Análisis al discurso de juramentación presidencial del Lic. Danilo Medina Sánchez, el 16 de agosto del año 2012.
Ese 16 de agosto del año 2012, ante la mirada de más de 35 invitados internacionales del continente, de iberoamérica y del país, además de los asambleístas, funcionarios, familiares y miembros de la prensa, fue juramentado presidente constitucional de la República Dominicana el Lic. Danilo Medina Sánchez.
Ante esos jefes de Estado y de gobierno, funcionarios nacionales, senadores, diputados, compañeros de partido y todo el pueblo dominicano que lo escuchaba a través de los medios de comunicación, externó que llegaba al gobierno con la firme convicción de mantener su Patria por linderos de sano desarrollo:
“Estoy aquí, de pie, ante Dios, ante mi pueblo, ante los representantes de la democracia dominicana y ante la comunidad internacional para decirles que no puedo imaginar un mayor honor que haber sido elegido presidente de mi país”.
“Y para decirles, también, que no hay compromiso más trascendente para un hombre público que el de jurar defender y dignificar su patria y su gente, bajo cualquier circunstancia, ante cualquier desafío”
“Por eso, con el corazón lleno de júbilo y el alma llena de coraje y firmeza, que me comprometo a entregar lo mejor de mí para lograr el mayor bienestar para mi pueblo y la mayor grandeza de mi patria”.
“Hoy, más que nunca, dejo de pensar y sentir como un individuo para pensar y sentir como un colectivo”.
“Hoy, cambio mi alma de individuo por el alma colectiva de mi pueblo; hago de mi cuerpo una extensión del cuerpo de la República y siento en mi sangre su energía vibrante, indivisible e indestructible”.
En los dos primeros párrafos de su intervención se encomienda a la divinidad para obrar humildemente desde esa alta posición en favor del bienestar de su pueblo dominicano:
“Por eso es importante primero inclinarme humildemente, agradecido ante Dios. Pedirle que me mantenga siempre en el camino de la justicia, del amor, de la humildad, de la compasión y del equilibrio”.
“Pedirle que nunca me deje llevar por la soberbia, el odio, la frialdad, la insensibilidad, la vanidad, la arrogancia y la prepotencia”.
“Agradecer, también, a mis padres, a mi esposa y mis hijas, porque ellos supieron comprender y acompañar los sueños y las luchas de este servidor”.
“Agradecer a mi partido, que creyó en mí, me acompañó y trabajó sin descanso para que yo estuviera aquí”.
“Agradecer también a los partidos aliados y el Sector Externo”.
“Y, por supuesto, mi agradecimiento es infinito hacia mi pueblo querido, que creyó en mi mensaje, me acompañó por las calles y, finalmente, me eligió como presidente de todos, absolutamente de todos los dominicanos y dominicanas”.
“A todos les digo, bien alto y bien fuerte, para que se escuche: Me entregaré por entero, trabajaré sin descanso, seré un presidente de todas las horas, seré un servidor de ustedes en cuerpo y en alma”.
En un encendido corolario de expectativas, el tribuno aventajado de Arroyo Cano, San Juan de la Maguana, emite consideraciones que presagian una obra de gobierno extraordinaria, que el país cuenta con las herramientas y los recursos para en tan sólo cuatro (4) años de gestión, lograr una transformación que nunca se ha visto, como bien señala una parte de su lema de campaña:
“Quiero que mis primeras palabras sean estas:”
“¡Lograremos, sin miedo y sin descanso, lo que soñamos!”
“Superaremos las dificultades que se presenten. Haremos una República Dominicana más grande y más respetada en el mundo”.
“¡Seremos una nación más unida!”
“¡Entregaremos a nuestros hijos un país aún mejor que el que nosotros hemos recibido!”
“El amor a la Patria, que late en todos nuestros corazones, lo transformaremos en el amor de los Hechos”.
“Dominicanos y Dominicanas:
“¡Ha llegado el momento!”
“¡Manos a la obra!”
“¡Manos a la obra, sin descanso, sin mezquindades y sin reservas!”
“Yo sé que este es el sueño íntimo e insobornable de todos los dominicanos; tanto de los que me honraron con su voto, como de aquellos que eligieron otras opciones”.
“Así que, compatriotas, tenemos el éxito asegurado porque todos estaremos unidos en esta tarea”.
Valora ante el solemne auditorio los esfuerzos que nuestros padres fundadores hicieron para legarnos una Patria libre, soberana y en ejercicio pleno de su sistema democrático:
“Esta es una hora solemne, porque la transición pacífica de un Presidente a otro, ambos electos por la voluntad popular libremente expresada, es una conquista de nuestro pueblo”.
“Hoy renovamos esa conquista, reconocida por todos los sectores de nuestra sociedad y por la comunidad internacional, ante la más calificada representación de nuestra ciudadanía, reunida en esta Asamblea Nacional”.
“Esto constituye una inequívoca manifestación de la madurez democrática alcanzada y de nuestra convicción de que la soberanía reside en el pueblo”.
“Solo la voluntad popular ha de instaurar regímenes y gobernantes legítimos en el suelo de nuestra patria. Pero nada surge de la nada”.
“Tenemos sólidas bases arraigadas en lo más profundo de nuestra historia. El 16 de agosto del año 1863, con el acto que conocemos como el Grito de Capotillo, patriotas constituidos en un ejército con limitados medios, descrito como harapiento por Pedro Bonó dieron inicio a la épica jornada de la Guerra de La Restauración”.
“Una lucha, que el profesor Juan Bosch calificó como “la página más notable de la historia dominicana”, y que culminó en 1865, con el retiro de las autoridades coloniales de la isla, restableciendo nuestra independencia. Ellos son los padres de nuestra democracia, porque sin independencia y libertad no existe nada”.
“Sin independencia no hay Patria”.
Enchido de emoción y lealtad política, aprovecha la ocasión para reconocer tantas mujeres y hombres que desde la formación misma de la Nación hasta el presente, han influenciado de manera directa e indirecta, en su trayectoria política, a continuación los siguientes párrafos:
“Hemos conocido el salvajismo de la tiranía y la pesadilla de la represión”.
“Hemos mordido el fruto amargo de la opresión, que nos privó de todos los derechos, de todos los bienes, de todas las ilusiones y de todas las esperanzas”.
“Pero, cada vez que el porvenir de la República, o de nuestro pueblo, se ha visto ensombrecido, el Grito de Capotillo ha vuelto a resucitar”.
“Gracias a Dios ya no tenemos más caudillos, ni patrones, ni amos. Tenemos, una República Dominicana refundada sobre bases más sólidas y un pueblo maduro, con líderes políticos que han sabido construir más y más democracia”.
“En esta solemne ocasión, permítanme rendir algunos homenajes de admiración y respeto”:
“Como no podía ser de otro modo, hoy quiero pronunciar en alto el nombre de quien fue nuestro maestro: Juan Bosch”.
“Líder e inspiración fundamental de nuestra democracia contemporánea, paradigma de liderazgo ético y moral, luchador incansable por liberar a nuestra patria del atraso, la miseria y la desigualdad social”.
“La Historia de los pueblos y de las naciones se construye con grandes ejemplos. Seres humanos que sobrevuelan la realidad con una mirada única para desbordarse en pensamiento, acción y entrega. Juan Bosch, mi maestro y el de muchos dominicanos y dominicanas, es sin duda, uno de ellos”.
“Don Juan: usted ya no es un nombre en la historia dominicana. Es el aire, el agua y la tierra de la patria”.
“Quiero que sepa que sus esfuerzos no han sido en vano y que este su discípulo será un gobernante digno de su memoria”.
A través de quien considera su padre y guía espiritual, reconoce el sacrificio que nobles dominicanos han hecho para legarnos una patria en libertad:
“A través de Don Juan, reconozco y rindo homenaje también a todos los líderes de nuestra historia, antigua y reciente, que han aportado sus luchas, esfuerzos y sacrificios, para fortalecer la conciencia ciudadana, la organización y participación social”.
“Aquellos, que con sacrificio han luchado por la defensa de nuestra soberanía, y la conquista de los derechos y libertades públicas, que hoy disfrutamos. La memoria y el ejemplo de los héroes y mártires de nuestras conquistas democráticas, estarán siempre presentes en nuestros actos de gobierno”.
“Y entre esos líderes, no puedo dejar de destacar, especialmente, a nuestro presidente saliente, Dr. Leonel Fernández”.
“Nosotros cosecharemos su siembra, porque grandes han sido los avances alcanzados, compañero Leonel, bajo su mandato, grandes reformas y transformaciones se han realizado. Sobre esas bases construiremos”.
“Ahora, nuestro deber es mirar hacia adelante, encontrar nuevos caminos, fortalecer lo que nos deja de positivo su gestión, enmendar lo que aún no está bien y, sobre todo, asumir con audacia los desafíos, es decir, hacer lo que nunca se ha hecho”.
Entrando en materia funcional, define parte de la metodología que caracterizará su gobierno:
“Señoras y señores, yo no hice una campaña electoral vacía, no vine aquí movido por el ansia de poder, sino por el compromiso inquebrantable de servirle a mí pueblo”.
“Por eso, aproveché la campaña electoral para poner en el debate nacional los temas clave para el crecimiento del país”.
“Recorrí varias veces el territorio nacional para transmitir mi propuesta programática, casa por casa, para decirles exactamente lo que haría como presidente. Ustedes abrieron de par en par las puertas de sus casas para escucharme”.
“Los convoqué como candidato, y ahora los convoco como presidente, para que luchemos por cosas muy concretas”:
“- Para disminuir, de forma contundente e irreversible, la pobreza absoluta en nuestro país”.
“- Para acabar con el analfabetismo”.
“- Para disminuir la desigualdad entre las personas y las regiones”.
“- Para implantar un nuevo modelo de desarrollo, que tenga como base, más oportunidades, más innovación, menos burocracia y más defensa ambiental”.
“- Para mejorar nuestra educación, nuestra salud y nuestra seguridad ciudadana”.
“- Para construir un país más moderno, libre, justo e independiente, con democracia plena, con instituciones sólidas, defensa de los derechos humanos y absoluta libertad de expresión”.
“- Para construir un país ético y transparente, basado en la meritocracia y en el combate implacable y vigoroso, a todas las formas de impunidad”.
“Ese es el noble apretón de manos que compartí con todos los dominicanos y dominicanas”.
“Ese es el compromiso que hoy juro solemnemente honrar durante los próximos 4 años”.
“Se lo dije muchas veces: Juntos comenzamos a construir este sueño que parecía imposible, y juntos, desde hoy y durante los próximos cuatro años, vamos a hacerlo realidad.
Sepan, estén seguros hoy, en el solemne día en que soy ungido presidente, que trabajaré incansablemente para cumplir y hacer cumplir mi propuesta programática”.
“Aquello que les dije en las calles es lo que haré desde mi primer día en el Palacio Nacional. Tienen mi palabra de que así será”.
El estratega que según gran parte de las huestes peledeístas había llevado el partido al poder en 1996, porque supuestamente planteó la estrategia para convencer al Dr. Joaquín Balaguer Ricardo, dueño y señor del Partido Reformista Social Cristiano, en interés de que apoyara al novel candidato presidencial, Doctor Leonel Fernández Reyna contra el Dr. José Francisco Peña Gómez, ahora, al asumir la primera magistratura de la Nación, hacía el clásico llamado protocolar a la unidad del Pueblo Dominicano, que hacen todos los presidentes al tomar juramento del cargo, para enfrentar con posibilidad de éxitos, las crisis nacionales e internacionales que nunca terminan:
“Dominicanos y dominicanas; Honorables Miembros de la Asamblea Nacional”.
“Al juramentarme como presidente, soy consciente de las dificultades y riesgos, que vive actualmente nuestro planeta. Sé que la situación económica nacional e internacional amerita grandes esfuerzos de cambio; que la ciudadanía está impaciente, por los beneficios que la democracia, no siempre, ha sido capaz de hacerles conocer y disfrutar”.
“Pero también, sabemos del enorme potencial de nuestro país. Conozco de lo que somos capaces. Sé bien, que no hay obstáculo que no pueda ser superado cuando nos unimos y empujamos juntos una agenda común. Podemos ser alegremente optimistas”.
“Hoy, como presidente, les convoco a trabajar juntos, todos y todas, sin exclusión alguna, de índole política, religiosa, étnica o social, para sentar las bases de un nuevo modelo de desarrollo que nos asegure que continuará creciendo la prosperidad, al mismo tiempo que se reducen las desigualdades, la pobreza, la exclusión social y mejora de la calidad de vida de toda la ciudadanía”.
“Los invito a trabajar juntos para continuar lo que está bien, corregir lo que está mal, y sobre todo para atrevernos a hacer lo que nunca se ha hecho”.
Expone parte de los cimientos en que fundamentará su estrategia de desarrollo, la que hereda de las tres gestiones de gobierno de su partido y que ha encabezado el que en ese momento pasa a ser ex-presidente de la república:
“Hoy tenemos los instrumentos para lograrlo:”
“Por un lado, la Constitución de la República, proclamada en enero del 2010, un marco común, actualizado, que nos define como un Estado Social y de Derecho”.
“Por el otro, la Estrategia Nacional de Desarrollo, cuyo horizonte temporal es el año 2030. En ella tenemos una perspectiva de mediano y largo plazo para actuar en el presente. Con metas claras y consensuadas, con lineamientos estratégicos, que enmarcan la gestión pública y privada”.
“Afirmo entonces que arropado por nuestra Carta Magna y por la Estrategia Nacional de Desarrollo, nuestro Programa de Gobierno será la hoja de ruta, que nos guiará por los próximos 4 años, que nos encaminará a hacer realidad la visión de país que hemos consensuado y que fue refrendada por el voto de nuestro pueblo”.
El estadista que ese 16 de agosto del año 2012 asumía los destinos de la nación, abunda sobre países que han logrado aumentar los niveles de su economía a partir de su fiera determinación de combatir la pobreza en sus grandes cúmulos sociales. Para emitir esas consideraciones no se fundamenta en cifras confiables de organismos internacionales, ni en informes de naciones hermanas sobre el hecho, sólo expone al país y a la Asamblea Nacional, que sobre esa base pondrá en sólidos caminos de desarrollo la República Dominicana:
“Amigos y amigas, la experiencia contemporánea muestra que los países cuya economía ha crecido de forma más rápida, justa y equilibrada, fueron aquellos que probaron que la mejor política de desarrollo es el combate frontal contra la pobreza, ampliando, fortaleciendo y defendiendo el nivel de vida de las clases medias”.
“Nuestra principal prioridad será, por un lado, disminuir considerablemente la pobreza absoluta en nuestro país. Y por otro, disminuir la gran desigualdad social”.
“Y lo haremos, porque incorporar los más necesitados a la economía y a las políticas públicas, como también, incrementar y defender a las clases medias, no es solo algo moralmente correcto. Es, también, políticamente indispensable y económicamente acertado”.
“En este solemne momento en que asumo mi responsabilidad como presidente de todos los dominicanos y dominicanas, llamo a todos los sectores de nuestra sociedad a concertar un Gran Pacto Social para que en los próximos 4 años logremos sacar de la pobreza a un millón y medio de personas y engrosar las clases medias, para generar 400,000 nuevos puestos de trabajo dignos y mantener un crecimiento del PIB de, por lo menos, 4.5% promedio anual”.
Danilo Medina plantea la firma de un pacto social para crear nuevas fuentes laborales, fundamentadas en criterios definidos en la estrategia nacional de desarrollo:
“Este Pacto Social deberá sustentarse, a su vez, en por lo menos tres pactos específicos, dando cumplimiento a lo establecido en la Estrategia Nacional de Desarrollo:”
“- En primer lugar, un pacto fiscal.”
“- En segundo lugar, un pacto por la educación, para hacer posible un sistema educativo incluyente y con calidad”.
“-Y, en tercer lugar, un pacto por la electricidad, que facilite una reforma integral en el sector y la superación de la tragedia de deficiencias, que afecta nuestra economía y la calidad de vida de nuestras familias”.
“Amigos y Amigas, sin educación, no hay verdadera libertad.”
“Sin un servicio eléctrico continuo, eficiente y de calidad no hay competitividad productiva y nuestras posibilidades de crecimiento se ven seriamente comprometidas. Y sin un sistema tributario justo, transparente y sostenible no podremos alcanzar nuestros planes de desarrollo y justicia social”.
“Por tanto, pueden ustedes ver con claridad, que hemos venido a tomar con decisión los temas fundamentales de nuestra querida patria”.
“A nombrarlos con todas las letras y a trabajar decidida e incansablemente para resolverlos. ¡Tienen mi palabra de que así será!”
Esos tres aspectos fundamentales planteados como parte de la Estrategia Nacional de Desarrollo, retratan de cuerpo entero que en doce (12) años de gobiernos del partido que retiene el poder, de los cuales ocho (8) se desarrollan de manera continua, corresponden al Dr. Leonel Fernández Reyna, dejando claramente establecido que este no logró resolver esos tres aspectos claves del desarrollo de la nación. Doce años después, o sea, al asumir Danilo Medina Sánchez la presidencia de la república, introduce como parte de sus medidas fundamentales: 1) Un Pacto Fiscal; 2) Un Pacto por la Educación, para hacer posible un sistema educativo incluyente y con calidad; y en tercer lugar, un Pacto por la Electricidad, que facilite una reforma integral en el sector y la superación de la tragedia de deficiencias que afecta al sector eléctrico nacional.
Una vez más, como casi siempre ha sucedido con cada gobierno que se instala por primera vez en el Palacio Nacional, empezamos de cero nuestras escalas de desarrollo. La clase política del país, de manera irresponsable usa los recursos del pueblo dominicano para amortiguar momentáneamente sus tragedias más apremiantes, y pasa a la gestión siguiente las deudas y el compromiso de volver a encausarlos.
Revisen cada uno de los diez y siete (17) discursos esenciales de nuestra mal llamada vida en democracia (1963-2020) para que vean esa constante reiteración de un gobierno a otro, dejando al principio o a medio camino, planes y proyectos claves para el desarrollo nacional.
Lo terriblemente lamentable de esa perniciosa acción gubernamental, es que se gastan los recursos económicos tomados a crédito en megalomanías de uno y otro presidente. En los últimos veinte y cuatro (24) años de gestión gubernamental, la práctica más común ha sido poner el país en garantía para gestionar en los mercados de capitales internacionales préstamos exorbitantes, cuyas partidas supuestamente serán invertidas en la reactivación del aparato productivo nacional.
La evidencia comprobada por una parte de la generación del siglo veinte (XX), y por toda la del siglo veinte y uno (XXI), ha sido la de ver rendidas nuestras ansias de crecimiento ante el boato inmisericorde de unos cuantos dirigentes políticos del patio.
Sin duda alguna, esa parte del discurso del nativo de Arroyo Cano, San Juan de la Maguana, no debió ser del agrado para su compañero de partido, Leonel Fernández, pues como gobernante de tres (3) períodos casi consecutivos, a él le corresponde la mayor carga de responsabilidad en esos tres aspectos inconclusos y de vital importancia para el desarrollo sostenido de la República Dominicana.
Ya en la profundidad de las ejecutorias propuestas en su obra discursiva, el nuevo inquilino del Palacio Nacional, hace un vehemente llamado a la sociedad dominicana para que se integre sin reparo alguno a los organismos y mecanismos operativos que harán de su gestión gubernamental de cuatro (4) años, la más extraordinaria en transformación y progreso para el país, cuyos puntos de vista se citan a continuación:
“Me propongo a convocar, durante mis primeras semanas de gobierno, a todos los sectores nacionales para que, juntos, acordemos soluciones definitivas a los problemas que vienen deteriorando la calidad de vida y limitando nuestro potencial de desarrollo e inclusión social”.
“Con este loable fin, reactivaremos el Consejo Económico y Social y convocaremos a todos los sectores interesados de la sociedad a participar activamente en este gran esfuerzo de concertación. Sin embargo, no haremos una convocatoria como ésta, sin antes dar ejemplos ante toda la sociedad”.
“Queremos entusiasmar, queremos motivar, queremos comprometer a todos los sectores y eso sólo será posible si mostramos decisión y voluntad de cambio sobre las prácticas del Estado”.
“En la familia, en las relaciones humanas y en la política el ejemplo es el acta de fe fundamental”.
“Yo que siempre he sido un jefe de familia amantísimo, pero exigente, seré un jefe de Estado firme, austero, pero amoroso”.
“Amoroso con los buenos, los honestos y los humildes”.
“Implacable con los deshonestos, los oportunistas, y los soberbios”.
Asume como un hecho fundamental de su gestión el combate certero y permanente al flagelo de la corrupción. Igual que todos los gobernantes juramentados luego de decapitada la sangrienta dictadura trujillista en mayo 30 de 1961, Medina apuesta a que con sus estrategias de control y supervisión sobre cada funcionario y subalterno del país aminorará el efecto nocivo de tan vergonzosa y aberrante práctica contra las arcas del Estado:
“Yo les aseguro, que desde la Presidencia de la República, garantizaremos la transparencia, elevaremos la calidad del gasto público y avanzaremos firmemente, hacia una gestión pública austera, cada vez más profesional y efectiva”.
“Pactaremos con la sociedad, una reforma fiscal integral, que asegure elevar la calidad del gasto y, a la vez, garantice la disponibilidad de recursos, para impulsar las tareas del desarrollo”.
“No hay misterios en estas cuestiones”.
“Vuelvo a repetir: el ejemplo organiza la energía social y activa el compromiso de los ciudadanos. El ejemplo consolida la íntima conciencia social y alerta a los deshonestos y venales de que no existen actos sin consecuencias”.
“Nuestro gobierno será intolerante con actos de deshonestidad o de despilfarro de los recursos. Fortaleceremos los instrumentos institucionales para su prevención, corrección y sanción”.
“Desarrollaremos un sistema de consecuencias que reconozca a quienes cumplan meritoriamente con sus deberes, pero que sancione de manera ejemplar a quienes puedan traicionar la confianza de la ciudadanía en el manejo de fondos públicos”.
“Aplicaremos un enfoque integral y aseguraremos una gestión coherente y claramente direccionada, que articule las políticas sociales y las económicas, con una gestión pública eficiente, transparente y honesta”.
Sólo los fanáticos de la política partidista pueden creer lo que el presidente juramentado en esos momentos plantea sobre el tema. Y, no sólo fanáticos de su partido, sino aquellos que durante sus años de aspiraciones esperaban a su lado, podían aceptar como creíbles esos planteamientos.
La sociedad dominicana en sentido general, y dentro de esta, los sectores de amplia y, constante militancia política, así como los empresarios, sindicalistas, líderes de opinión mediática, e intelectuales, conocían de los altos niveles de responsabilidad del nuevo presidente en las gestiones gubernamentales del ex-presidente Leonel Fernández Reyna. En los tres períodos de éste último, diversas instancias estatales y múltiples ciudadanos, fueron señalados por la opinión pública como autores de actos reñidos por la ley en contra del patrimonio nacional. Instituciones y ejecutivos que en muchos casos eran cercanos colaboradores del hoy juramentado presidente. Su conducta ante esos hechos fue guardar absoluta indiferencia.
Aunque la presencia mediática o militante de quien asume las riendas del país el 16 de agosto del 2012, se vio en cierta forma distante de los escándalos de corrupción aireados a nivel nacional e internacional, vinculados a las gestiones del Dr. Leonel Fernández Reyna, una alta concentración poblacional sabía que por su alta incidencia en el partido de gobierno, el nuevo mandatario también era compromisario de tan bochornosas acciones gubernamentales.
De modo que, para una parte significativa de la población nacional, su cacareada propuesta de frenar la corrupción al asumir el mando presidencial, la tendrá que demostrar con hechos contundentes durante el ejercicio de su gestión gubernamental.
La intervención discursiva del presidente juramentado en ese primer mandato, fue expuesta en treinta y tres (33) páginas, consignando en ellas todo tipo de solución a los asuntos más apremiantes que durante largo tiempo han afectado la sociedad. Luego de la página número once (11), el nuevo gobernante aborda una serie de aspectos y temas que siempre han estado en la agenda de los presidentes con una gestión de cuatro (4) años, y en la de otros que han ocupado por dos, tres y hasta seis mandatos presidenciales. Algunas de las obras prometidas han quedado inconclusas, y otras no se han podido iniciar. Ya en el poder, entienden que para llevar a cabo esas y otras tareas, es necesario iniciar la más odiada decisión política para el país: La reelección presidencial.
Quizás pensando siempre en esa posibilidad, tanto el Dr. Leonel Fernández Reyna, como el Lic. Danilo Medina Sánchez, han planteado en sus respectivos discursos de juramentación, una extensa relación de obras a materializar en tan sólo cuatro (4) años, propuestas que lucen exageradas e impracticables.
Esa cualidad es palpable en los discursos del Dr. Leonel Fernández, al prestar juramento en el año 2004 y el año 2008, lo mismo en 2012 y el 2016, con los discursos del Lic. Danilo Medina Sánchez; se advierte también la misma situación en el discurso de toma de posesión del Dr. Joaquín Balaguer Ricardo, cuando este asume el mandato de dos (2) años, comprendido entre el 16 de agosto de 1994 y el 16 de agosto de 1996, producto de la crisis post-electoral y la firma del Pacto por la Democracia entre las tres principales fuerzas políticas del país en ese momento.
Algunas de esas propuestas han adquirido validez estratégica para el país, pero no han contado con la debida voluntad política y gerencial de quienes transitoriamente dirigen la nación, y pasan a un tercer y quinto plano en la escala de importancia política. Luego de transcurrido cierto tiempo de cada gestión en curso, son archivadas, olvidadas por ministros, asesores y consultores del gobierno.
En ocasiones esas propuestas vuelven a cobrar interés de un gobierno a otro, y es posible que se gestionen los recursos para materializarlas varios años después de ser planteadas. Ese procedimiento es muy común en los gobernantes del país, y los ejemplos de casos bajo ese criterio están en los programas de gobierno que presentan los partidos durante la campaña, así como los planteamientos que hacen los presidentes en sus diversos discursos luego de tomar el poder. Invitamos cordialmente a que revisen con detenimiento estas y otras intervenciones discursivas fundamentales de la Nación, sobre todo las correspondientes al 27 de febrero de cada año.
En la mitad final de las treinta y tres (33) páginas en que se estructuró la alocución del presidente Danilo Medina Sánchez el 16 de agosto del año 2012, expone una serie de aspectos considerados estratégicamente claves por él y su equipo de gobierno, los cuales considero oportuno enumerar:
- Varios programas para combatir la pobreza, prometiendo reestructurar el Gabinete Social como espacio de coordinación de todas las políticas y programas sociales del gobierno.
- Aprovecha y anuncia la creación de una nueva iniciativa denominada “Programa Quisqueya sin Miseria”, además de los programas puestos en práctica desde las últimas dos gestiones gubernamentales del partido de gobierno, bajo el concepto general de Solidaridad y Progresando.
- Declara la eliminación del analfabetismo contando con la ayuda de la UNESCO y de amplios sectores, para que en los dos primeros años de su gestión (2014), el país pueda ser declarado como territorio libre de analfabetismo. En el aspecto educación básica y media, ese gobierno es el primero que maneja los cuantiosos recursos del 4% del Producto Interno Bruto (PIB), extraordinaria conquista lograda en base a una fuerte y tenaz lucha por el pueblo dominicano. Al gobernante también le correspondió manejar ese monto consignado por ley en el presupuesto general de la República en su segundo período 2016-2020. El monto anual de esos recursos no es estático, todo lo contrario, aumenta considerablemente año tras año, por lo que una gestión de ocho (8) años consecutivos debe exhibir logros tangibles y múltiples en el área, cuando no, una real revolución de todo el sistema educativo nacional. Además de constantes denuncias de corrupción y denuncias mediáticas, la aplicación del 4% a la educación, dejó muchas tareas pendientes en las dos gestiones del presidente Danilo Medina Sánchez.
El otro aspecto abordado por el estadista en su pieza discursiva se refería al problema sanitario del país.
Para resolver sus debilidades proponía redoblar los esfuerzos por el desarrollo del sistema de seguridad social, que en ese momento equivalía a incorporar un millón trescientos mil (1,300,000) ciudadanos de escasos recursos al régimen subsidiado del programa.
Además, incorporó la creación de un fondo para cubrir los gastos correspondientes a enfermedades catastróficas. Junto a ese aspecto, promete el acceso total a medicamentos de calidad a través de las Farmacias del Pueblo. Propone el desarrollo de la Red Única de Servicios Públicos de Salud e impulsar un programa para aumentar la calidad en los hospitales públicos, así como acciones tendentes a disminuir la mortalidad materna y la infantil.
Lamentablemente, un sector tan importante dentro de la escala de desarrollo de una nación, no contó con apoyo regular para ofrecer un servicio sanitario de calidad al pueblo dominicano. Los enfrentamientos mediáticos y en las calles del país entre el gobierno del presidente Danilo Medina Sánchez y el Colegio Médico Dominicano (CMD), fueron constantes, pues las condiciones laborales de los profesionales del sector y el personal auxiliar en los hospitales, no formaban parte de la agenda presidencial en ese período
El gobernante también expone diversos planes y políticas para garantizar la seguridad ciudadana. Entre las principales la Reforma Integral de la Policía Nacional, y el “Programa Vivir Tranquilo”. Además, plantea ponerle fin a la impunidad, mediante una lucha decidida contra la criminalidad y la corrupción.
Medina se autodefinió como un abanderado del respeto a la autonomía del Poder Judicial, y en ese sentido, anuncia que su gobierno va a fortalecer las capacidades del Ministerio Público en todo el territorio nacional, impulsando la investigación penal y la persecución del delito. Define varios criterios operativos que motiva la creación de nuevos esfuerzos de este tipo en todo el país.
Como casi todos los gobernantes de los últimos tiempos, promete enfrentar y resolver el problema energético del país, entendiéndolo como un grave problema que limita acremente el desarrollo sostenido de la República Dominicana. Este tema, recurrente en todos los discursos de toma de posesión desde el año 1996 hasta el presente, no fue asumido con la voluntad política que su incidencia en la vida nacional demandaba en ese momento.
Definitivamente, un mandatario que presenta tan extenso programa de gobierno no planea dejar el poder estatal en tan solo cuatro (4) años, y eso debió entenderlo la clase política y gran parte de la población común, la que luego fue sorprendida con otro feo espectáculo de reelección presidencial. Pero sobre todo, no debió sorprender, ni molestar al ex-presidente, Dr. Leonel Fernández Reyna, que deseaba volver al solio presidencial tan pronto como en el año 2016.