1945). Dos sectores políticos antagónicos, capitalismo y socialismo, casi provocan una tercera guerra mundial en momentos en que los aparatos militares de ambos bandos contaban con armamentos para destruir la humanidad.

Ese proceso político estratégico se extinguió cuando la Unión Soviética implementó la perestroika en 1985; se sumó a ello el lamentable accidente nuclear de Chernóbil en 1986; Asimismo la caída del Muro de Berlín en 1989, entre otras acciones y sucesos que conmovieron al mundo y las sociedades hicieron ver a los líderes de ambos frentes que era posible vivir en paz y disfrutar de la vida.

En 1963 el mundo, el continente y el país se encontraban inmersos, de manera directa, en ese conflicto que parecía no tener fin, y que posiblemente desembocaría en un enfrentamiento atómico entre las dos superpotencias del momento: Rusia y Estados Unidos.

La República Dominicana en ese momento, apenas salía de un régimen tiránico que había enarbolado su adhesión incondicional al imperio norteamericano, y un total rechazo a las ideas comunistas en el país, de hecho se encontraba cerrando filas en el bando capitalista. Eso lo sabía Bosch y una parte significativa de los líderes del país.

Indudablemente, hay que indicar que diversos sectores estaban conscientes de que había que  tener tacto para llevar a cabo un período de gobierno en un ambiente tan enrarecido por las presiones políticas mundiales, continentales y caribeñas, que incidían medularmente en el país.

A pocas millas náuticas de las costas dominicanas, en la hermana República de Cuba, los norteamericanos habían descubierto la instalación de una base de misiles nucleares, provocando un conflicto de serias consecuencias geopolíticas al continente y al mundo. Como era lógico suponer, la Patria de José martí y Máximo Gómez, no contaba con la tecnología, la infraestructura y el personal científico calificado para llevar a cabo tan monumental empresa militar. Para ello se necesitaba de la asesoría de una de las dos potencias hasta el momento equipadas con las mismas. En este caso, el aliado natural cubano era la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). La crisis de los misiles en Cuba, hecho geopolítico-militar ocurrido a partir del 16 de octubre del año 1962, provocó que el imperio norteamericano atendiera más de cerca y de manera permanente los asuntos hemisféricos, sobre todo, tratando de tener en las estructuras gubernamentales de cada nación del continente, aliados políticos, económicos y militares incondicionales.

Al asumir el profesor Juan Bosch la presidencia de la República en 1963, los órganos de poder en el gran coloso del norte, sabían que no contaban con uno más de sus allegados. En consecuencia, había que actuar con prudencia ante el nuevo gobernante, que incluso durante la campaña electoral había sido tildado de comunista, acusación que defendió en un histórico debate televisado a todo el país por el Canal 4, el 17 de diciembre, tres (3)  días antes de las elecciones.

Lo cierto es que el carácter liberal de Bosch no caía bien en esos momentos a la condición geopolítica que vivía el mundo y que había impuesto desde su particular punto de vista Estados Unidos a todo el Continente Americano, máxime cuando el 3 de enero de 1961 rompió las relaciones diplomáticas con Cuba. El fantasma del comunismo persigue a Bosch durante su efímero gobierno de siete (7) meses y sin duda alguna, tal y como prueban documentos desclasificados por distintas administraciones del gobierno norteamericano, el Pentágono y la CIA estaban detrás del golpe de estado que llevaron a cabo sectores retardatarios de la oligarquía criolla, la iglesia católica, la estructura militar trujillista y grupos políticos que se consideraban sucesores naturales del poder luego de descabezada la dictadura el 30 de mayo de 1961.

Externa en su alocución al país el profesor Juan Bosch, la importancia de que cada ciudadano respete las normas jurídicas de la nación para que haya una convivencia civilizada entre sus ciudadanos. En ese aspecto no solo establece el cumplimiento de las mismas a hombres y mujeres humildes del país, sino que deja claro en su intervención discursiva que hasta el más encumbrado de los funcionarios y  habitantes del suelo patrio, está compelido a respetar y hacer cumplir las leyes:

Ahora bien, al mismo tiempo que ejecutores de las leyes, nos toca ser representantes y defensores del pueblo; y en nombre de ese pueblo que está aquí, frente a nosotros, y también mucho más lejos, en ciudades y en villorios apartados, solicitamos del Congreso Nacional las leyes indispensables para afirmar en este país no sólo la democracia política, sino también la democracia económica y la justicia social. De ustedes senadores y diputados elegidos por el pueblo sean del partido que sean, el gobierno que se inicia hoy espera un trabajo continuo para darles a los dominicanos un puesto bajo el sol entre los países avanzados de América.

En su intervención describe la solemnidad de la ceremonia y su significado para el país ante la presencia de extraordinarios testigos del continente que han venido a ver cómo nace la democracia e n la tierra de Juan Pablo Duarte, Sánchez, Mella y demás integrantes de la sociedad secreta “La Trinitaria”:

América nos observa con interés y con amor, como lo atestigua la presencia en este acto de gobernantes del Hemisferio y de visitantes distinguidos venidos de todos los confines americanos. Nunca antes se habían reunido en República Dominicana tantos hombres ilustres elegidos por sus pueblos para las más altas funciones de gobierno, tantos líderes de partidos populares, tantos representantes legítimos de la cultura continental. La feliz reunión de estos grandes señores de la política y del pensamiento, a todos los cuales debemos gratitud por el afán que pusieron en ayudarnos a ser libres, es sólo una muestra de ese interés y ese amor con que están mirándonos los pueblos hermanos del Hemisferio. Como país americano, debemos hacer uso inteligente de nuestros recursos políticos para dar a ese interés y a ese amor carácter oficial dentro del sistema regional de pactos y tratados que unen a todo el continente, sin echar en el olvido que los pueblos nuestros quieren actuar juntos en defensa de sus libertades democráticas, pero al mismo tiempo, tienen un vivo sentimiento de orgullo por el legado de soberanía nacional que recibieron de sus fundadores.

El tribuno y extraordinario intelectual de La Vega, expone la realidad del momento político en que asume el mando en el país, y los contextos e n que esos criterios se desarrollan en el continente:

Como país americano nos hallamos en el centro de la gran corriente revolucionaria que está sacudiendo al Nuevo Mundo, y si tomamos en cuenta que esa fuerza poderosa es más potente en países que no pudieron desarrollarse a tiempo, debido a que se lo impidieron las tiranías u otras fuerzas sociales negadas al progreso, debemos admitir que en República Dominicana estamos obligados a avanzar de prisa como sea posible hacerlo sin salirnos en momento alguno de las normas democráticas, las cuales exigen que se respete el derecho ajeno, porque sin respeto al derecho ajeno no puede haber paz, y sin paz no puede haber bienestar para los millones de dominicanos que reclaman una mejor vida.

Hace el presidente Bosch un dramático llamado a la conciencia nacional para en un esfuerzo conjunto, echar andar el país y cito:

Un gobernante democrático debe tener oídos abiertos para oír la verdad, ojos activos para ver lo mal hecho antes de que se realice, mente vigilante para que nada ponga en peligro la libertad de cada ciudadano, y un corazón libre de oídos, dedicado día y noche sólo al servicio del pueblo. Nosotros juramos aquí, en este día solemne, que si nuestra corta capacidad nos impide tener oídos abiertos, ojos activos, mente vigilante, nuestra naturaleza y nuestra historia les asegura a los dominicanos que tenemos un corazón libre de oídos. No espere nadie el uso del oído mientras estamos gobernando. Nosotros estamos aquí con la decisión de trabajar, no de odiar; dispuestos a crear, no a destruir; a defender y a amparar, no a perseguir. Pongamos todos juntos el alma en la tarea de acabar con el odio entre los dominicanos, como se acaba con la mala yerba en el campo que va a ser sembrado. Pongamos todos juntos el alma en la tarea de edificar un régimen que dé amparo a los que nunca lo tuvieron, que dé trabajo a los que buscan sin hallarlo, que de tierras a los campesinos que la necesitan, que dé seguridad a los que aquí nacen y a todos los que erran por el mundo en pos de abrigo contra la miseria y la persecución.

Abunda e n esos criterios para que se oiga, entienda y acepte la idea de vivir en armonía, cuando dice:

El mundo en que vivimos parece estar lleno de soberbia y de odios; pero cuando entramos en el con la mirada limpia del que no tiene amarguras, hallamos que millones y millones de personas trabajan en silencio por un mañana mejor. Nosotros los dominicanos debemos unirnos a esa legión de hombres y mujeres que marchan hacia el porvenir, porque si a la criatura de Dios no le fue dada la facultad de rehacer su pasado, le fue dada en cambio la de forjar su porvenir. Y el delos pueblos es obra de sus hijos más que de sus padres, de los que viven y de los que van a vivir, más que de aquellos que rindieron su tarea y se marcharon con los siglos. La otra buena de los muertos, como su obra mala, es propiedad de la historia, pero la obra buena del porvenir es el fruto de las buenas intenciones y de la capacidad para convertirlas en hechos.

Utilizando de manera objetiva una cita bíblica, ejemplifica en gran medida la que debe ser la actitud  del pueblo dominicano ante los próximos retos de vida:

Nada se obtiene de un día para otro; el mismo Dios, según se lee en Génesis, tardó seis días en crear el mundo y en poblarlo de seres vivos, de árboles y de luz, pero todo se logra con el trabajo, con la persistencia y con la fe. Fe y persistencia tuvieron los que establecieron esta República Dominicana en un pedazo de isla y con un pueblo tan mínimo como un sietemesino entre las naciones; fe y persistencia tuvieron los que se lanzaron a la guerra, hace ahora cien años, para conquistar la soberanía perdida; fe y persistencia tuvieron los que lograron que nuestro país volviera a ser libre en 1924; fe y persistencia tuvieron los que lucharon hasta abatir la tiranía. Sin la persistencia y la fe de unos y otros, sin su coraje y martirio, hoy no estaríamos reunidos aquí, por eso es justo que en estos momentos volvamos el pensamiento a ellos y les demos gracias con la devoción de hijo por la madre que lo llevó en el seno; pues los héroes de la libertad son como las madres de los pueblos, y como las madres les debemos respeto y amor.

Motiva en cada ciudadano de la isla la honrosa misión de trabajar valorando las grandes riquezas que posee el pueblo dominicano, y cito:

Así como nada se obtiene de un día para otro, nada se obtiene sin luchas. Debemos lucha contra los obstáculos que tiene la República en su camino. Los próximos meses serán de freno para muchos, porque estamos en el caso de evitar que las finanzas nacionales se nos desplomen a causa de gastos sin control. Pero vivimos en un país de grandes riquezas, que vende más de lo que compra, y si los dominicanos colaboran con el gobierno en el propósito de no hacer gastos innecesarios, podemos vernos en poco tiempo sin limitaciones para el uso de divisas extranjeras. Así mismo, si ustedes, senadores y diputados, trabajan con tesón, como estamos seguros de que lo harán, para aprobar las medidas que les permitan al gobierno hacer la reforma agraria y disponer de los medios indispensables para ampliar la producción agrícola, estaremos en capacidad de evitar la inflación que nos amenaza.

Nuestro país es rico y nuestro país es inteligente. Tenemos una tierra fecunda y gente que desea trabajarla. En otros países de América los latifundios mayores se hallan en manos privadas, pero aquí las fincas más extensas son bienes del Estado. Vamos a juntar al hombre con la tierra, al inteligente hombre dominicano con la rica tierra dominicana, y estemos todos seguros de que eso se hará o no habrá democracia en este país.

Conocedor como el que más de los líderes latinoamericanos y su errancia continental tras las libertades de sus pueblos, el profesor Bosch, expone el momento que vive el país y su  incidencia en las demás naciones hermanas.

Los dominicanos comenzamos hoy a ser actores de nuestro drama y América entera está ahí, sobre el Continente, como espectadora anhelante. Trabajemos por nuestro pueblo y por América. Trabajemos con tesón y con humildad. Este día de Juan Pablo Duarte, de Francisco del Rosario Sánchez, de Ramón Matías Mella, a cuya memoria ofrendamos este acto es también, por azar del destino, miércoles de ceniza, al tiempo que se les hace la cruz en la frente, los fieles oyen las palabras eternas: “Recuerda, hombre, que polvo eres y en polvos te convertirás”.

Todos seremos polvo algún día; y de nosotros quedará el recuerdo sólo si le damos a este pueblo y a la América lo que el pueblo dominicano y América esperan de nosotros.

Concluye el maestro su extraordinaria intervención titulando sus párrafos finales “tesón y humildad”. Con esa observación se describe y hace lo propio sobre su patria ante los hombres y mujeres del mundo que han venido a ver nacer la  democracia dominicana ese 27 de febrero de 1963. Precisa el profesor Bosch ante estos:

Tesón para la lucha y humildad para recibir la opinión de los adversarios y el juicio de la historia, es lo que les ofrecemos a ustedes, visitantes ilustres que han tenido la bondad de venir a testificar que en la República Dominicana están haciendo una democracia; a ustedes representantes de Gobiernos amigos que nos dan el respaldo de su presencia; a ustedes, señores senadores y diputados traídos a esas altas funciones por la voluntad popular, a ustedes, dominicanos de las ciudades y de los campos, razón de ser de toda nuestra lucha, objetivos de tesón y depositarios de la humildad que estamos ofreciendo.

Además de eso, ustedes, los visitantes, cuenten con el cariño de este pueblo. Observen que con traje civil o con traje militar, todos los dominicanos les miran con afecto, y recuerden que con traje civil o militar, todos acudieron, cada uno dentro de sus funciones, a garantizar la libertad de hombres y de mujeres de esta tierra para votar según su conciencia. Todos ellos, pues, pueblo uniformado en las Fuerzas Armadas y pueblo con su ropa de trabajador o campesino o clase media, dieron el ejemplo inesperado y a ellos y a ustedes el motivo para reunirnos hoy bajo este cielo de un pedazo de América.

Concluye magistralmente con la expresión:

“MIENTRAS NOSOTROS GOBERNEMOS, EN REPÚBLICA DOMINICANA NO PERECERÁ LA LIBERTAD”