ANÁLISIS DEL DISCURSO DE JURAMENTACIÓN DEL DR. LEONEL FERNÁNDEZ COMO PRESIDENTE DE LA REPUBLICA DOMINICANA EN SANTO DOMINGO, EL 16 DE AGOSTO 1996.
La primera intervención discursiva de las tres (3) que posteriormente llevaría a cabo ante las cámaras legislativas el Dr. Leonel Fernández Reyna, posee una introducción tradicional, motivada en su primera parte por la trascendencia histórica de la fecha en que se llevaba a cabo la asunción del mandato: 16 de agosto. Esa fecha marca dentro del conjunto de efemérides patrias lo que historiadores, analistas, sociólogos y políticos han considerado como la segunda independencia dominicana.
Ese hecho histórico, caracterizado por un alto sentido patriótico y acción marcial, para historiadores, intelectuales y teóricos posee igual o mayor trascendencia que el momento en que nobles y valientes dominicanos dispararon el trabucazo que dio inicio formal al proceso de independencia nacional, el 27 de febrero de 1844.
En honor y en recordación de los héroes del llamado Grito de Capotillo el 16 de agosto de 1863, los que se inmolaron en favor de nuestra nacionalidad, constituye el motivo fundamental para que el novel gobernante se estrenara como tal ante la sociedad dominicana. Ese hecho fue resaltado en su justa dimensión por quien en esos momentos asumía la dirección del Estado de manos del Dr. Joaquín Balaguer Ricardo, quien por circunstancias políticas había decidido apoyarle en la segunda vuelta electoral del proceso cívico que concluía ese día.
De esos hechos históricos que forjaron nuestra nación, el Dr. Leonel Fernández expresó los siguientes aspectos:
“Un día como hoy, hace 133 años, fue esparcido por el firmamento de la República Dominicana, el Grito de Capotillo”.
“Con ese hecho se anunciaba al mundo y al país que los dominicanos iniciaban una nueva etapa de luchas en la conquista por la soberanía, la independencia y la autodeterminación”.
“Esas luchas épicas culminaron con la Restauración de la República, con lo cual se logró una reafirmación de los valores y principios democráticos que dieron origen a nuestra fundación como pueblo, debido a los desvelos de nuestros padres fundadores: Duarte, Sánchez y Mella, y de quienes junto a ellos, integraron la sociedad patriótica La Trinitaria”.
“Hoy, a tantos años de distancia de aquel acontecimiento memorable, la República vuelve a llenarse de júbilo”.
Dimensiona aún más en su alocución la ceremonia, al valorar el significado que la misma representa para el desarrollo democrático del país:
“Este acto solemne al cual asistimos es una demostración inequívoca de la madurez que ha ido conquistando el sistema democrático en la República Dominicana”.
“Si bien es cierto que la vocación por constituir un Estado de Derecho fundamentado en los principios de la democracia y la justicia social datan desde los mismos orígenes de nuestro surgimiento como nación, no lo es menos que esa vocación se ha intensificado, de manera particular, de los últimos 35 años desde la participación de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo a la época actual”.
“Ese proceso de transición de un régimen depóstico a un sistema democrático no ha ocurrido de manera lineal. Por el contrario, ha tenido sus momentos de interrupciones, zizagueo y estancamientos, como lo demuestran hechos recientes de nuestra historia”.
“Sin embargo, la democracia no solo ha logrado sobrevivir, si no que ya empieza a experimentar signo de madurez y perfeccionamiento”.
Como alumno agradecido que ha alcanzado su meta más preciada, su cita con la historia de manera real y tangible, reconoce el aporte de sus mentores políticos a quienes exalta y pondera junto a otros grandes líderes del continente:
“Cuando se examine en forma desapasionada esa etapa turbulenta de nuestra historia, y se cuestionen cómo fue posible la supervivencia de nuestro sistema político, aún en ausencia de tradiciones, valores e instituciones democráticas, la respuesta, invariablemente, tendrá que ser una sola”.
“La democracia pudo sobrevivir porque contó con el privilegio de la presencia de los JB: Joaquín Balaguer y Juan Bosch”.
“El doctor Joaquín Balaguer desde el poder, y el profesor Juan Bosch, desde la oposición fueron las dos figuras que les proporcionaron sentido de equilibrio y de estabilidad al sistema político en la República Dominicana”.
“Otras sociedades latinoamericanas tuvieron la fortuna de haber podido contar con personalidades electrizantes del mundo de la política, como fueron los casos del presidente Rómulo Betancourt en Venezuela; Víctor Raúl Haya de la Torre, Miembro de la Asamblea Constituyente de Perú, José Figueres, en Costa Rica y Luis Muñoz Marín, en Puerto Rico”.
En esa apología a sus dos grandes orientadores políticos, el profesor Juan Bosch, en su condición de formador y guía de sus actitudes políticas-partidistas, y el Dr. Joaquín Balaguer, que aunque con criterios políticos diferentes a los de él, forma parte de esa fauna política que había trazado las pautas de nuestra cíclica vida en democracia. Fernández también incluye al líder del Partido Revolucionario Dominicano, el Dr. José Francisco Peña Gómez, destacando su rol fundamental en tantas y tormentosas jornadas políticas:
“En la República Dominicana hemos disfrutado de la oportunidad de haber contado no sólo con dos grandes líderes políticos de multitudes, como lo han sido el profesor Juan Bosch y el Dr. Joaquín Balaguer, sino, además de dos excepcionales figuras intelectuales que han sabido influir poderosamente en el pensamiento y en la conducta de sus connacionales”.
“Para mayor fortuna nuestra aún, hemos podido contar también con la presencia de otra vigorosa personalidad, perteneciente a una generación más joven que la de los dos maestros antes mencionados, pero que sin duda ha hecho aportes importantes al desarrollo de nuestro sistema democrático. Se trata del Dr. José Francisco Peña Gómez”.
“En distintos momentos y bajo circunstancias adversa, estos tres hombres, comandando las tres principales fuerzas políticas del país, han sido la garantía de que la democracia dominicana no haya colapsado y de que el caos no se haya extendido como una mancha de aceite por todo el cuerpo social de la República Dominicana”.
“Ellos han sido los responsables de haber conducido el proceso de transición democrática que en los últimos treinta y cinco años ha vivido la República Dominicana. En ese proceso de transición hemos vivido momentos estelares que han permitido el ejercicio de uno de los pilares fundamentales de sustentación de la democracia representativa: la alternabilidad en el poder”.
“En 1978, se produjo la alternabilidad democrática del poder cuando el Partido Reformista tuvo que cederle la conducción de los destinos nacionales al Partido Revolucionario Dominicano, que entonces emergía victorioso en los comicios efectuados ese año”.
“Luego de dos administraciones sucesivas de ese partido, el Dr. Joaquín Balaguer volvió a conquistar el respaldo de las mayorías nacionales, y una vez más se produjo la alternabilidad democrática en el poder, cuando esta vez, en forma inversa, el Partido Revolucionario Dominicano hacía entrega pacífica al Partido Reformista Social Cristiano”.
“Mientras se producía ese fenómeno, el sistema político de la República Dominicana evolucionaba de un sistema bipartidista a uno multipartidista, con tres fuerzas fundamentales, la tercera de las cuales la constituye, el Partido de la Liberación Dominicana”.
Aunque el joven presidente nacido en San Carlos y criado en Villa Juana, y sus más cercanos colaboradores al diseñar el discurso de ese día, buscaron todas las formas posibles de complacer y reconocer a la mayor cantidad de los actores políticos para la ocasión, como forma de suturar hondas heridas de la vida política nacional, muchas de las cuales se mantenían aún abiertas como parte del proceso que había dado paso a su elección presidencial, no lo lograron. Resultó imposible tapar con sus intersticios literarios el enorme sacrificio que habían tenido que pagar en su vida el profesor Juan Bosch y el doctor José Francisco Peña Gómez, ante las incontrolables apetencias políticas del Dr. Joaquín Balaguer por mantenerse al frente del poder de la Nación. Lo que debió decir su propuesta discursiva de ese día y no lo dijo el Dr. Leonel Fernández ante la Asamblea Nacional, es que esos dos seres humanos se acogieron pacientemente a su rol de opositores, ante el trayecto avasallante de quien había decidido dirigir desde el Palacio Nacional, los destinos de la nación, sin importar bajo cuales y adversas circunstancias lo lograra.
Hasta su propio maestro y guía había sido relegado al rol de pacificador de las rabietas sempiternas del Dr. Balaguer por mantenerse en el poder, y mantener bajo su control todos los organismos fundamentales del país.
En su peregrinaje de reconocimientos importantes para obtener la presidencia de la República, destaca el rol activo y dinámico de su partido de origen, señala que:
“Para algunos analistas, tanto nacionales como internacionales, la democracia política dominicana se encontraba incompleta debido a que siendo un sistema constituido por tres fuerzas políticas fundamentales, sólo dos de ellas habían accedido al ejercicio del poder”.
“Se requería que esa tercera fuerza también obtuviese la oportunidad llevada por el apoyo de las grandes mayorías nacionales, de conducir los destinos del país”.
“Es, efectivamente lo que acaba de ocurrir”.
“El reciente triunfo obtenido en las urnas por el Partido de la Liberación Dominicana viene a completar ese elemento faltante en nuestro sistema multipartidista en el que sólo dos de sus organizaciones habían ejercido plenamente el poder del Estado”.
“Pero además el triunfo del PLD viene a constituir un acto de reivindicación frente al Prof. Juan Bosch, ya que el haber sido interrumpido en el ejercicio de su mandato democrático, encuentra ahora, por intermedio de uno de sus discípulo, la representación de los que fue su visión de una República Dominicana donde no pereciera la libertad”.
El Dr. Leonel Fernández cambia totalmente el panorama de su intervención, para de alguna forma decirle al auditorio presente y al que lo sigue por los medios de comunicación que se diseña el nuevo orden político de la nación:
“La revolución científico-tecnológica ha sido la base de donde ha emanado el fenómeno de la globalización, el cual ha representado un desafío al concepto tradicional de Estado – Nación, en razón de que las fronteras nacionales son traspasadas por el proceso de transnacionalización de la producción, las comunicaciones, el transporte, el comercio y las finanzas”.
“En la actualidad hay un proceso de globalización que se expresa en la República Dominicana, no sólo a través del sistema de internet en la computadora o de teleconferencia, como recientemente comprobé en la recién inaugurada en la Plaza de la Salud, sino también en el turismo, en las zonas francas, en las transacciones financieras internaciones y en la puesta en práctica de los acuerdos del GATT”.
“El desafió al que nos enfrentamos como nación es el de como asimilamos esos cambios en nuestras estructuras económicas, sociales y políticas sin que ello represente una amenaza de supervivencia a nuestra sociedad, si no que por el contrario es un estímulo al progreso y a la modernización”.
Sin lugar a dudas el hombre que en ese momento se estrena como presidente constitucional de la república, es un apasionado del advenimiento creciente de las nuevas tecnologías de información y comunicación, cuya incidencia se había comprobado en naciones hermanas, al constatar que podían transformar grandes grupos sociales e insertarlos en el proceso de crecimiento sostenido de cada país o región del mundo.
Su gestión de gobierno, se caracteriza en principio por ese espíritu de introducción urgente al proceso de globalización, lo cual expresa en su pieza discursiva bajo los siguientes conceptos:
“Lo que podría ser motivo de preocupación de esos cambios mundiales para la República Dominicana ha tenido lugar en un momento que todavía no estábamos preparados para recibirlos, con lo cual se ha generado la necesidad de acelerar la agenda del desarrollo nacional con la finalidad de ponernos a tono con la hora que va marcando la hora del mundo”.
“Esas tareas de ponernos a tono con el ritmo de avance con que transita la humanidad no es — ni puede ser — labor de un solo individuo”.
“No es — ni puede ser — labor de un solo partido”.
“No es ni siquiera tarea de todos los partidos”.
“Es la labor de toda la sociedad trabajando con un sentido de dirección hacia la conquista de metas nacionales”.
Como han hecho casi todos los gobernantes de la República Dominicana que le antecedieron en la ascensión al poder, plantea la cuestión de la unidad como acción esencial para alcanzar de manera colectiva ciertos niveles de desarrollo, contando además con la incidencia de los distintos partidos y con amplios sectores de la sociedad:
“He examinado con profundo detenimiento los programas de gobierno de todos los partidos que terciaron en el recién finalizado torneo electoral y he encontrado que en todos esos programas hay más elemento en común que elemento de separación”.
“Eso prueba que las distintas fuerzas políticas que se disputan entre sí el escenario eleccionario nacional tiene un claro diagnóstico de nuestras debilidades actuales y una lúcida de hacia donde debemos encaminarnos como nación”.
“Tal vez pocas naciones en el mundo tengan una visión tan clara como la tenemos los dominicanos respecto del tipo de sociedad que deseamos para nosotros y para nuestros hijos”.
“Y por supuesto, mi gran interrogante es la siguiente. Si efectivamente, las distintas fuerzas políticas que conforman el espectro nacional y las distintas organizaciones que hoy integran lo que en el lenguaje moderno se llama sociedad civil, pero en tiempo no muy lejanos se le identificaba como fuerzas vivas de la nación, están de acuerdo respecto a lo que hay que hacer para hacer de la pobreza e iniciar el tránsito hacia la modernización y el desarrollo, y por qué no podemos actuar juntos?”
“Si el Partido Revolucionario Dominicano, el Partido Reformista Social Cristiano y el Partido de la Liberación Dominicana estuvimos de acuerdo, en nuestros respectivos programas de gobiernos para que se apruebe la Ley General de Electricidad, para de esa manera evitarle al pueblo dominicano los interminables e irritables apagones, por qué no podemos trabajar juntos?”
“Si el PRD, PRSC, y el PLD estuvimos de acuerdo en nuestros programas de gobiernos en promover una ley general de privatización de la empresa pública, para una vez estudiada la situación de cada una de las empresas de CORDE, saber qué hacer con ellas, por qué no podemos trabajar juntos?”
“Si PRD, PRSC y el PLD nos comprometemos en nuestros programas de gobierno a cambiar la situación de la justicia dominicana mediante la conformación del Consejo Nacional de la Magistratura, la aprobación de la ley de carrera judicial y la creación de la Escuela Nacional de la Magistratura, ¿por qué no podemos trabajar juntos?”
“Si sabemos que se requiere de la aprobación de una ley de salud y de otra ley general de educación, para que nuestro pueblo pueda disfrutar en ambas áreas de servicios de mayor calidad, Porque no podemos trabajar juntos?”
“Lo que se quiere es evitar que se produzca nuevas quiebras de bancos y de que pobres infelices pierdan los ahorros de toda una vida, y por tanto resulta imperativo la aprobación de una nueva ley que regule el funcionamiento de las actividades bancarias, por qué no podemos trabajar juntos?”
Con premeditada acción estratégica de cara al desarrollo de su gestión gubernamental, y tratando de conseguir la menor incidencia de la oposición política en sus ejecutorias futuras, el alumno aventajado del profesor Juan Bosch, logra que por aclamación silenciosa de la Asamblea Nacional allí reunida, y por aclamación mediática de la sociedad también, pero sobre todo, persigue que la clase política-partidista crea que ha tomado partes fundamentales de sus respectivos programas de gobiernos para aplicar iniciativas esenciales en favor del desarrollo del Pueblo Dominicano:
“Tal vez pocas naciones en el mundo tengan una visión tan clara como la tenemos los dominicanos respecto del tipo de sociedad que deseamos para nosotros y para nuestros hijos”.
“Y por supuesto, mi gran interrogante es la siguiente. Si efectivamente, las distintas fuerzas políticas que conforman el espectro nacional y las distintas organizaciones que hoy integran lo que en el lenguaje moderno se llama sociedad civil, pero en tiempo no muy lejanos se le identificaba como fuerzas vivas de la nación, están de acuerdo respecto a lo que hay que hacer para hacer de la pobreza e iniciar el tránsito hacia la modernización y el desarrollo, y por qué no podemos actuar juntos?”
“Si el Partido Revolucionario Dominicano, el Partido Reformista Social Cristiano y el Partido de la Liberación Dominicana estuvimos de acuerdo, en nuestros respectivos programas de gobiernos para que se apruebe la Ley General de Electricidad, para de esa manera evitarle al pueblo dominicano los interminables e irritables apagones, por qué no podemos trabajar juntos?”
“Si el PRD, PRSC, y el PLD estuvimos de acuerdo en nuestros programas de gobiernos en promover una ley general de privatización de la empresa pública, para una vez estudiada la situación de cada una de las empresas de CORDE, saber qué hacer con ellas, por qué no podemos trabajar juntos?”
“Si PRD, PRSC y el PLD nos comprometemos en nuestros programas de gobierno a cambiar la situación de la justicia dominicana mediante la conformación del Consejo Nacional de la Magistratura, la aprobación de la ley de carrera judicial y la creación de la Escuela Nacional de la Magistratura, ¿por qué no podemos trabajar juntos?”
“Si sabemos que se requiere de la aprobación de una ley de salud y de otra ley general de educación, para que nuestro pueblo pueda disfrutar en ambas áreas de servicios de mayor calidad, por qué no podemos trabajar juntos?”
“Lo que se quiere es evitar que se produzca nuevas quiebras de bancos y de que pobres infelices pierdan los ahorros de toda una vida, y por tanto resulta imperativo la aprobación de una nueva ley que regule el funcionamiento de las actividades bancarias, por qué no podemos trabajar juntos?”
“Quien os dirige la palabra cree firmemente que en esta hora crucial que vive el mundo y la República Dominicana es obligación de todos contribuir con la realización de metas u objetivos nacionales que nos permitan salir de la inocultable situación de sub-desarrollo en que nos encontramos en víspera del advenimiento de un nuevo siglo y un nuevo milenio”.
Como se puede advertir el nuevo gobernante lo quería todo desde el principio y por mucho tiempo, pues ese cambio funcional de toda la estructura gubernamental le daría a su partido, pero sobre todo a él y sus más cercanos colaboradores, el control de casi toda la dirección del Estado. No sólo deseaba contar cm el apoyo de las cámaras legislativas para aprobar leyes de alta política de Estado, sabiendo que las mismas no pertenecían a su partido. Con esta parte esencial de su discurso buscaba imponer un consenso mediático a las fuerzas políticas del país en ese momento
Con tan sólo un senador y 13 diputados, el doctor Leonel Fernández sabía que no podía hacer mucho por la vía legislativa, y orquestó su estrategia presente y futura, a partir de un supuesto entendimiento de las fuerzas democráticas de la nación, que propiciara un amplio sentido de la gobernabilidad, tomando como punta de lanza la llegada del nuevo milenio, y de hecho, dentro de una nueva conceptualización de la dirección del Estado:
“Quien os dirige la palabra cree firmemente que en esta hora crucial que vive el mundo y la República Dominicana es obligación de todos contribuir con la realización de metas u objetivos nacionales que nos permitan salir de la inocultable situación de sub-desarrollo en que nos encontramos en víspera del advenimiento de un nuevo siglo y un nuevo milenio”.
“En muchas ocasiones sostuve que el gobierno que hoy se inicia debería ser un gobierno de unidad nacional, he planteado también una unidad programática y la celebración de una cumbre política con el propósito de garantizar la gobernabilidad del país”.
“La gobernabilidad es un tema nuevo que hace referencia a ideas viejas”.
“En el fondo, la gobernabilidad democrática hace referencia a la necesaria legitimación que debe tener todo sistema político o lo que es igual, a la necesidad de preservar la estabilidad y el orden político como consecuencia del apoyo que recibe en las distintas fuerzas que interactúan en el seno de la sociedad”.
“Hasta hace relativamente poco tiempo, la amenaza de la gobernabilidad de las naciones latinoamericanas estaba dada por las ocurrencias y los golpes de estado militares que desconocían los gobiernos civiles electos”.
“En la actualidad los golpes de estado militares en América Latina están en crisis. El tránsito de regímenes autoritarios a gobiernos civiles ha dejado como una sombra del pasado las viejas asonadas cuartelarias”.
El presidente dominicano externa diversos criterios sobre la importancia de mantener el orden democrático en las naciones y las acciones que deben ser tomadas en consideración para lograrlo:
“La amenaza a los sistemas democráticos está dado hoy por la incapacidad de poder satisfacer las demandas económicas sociales de las grandes mayorías nacionales”.
“No hay democracia donde hay estómagos vacíos”.
“No hay democracia donde no hay derecho a la educación y a la salud”.
“No hay democracia donde no se reconoce el derecho que tiene todo ser humano a desarrollar sus potencialidades creadoras”.
“Obviamente, en aquellas sociedades donde no hay garantía a las satisfacción de esos derechos fundamentales para la convivencia humana produce una desestabilización del orden y se entra en el campo cenagoso de la ingobernabilidad”.
“Proveer esas posibilidades y el disfrute de esos derechos al pueblo dominicano, insisto, es tarea de todos; y cuando hablamos de garantizar la gobernabilidad en la República Dominicana, mediante un pacto legislativo, que permita la aprobación de leyes consideradas de interés nacional, de ninguna manera se está solicitando que nadie pierda su identidad ni que deje de ejercer su rol de organización opuesto a la que en estos momentos tiene bajo su responsabilidad en la conducción de los destinos nacionales, sino que hagan efectiva su cuota de aportación al mantenimiento de la estabilidad cuya existencia nos favorece a todos”.
“Para garantizar esa gobernabilidad debe haber una estrecha colaboración entre el Poder Ejecutivo y Poder Legislativo”.
“De manera equivocada se ha pretendido difundir la idea que el gobierno que hoy asume su mandato es un gobierno de base precaria porque se encuentra en franca minoría tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados”.
“Al hacerse esa afirmación, se pierde de vista el que desde sus orígenes, el Parlamento o Congreso fue concebido como un contrabalance o un contrapeso a la rama ejecutiva del poder público, el cual quiere significar que sólo dentro de una visión autoritaria de la democracia el que el poder ejecutivo controle o avasalle el Poder Legislativo”.
“Los criterios que a través de los órganos de opinión se han querido difundir tuviesen cierta veracidad, en el sentido de que un gobierno del Partido de la Liberación Dominicano resulta débil porque no tiene mayoría en el congreso habría que preguntarse cómo gobierna Bill Clinton en los EE.UU. ,donde tanto el Senado como la Cámara de Representantes están bajo el control del Partido Republicano, o cómo gobernaron Ronald Reagan y George Bush, ya que bajo sus mandatos el congreso estuvo bajo la dirección del Partido Demócrata?”
En su primera juramentación presidencial, el Dr. Fernández Reyna hace un vehemente llamado a las fuerzas políticas para propiciar un real clima de gobernabilidad, para cuya demanda resulta sumamente esencial contar con un estrecho entendimiento entre el poder legislativo y el poder ejecutivo:
“Para garantizar esa gobernabilidad debe haber una estrecha colaboración entre el Poder Ejecutivo y Poder Legislativo”.
“De manera equivocada se ha pretendido difundir la idea que el gobierno que hoy asume su mandato es un gobierno de base precaria porque se encuentra en franca minoría tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados”.
“Al hacerse esa afirmación, se pierde de vista el que desde sus orígenes, el Parlamento o Congreso fue concebido como un contrabalance o un contrapeso a la rama ejecutiva del poder público, el cual quiere significar que sólo dentro de una visión autoritaria de la democracia el que el poder ejecutivo controle o avasalle el Poder Legislativo”.
“Los criterios que a través de los órganos de opinión se han querido difundir tuviesen cierta veracidad, en el sentido de que un gobierno del Partido de la Liberación Dominicano resulta débil porque no tiene mayoría en el Congreso habría que preguntarse cómo gobierna Bill Clinton en los EE.UU. ,donde tanto el Senado como la Cámara de Representantes están bajo el control del Partido Republicano, o cómo gobernaron Ronald Reagan y George Bush, ya que bajo sus mandatos el Congreso estuvo bajo la dirección del Partido Demócrata?”
“El que el partido controle la rama ejecutiva no tenga la dirección del Congreso, lo que significa es que hay que apelar necesariamente algo que el pueblo siempre ha deseado, y es a que se gobierne recurriendo a métodos democrático que no excluyan a nadie de los mecanismos de toma de decisión de sectarismo político”.
“En su extraordinario ensayo, James McGregor Brums, el biógrafo por excelencia de Franklyn Delano Roosevelt sostiene que el liderazgo político moderno ya no encuentra su fundamento en las condiciones del líder iluminado o del sujeto mesiánico, sino más bien en la capacidad de transacción de interés en conflicto que asegure la conquista del bien común”.
“Esta experiencia que hoy se inicia en el Partido de Liberación Dominicana, en lugar de interpretarse en el ejercicio de un mandato débil por no disponer de mayoría congresional, debe visualizarse como una oportunidad que se ha ofrecido a la sociedad dominicana para que la democracia se ejerza al margen de criterios autoritarios y de prácticas excluyentes”.
En su intervención discursiva hace acopio de diversos conceptos políticos y citas históricas de verídico relieve para justificar ante el país y el mundo, como un partido con tan escasa representación legislativa asume la dirección de la administración pública de la Nación:
“El que el partido controle la rama ejecutiva no tenga la dirección del Congreso, lo que significa es que hay que apelar necesariamente algo que el pueblo siempre ha deseado, y es a que se gobierne recurriendo a métodos democrático que no excluyan a nadie de los mecanismos de toma de decisión de sectarismo político”.
“En su extraordinario ensayo, James McGregor Brums, el biógrafo por excelencia de Franklyn Delano Roosevelt sostiene que el liderazgo político moderno ya no encuentra su fundamento en las condiciones del líder iluminado o del sujeto mesiánico, sino más bien en la capacidad de transacción de interés en conflicto que asegure la conquista del bien común”.
“Esta experiencia que hoy se inicia en el Partido de Liberación Dominicana, en lugar de interpretarse en el ejercicio de un mandato débil por no disponer de mayoría congresional, debe visualizarse como una oportunidad que se ha ofrecido a la sociedad dominicana para que la democracia se ejerza al margen de criterios autoritarios y de prácticas excluyentes”.
Luego de externar criterios sobre gobernabilidad y democracia, cuando se tiene conciencia de que quien llega al gobierno no tiene respaldo de amplia base congresional, el Dr. Fernández sabe que tiene que demostrar ante el pueblo dominicano que sus disquisiciones no son una pose circunstancial para lograr la armonía necesaria ante un reto de tanta trascendencia. Para dirigir una nación pequeña, pero sumamente complicada y exigente desde el plano político, como la República Dominicana, el mandatario conceptualiza en torno a lo que será en gran medida, su programa de gobierno:
“Por otra parte, estamos conscientes de que debido al hecho de que el Partido de la Liberación Dominicana no ha tenido un ejercicio previo de mandato presidencial, hay determinados sectores de la vida nacional que se manifiestan inquietos y se cuestionan en relación a los propósitos y la naturaleza del gobierno que hoy se inicia”.
“Señores miembros de la Asamblea Nacional, si lo tenéis a bien, permitidme despejar esas dudas y explicar el alcance de nuestros objetivos”.
“En primer lugar el gobierno que hoy se inicia se propone desarrollar una profunda reforma y modernización del Estado. Para eso, es decido conformar una Comisión Presidencial Pro-reforma del Estado, la cual será presidida por quien os dirige la palabra con la finalidad de darle seguimiento permanente”.
Como se puede leer en esta parte de su pieza discursiva, el presidente asume de manera personal las acciones que darán como resultado la transformación y modernización del Estado para conjurar un mal de fondo en la vida democrática nacional:
“El objetivo central de la reforma y la modernización del Estado dominicano es de contribuir a la eliminación de la corrupción de la administración pública, hacer más eficiente el servicio público que se provee a la nación debido a que el problema de la corrupción es un mal estructural del sistema político dominicano y no una conducta exclusiva de una determinada fuerza política, hay quienes estima que una lucha de esa naturaleza tiene carácter quijotesco”.
“Se equivocan. La corrupción sí puede ser enfrentada, sobre todo en esta etapa del desarrollo de nuestros pueblos en que se ha tomado mayor conciencia de la relación directamente proporcional que existe entre los niveles de pobreza y el enriquecimiento desorbitado de unos pocos”.
El novel presidente plantea al solemne auditorio allí reunido, la metodología que su gestión de gobierno implementará para enfrentar con eficiencia ese flagelo de alcance continental y mundial que es la corrupción en las instancias estatales:
“Para enfrentar la corrupción, empezaremos con un plan de aplicación universal de la Ley del Servicio Civil y la Carrera Administrativa”.
“Con la aplicación de esa ley se les proporcionará seguridad y estabilidad a los empleados y funcionarios públicos. En la medida en que mejoremos la administración del sistema tributario y podamos aumentar los ingresos del Estado, aumentar los salarios de los servidores públicos, pues tenemos la convicción de que uno de los elementos que más incide en la comisión de actos de corrupción es precisamente el de los bajos salarios”.
“Habrá seguro médico para todos los empleados públicos. Habrá promoción en base al mérito y educación continuada que eleve permanentemente la capacidad de dichos servidores”.
“Con esas medidas lo que se busca es profesionalizar la burocracia dominicana con lo cual se conquista la lealtad del empleado a funcionario público con respecto al Estado”.
“Pero además de darle aplicación a la Ley de Servicio Civil y Carrera Administrativa, nos proponemos establecer un nuevo esquema de control financiero del Estado a cargo de la Controlaría General de la República, la cual operará con autonomía administrativa y presupuestaria”.
Su propuesta de reforma también incluye al sistema judicial, como se puede apreciar en los párrafos siguientes:
“Propiciaremos una verdadera reforma judicial, que garantice la aprobación de la carrera judicial que establezca la Escuela Nacional de la Magistratura, que eleve el salario de los jueces y demás auxiliares de la justicia y que dignifique el rol de los magistrados”.
“Todos esos son elementos previos para alcanzar la aplicación y las normas vigentes de nuestro Código Penal relativa a la comisión de delito lesivo al interés del patrimonio del Estado”.
“Finalmente, para atacar de manera directa todos los actos de corrupción que se realizan al amparo de la administración del sector público, se asignarán al Procurador General de la República funciones especiales para supervisar el programa anti-corrupción”.
El presidente Leonel Fernández define las pautas claves de su plan de gestión gubernamental en cuanto a economía y estrategia de desarrollo:
“En lo referente al ámbito económico, el gobierno que hoy se inicia anuncia que su estrategia de desarrollo descansa en los siguientes puntos:”
1.- “Estabilidad macroeconómica, con la cual se garantiza una estabilidad en los precios al consumidor y en la tasa de cambio”.
2.- “Reactivación de los sectores productivos, especialmente de los sectores agropecuario e industrial, para lograr una economía sustentable en el largo plazo”.
3.- “Cambio en el orden institucional, lo que implicará llevar un cambio de reformas en las finanzas públicas sobre todo en los marcos de la reforma tributaria y arancelaria”.
“En lo que atañe al sector externo, haremos modificaciones en el régimen de aduana, en las instituciones vinculadas al servicio exterior para poner a disposición de exportación y la atracción de nuevas inversiones”.
4.- “Equidad Social, con la cual se quiere dejar establecido que el gasto público será reorientado en favor de las áreas sociales, como educación, salud, agua potable, alcantarillado y vivienda”.
“El objetivo de la política económica de nuestro gobierno será el de reducir los altos niveles de la pobreza que actualmente existen, generando empleos de la mediana, pequeña y microempresa, modificando el sistema de jubilaciones y de pensiones e introduciendo cambios en el sistema de seguridad social”.
Luego establece criterios diversos sobre aspectos sensibles de la sociedad dominicana, al destacar la importancia de la niñez, la mujer y los envejecientes. En esos cíclicos planteamientos aborda el problema escolar del país, y las recomendaciones que su gestión de gobierno ha previsto deben atenderse y modificarse para beneficio del sistema educativo, y cito:
“Nuestro gobierno será un gobierno orientado en favor de la niñez, de la juventud, de la mujer y de los envejecientes”.
“Para que sin demora alguna se comprenda la orientación de este gobierno, procederemos a poner en lo inmediato a poner en ejecución el programa de desayuno escolar gratuito en las escuelas públicas. Aplicaremos masivamente el programa de vacunación. Distribuiremos los libros escolares”.
“Arreglaremos las escuelas y empezaremos con nuestro plan de establecer laboratorios de computadoras en las escuelas, como una forma de introducir las nuevas herramientas de aprendizaje”.
“Con el gobierno que hoy se inicia, podremos decir, República Dominicana, despierta, que ya llegó la hora de la escuela, República Dominicana despierta que ya llegó la hora de los niños”.
“Nunca olvidaré aquella frase de un niño que me cortó el paso por las calles de Salcedo para decirme en tono esperanzador: “Leonel, yo quiero que tú seas presidente para yo dejar de ser limpiar botas”.
“Tampoco olvidaré aquella joven de la sección de La Piña, en Santiago Rodríguez, quien me expuso en muy breves palabras el más completo de todos los programas políticos electorales”.
“Me dijo. A lo único que yo aspiro es a que un gobierno que usted presida en esta comunidad haya agua, luz y que se pavimenten las calles”.
El tribuno aventajado de Villa Juana, utiliza toda la parte final de su intervención para reconocer la grandeza de la nación para enfrentar y superar sus retos. Externa como generalmente hacen todos los presidentes del país al jurar ante las Cámaras Legislativas, que claman por la integración total del pueblo a su obra de gobierno, porque saben que las expectativas creadas durante la campaña son inmensas y no podrán ser atendidas en sólo cuatro (4) años y por un solo equipo de seres humanos:
“Nadie suele poner en dudas que la República Dominicana es un país con un gran porvenir. Con recursos naturales, con variedad de climas, con una gran infraestructura física, con una mano de obra abundante y deseosa de ser incorporada al mercado laboral, lo único que le hace falta es una renovación espiritual que le haga mirar con optimismo su propio destino”.
“Eso no quiere decir, en modo alguno, que desdeñemos la magnitud de la obra que nos aguarda. Sabemos que lo que tenemos por delante requiere de mucha ecuanimidad, enormes sacrificios y de gran prudencia”.
“Vamos afrontar el reto, que no es tan sólo mío, sino de nuestro partido y de mi generación”.
Las palabras finales de su discurso las utiliza para hablar de la salud del país y de su gente, pero fundamentándolas en la divinidad y en figuras claves de la mitología Griega y Romana:
“Siento que el pueblo cifra muchas esperanzas en lo que hará nuestro gobierno. Y no lo defraudaremos”.
“Estamos obligados a gobernar como Dios manda, por lo que en esta hora suprema de mi existencia suplico a Dios Todo Poderoso que al igual que al Rey Salomón nos ilumine y nos provea de la sabiduría requerida para guiar a la República Dominicana por el Nuevo Camino”.
Como pueden apreciar los lectores, el Dr. Leonel Fernández no se refiere ni cuestiona, en ningún momento aspectos relativos al gobierno anterior, que como todos los nacidos en la segunda mitad del siglo veinte (XX) sabíamos, lo presidía el Dr. Joaquín Balaguer. Aparentemente, esa pasiva actitud hacia el líder de las huestes reformistas se debió al apoyo que le brindó en la segunda vuelta electoral para poder cerrarle el paso al Dr. José Francisco Peña Gómez en ese momento y poder alcanzar la Dirección del Estado.
Se sobreentiende que las finanzas públicas están perfectamente ordenadas, pues al exponer sobre las características del manejo de las finanzas públicas en la gestión que inicia, no se refiere en ningún momento en bien o mal al manejo dado a los mismos por el Dr. Balaguer y su equipo económico, en los últimos diez (10) años de gobiernos.
Fernández no expone una sola expresión sobre corruptos o corrupción en ninguna de las tres últimas gestiones del Dr. Balaguer. Sin decirlo literalmente, hemos vivido diez (10) años de cierta bonanza económica y un efectivo control del gasto público. Ante esa maravillosa herencia de tanta eficiencia financiera, solo tenía que hacer el gobierno del Dr. Fernández Reyna que iniciaba ese día, los ajustes respectivos y continuar aplicando el mismo librito o esquema de trabajo. Desde su particular punto de vista, con tan sólo incorporar la tecnología a su gestión de gobierno, como efectivamente hizo, era el aspecto necesario para modernizar el Estado y transformarlo del siglo veinte (XX) al siglo veinte y uno (XXI)
Una propuesta que no trató en su intervención discursiva de ese día, fue lo referente al uso excesivo de la estructura diplomática del país para supuestamente proyectar la nación ante los ojos del mundo. Al parecer no figuró ese reglón dentro de sus intereses iniciales, pero ya instalado en el Palacio Nacional, ese aspecto se convirtió en uno de los programas de mayor importancia en esa primera gestión de gobierno del más adelantado de los “hijos políticos” del Profesor Juan Bosch.
Luego de concluidos sus doce (12) años de gestión gubernamental, incluidos ocho (8) de manera consecutiva, los diversos sectores de la sociedad dominicana coinciden en que el Dr. Fernández hizo gastos extraordinarios en Relaciones Exteriores para proyectar su imagen en foros y organismos internacionales, con la expresa intención de que su figura fuera valorada para ocupar cargos diplomáticos en organismos de cooperación multilateral. Lamentablemente para él y para el país, la extraordinaria inversión de recursos que en el sector hizo esta nación pequeña y pobre del Caribe durante esa primera gestión de gobierno, apenas alcanzó ciertos niveles de proyección internacional.
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ANÁLISIS AL DISCURSO DE TOMA DE POSESIÓN PRESIDENCIAL DEL DOCTOR LEONEL FERNÁNDEZ REYNA EL 16 DE AGOSTO DEL AÑO 2004.
El 16 de agosto del 2004 el doctor Leonel Fernández inicia su intervención discursiva haciendo acopio del valor histórico que para el país significa la Guerra de la Restauración de la República. Esa gesta patria que inició en 1863 y concluyó en 1865, abortando los planes anexionistas del general Pedro Santana y sus seguidores. La ocasión permitió al Tribuno de Villa Juana, la oportunidad de explicar a los dominicanos y al mundo, cómo había quedado el país luego de la difícil gestión gubernamental presidida por el presidente Hipólito Mejía Domínguez, que es como señalar una mala dirección estatal del Partido Revolucionario Dominicano.
En el escenario solemne de la Asamblea Nacional, y ante la presencia de decenas de invitados internacionales, el mandatario que se juramentaba por segunda ocasión ese día, externó las siguientes palabras y cito:
“En un día como hoy, hace 141 años, lo mejor del alma nacional se expresó con auténtica nobleza, dando origen a la gesta heroica de la Restauración de la República”.
“Casi un siglo y medio después de tan portentosa hazaña, lo que le aguarda a nuestro país es una lucha titánica, denodada, para volver sobre sus raíces e iniciar un período de regeneración moral y patriótica, así como de reorganización económica, social e institucional, que nos permita, como el ave Fénix, emerger de nuestras propias cenizas. Con el respaldo de casi 60% del electorado recibido en el pasado certamen, asumo hoy, por segunda vez, el inmenso honor y la gran distinción de colocar sobre mi pecho la enseña tricolor. Lo hago consciente de la gravedad de mis responsabilidades y del momento delicado que vive la nación. No escapa a mi conocimiento que nuestro país atraviesa en la actualidad por una de sus crisis más agudas y severas de todos los tiempos. Que nuestro pueblo sufre. Se siente desprotegido y frustrado, pero al mismo tiempo esperanzado e ilusionado de que, con la gestión del gobierno que hoy se inicia, empezará a trillar nuevamente por senderos de estabilidad, de progreso y de bienestar. Quien os dirige la palabra se compromete solemnemente, en este momento crucial de nuestra historia, a aportar lo mejor de sí mismo, así como de todos los integrantes del equipo de gobierno, para que el pueblo dominicano asegure su derecho a la alimentación, al empleo, a la educación, a la salud, a una vida moderna y civilizada. En fin, a una vida digna, decorosa y decente”.
Con acentuado ímpetu expositivo, el estadista continúa explicando la difícil situación en que recibe el poder político y económico de la nación, y la manera en que junto al valor, el esfuerzo, y el sacrificio del Pueblo Dominicano, logrará superar, y cito:
“Reconozco que no será tarea fácil. Muchos peligros nos acechan. Muchos obstáculos se entreponen a nuestro camino. Momentos difíciles nos esperan. Acomodarse en la silla presidencial será como caminar sobre un campo minado o sentarse sobre un fogón encendido. Sin embargo, que nadie se equivoque o llame a engaño. Así como a lo largo de nuestra historia hemos salido triunfantes en muchos momentos aciagos y de gran pesadumbre, también ahora el pueblo dominicano, en base al sudor de su trabajo, su capacidad de sacrificio, la confianza en sí mismo y la fe en Dios, vencerá esta crisis, la derrotará, la sofocará, la destrozará, al tiempo que marchará erguido y orgulloso hacia la construcción de un futuro más luminoso. Hasta hace poco, la República Dominicana era objeto de encomio y de reconocimientos en el ámbito internacional. Durante la década de los noventa, y muy especialmente durante su segunda mitad, nuestro país experimentó un crecimiento económico impresionante, el mayor de América Latina y uno de los mayores del mundo. Ese crecimiento se produjo con estabilidad. Teníamos un control sobre la inflación, que nunca pasó de un dígito. Había certidumbre en la tasa de cambio. Las tasas de interés bajaron. Se crearon cientos de miles de empleos. El poder adquisitivo creció. El comercio se expandió. La pobreza se redujo y el país vivía con la satisfacción de que nos encontrábamos en los umbrales de una etapa de prosperidad y de progreso. Pero, de repente, todo eso se nos esfumó. Se nos escapó como agua entre los dedos, y ahora, nuestro pueblo se pregunta con razón: ¿Cómo ha podido ser? ¿Qué ha ocurrido en la República Dominicana para que en tan poco tiempo haya pasado de ser un paradigma del progreso latinoamericano a un nuevo arquetipo del fracaso?”
Fernández detalla a continuación la difícil situación encontrada y las acciones que su gobierno necesariamente tendrá que asumir para tratar de superar:
“Aclaro que no acudo ante esta augusta Asamblea Nacional con la intención aviesa de levantar el índice acusador contra nadie. Semejante acto sería contrario a mi forma natural de proceder y estaría en pugna con el carácter solemne de esta ceremonia. Sin embargo, no puedo permanecer en silencio sin que el pueblo conozca la verdadera magnitud y profundidad de la crisis que actualmente nos agobia así como de los ingentes esfuerzos que tendremos que realizar todos, gobernantes y gobernados, para poder remontarnos sobre ella. La crisis económica, que actualmente nos abate, es de tal naturaleza que sólo el año pasado, en el 2003, la producción total de bienes y servicios del país, o lo que los economistas denominan el producto interno bruto, se redujo, en términos de dólares, en cinco mil millones. Si esa cifra la multiplicamos por 45, que es el promedio de la tasa de cambio del peso al dólar, tendríamos como resultado 225 mil millones de pesos”.
El presidente deja claramente establecido el contexto económico nacional e internacional en que la pésima gestión encabezada por el saliente gobernante, Hipólito Mejía Domínguez, deja en sus manos:
“Pero en adición a esa disminución de la producción de riquezas, ocurre que en estos momentos tenemos en la República Dominicana un déficit fiscal consolidado de 56 mil millones de pesos, esto es, casi la mitad del presupuesto 4 del gobierno actualmente en ejecución. Tenemos una inflación acumulada anual de un 60 por ciento. Altas tasas de interés. Una devaluación de la moneda nacional en más de un 100 por ciento. Pérdida del poder adquisitivo de los salarios e ingresos. Disminución del consumo. Pérdida masiva de empleos. Reservas netas negativas. Un crecimiento por debajo de cero. Fuga de divisas y cierre del acceso al mercado de capitales. Dificultades de financiación externa y de nuevos flujos de inversión extranjera. Deuda pública equivalente al 60 por ciento del PIB. El Fondo General de la Nación, el cual debe cubrir los gastos de operaciones e inversiones de las instituciones del Gobierno Central, tiene un balance en rojo de un mil ochocientos millones de pesos. De igual manera, el fondo especial destinado a la regalía pascual está también en rojo. Todo eso equivale a decir que el próximo gobierno no dispondrá de un solo centavo para empezar a trabajar y tendrá que realizar grandes esfuerzos para poder cubrir en las Navidades su compromiso de un salario adicional con los empleados públicos”.
El panorama planteado por el presidente cobra niveles alarmantes cuando establece ciertas comparaciones entre su primera gestión y la saliente, dejando en evidencia que ha habido un gasto descontrolado del erario público, totalmente alejado de lo que debe hacerse con una Nación como la nuestra, siempre en busca de su desarrollo ante el mundo, y cito:
“En síntesis, el gobierno que hoy asume está heredando una de las peores crisis económicas de nuestra historia. Con respecto a la deuda externa, cabe señalar que cuando llegamos al gobierno, por vez primera, en el 1996, la deuda externa de la República Dominicana era de 3 mil 810 millones de dólares. Cuatro años después, en el 2000, cuando descendimos del solio presidencial, esa deuda había disminuido a 3 mil 635 millones de dólares. ¿Quién, en su sano juicio, jamás habría pensado que en el período constitucional que en estos momentos llega a su fin, esa deuda sería llevada a 7 mil 200 millones de dólares, esto es, casi al doble de la que había cuatro años antes? ¿Qué grandes razones se presentaron en nuestro país para que en tan breve lapso esa deuda fuese incrementada de manera tan impresionante? ¿Qué causas obligaron a que así se produjese? Algunos de los ideólogos y voceros más conspicuos de esa política de endeudamiento externo solían repetir, en sus momentos de gloria, que visto que esa deuda representaba un bajo porcentaje de la producción nacional, la República Dominicana tenía una capacidad ilimitada para endeudarse. Frente a argumentos tan sofisticados, el pueblo llano, el del hombre y de la mujer común y corriente, solía responder con la sabiduría del sentido común. Es posible que la capacidad para endeudarse no tenga límites. Lo que sí tiene un límite es la capacidad para pagar”.
Según describe el aventajado alumno del profesor Juan Bosch, la realidad económica del país es tan grave que bajo tales circunstancias habría que contar con un milagro de la divinidad para poner al país en condiciones de presentarse a los mercados internacionales y apelar a recursos frescos para reencausar sus finanzas nueva vez:
“Y precisamente, lo que ocurre ahora, es que debemos pagar; y lo malo es que no nos han dejado con qué. En su edición del pasado 6 de agosto, el influyente diario norteamericano, The New York Times, traía la noticia de que en los mercados financieros internacionales se tiene la impresión que la República Dominicana se encuentra en el umbral de un default, es decir, de una cesación de pagos, o incumplimiento de sus obligaciones. Para contrarrestar dicha percepción e impedir las consecuencias nefastas que ésta pudiese generar, la República Dominicana procederá en lo inmediato a una reestructuración de la deuda externa, en consistencia con los criterios del Fondo Monetario Internacional y el Club de París, que le permitan a nuestro país un alivio en el cumplimiento de su carga financiera. Al meditar sobre el nuevo perfil de la deuda externa de la República Dominicana, descubrimos las complejidades del mundo contemporáneo, y de la cautela que ha de mantenerse para representar de la mejor manera posible los intereses nacionales”.
Ofrece en su alocución una detallada explicación sobre la metodología del sistema financiero internacional y su comportamiento hacia las naciones que se hacen acreedoras de sus servicios:
“Ahora, los que deciden el destino financiero de los pueblos son unos jóvenes de entre 25 y 35 años de edad, bien educados y entrenados, los cuales trabajan para agencias calificadoras de riesgo, como Moody´s, Standard and Poor´s y Bear Stearns, así como para bancos de inversores, como J.P. Morgan, Lehman Brothers y Morgan Stanley. Esos jóvenes asignan calificaciones a los países, de acuerdo con su comportamiento económico. A algunos les otorgan A, para decir que están muy bien. A otros, B plus, para indicar que están bien; a otros, simplemente B, para señalar que están regular; y a otros C, para apuntar que están mal. A la República Dominicana le han otorgado CCC, que es como si fueran a decir que estamos muy, muy, pero muy mal. En la actualidad, sólo Argentina, después de un demoledor colapso financiero de hace algo más de dos años, tiene en América Latina una calificación inferior a la de la República Dominicana. Ahora, esta imagen hay que cambiarla con urgencia, este proceso hay que revertirlo. De lo contrario, nos quedaremos sin nuevos flujos de recursos de inversiones frescas. Permaneceríamos aislados en el mundo, lo cual sólo precipitaría irremediablemente nuestra decadencia económica y social”.
En las primeras siete (7) páginas de su discurso, el Dr. Leonel Fernández Reyna ha planteado la enorme crisis económica que recibe, luego aborda las dificultades que esa realidad plantea para que el país vuelva de nuevo a recobrar la confianza a nivel nacional y en los mercados financieros internacionales. Este concluye con una serie de estrategias económicas que harían posible en un tiempo prudente, la recuperación y estabilidad de la Nación.
“Señores Miembros de la Asamblea Nacional. Ilustres Invitados: La tarea más importante que la República Dominicana tiene por delante en estos momentos, y de la que nuestros conciudadanos esperan mayores resultados, es en la solución de la crisis económica anteriormente descrita y que tan drásticamente ha afectado a todos los sectores sociales. Advertimos que carecemos de los dones divinos para hacer milagros. En estos momentos de eclipse de la vida nacional, resulta más que apropiado evocar la frase inolvidable de aquel gran genio de la política británica, Winston Churchill, quien para vencer a las huestes nazis sólo ofrecía a su pueblo “sangre, sudor y lágrimas”. Entre las diversas voces que se han levantado para sugerir soluciones al drama de la economía nacional, hay algunas que se inclinan por una disminución de los impuestos como forma de reactivación del crecimiento. Respeto esas ideas, pero no las comparto, pues el próximo gobierno no podrá elaborar su plan de acción para combatir la actual crisis extrayendo sus ideas del mundo ficticio de Alicia en el País de las Maravillas, o del universo mágico de Harry Potter. Para solucionar esa crisis, lo primero que se requiere, señoras y señores, es recuperar la confianza”.
Decisiones objetivas debe tomar el nuevo gobierno, y el presidente las expone ante los representantes del pueblo dominicano, y a través de los distintos medios de comunicación que cubren y difunden la solemne ceremonia:
“Y para recuperarla, el próximo gobierno está compelido a tomar un conjunto de acciones, entre las cuales, la más importante, tal vez, sea la de decretar que a partir de este mismo instante iniciamos un período de austeridad. Esa austeridad significa poner todo el empeño para reducir en no menos de un 20 por ciento el gasto del Estado. Hay muchos cargos públicos en exceso, creados mediante la tradicional práctica corrosiva de clientelismo o bien producto de las duplicidades de funciones dentro de nuestro aparato burocrático estatal. Esos serán suprimidos. Soy de los que creen, con absoluta firmeza y convicción, que las oportunidades de empleo tienen que ser iniciadas, fundamentalmente, en el sector privado, que es el gran creador de la riqueza nacional. La función del Estado, entre otras, debe ser la de hacer posible el cumplimiento de ese propósito. 7 En el modelo de desarrollo económico que visualizamos, al sector privado le corresponde desempeñar el papel de locomotora del tren del progreso, y al Estado, el de simple maquinista que la pone en movimiento sobre los rieles”.
Plantea las características funcionales del gobierno que inicia ese día bajo la grave situación económica heredada:
“En el gobierno que hoy se inicia, ninguna institución gubernamental u organismo independiente está autorizado a realizar compras o transacciones que vayan más allá de lo estrictamente indispensable. Nadie, absolutamente nadie, podrá utilizar los fondos públicos para la adquisición de nuevas jeepetas, o para efectuar llamadas telefónicas, nacionales o internacionales, sin límites de tiempo. Los viáticos y las dietas tienen que ser disminuidos. Los gastos superfluos, eliminados. Hay que suprimir aquellos cargos de subsecretarios de Estado no contemplados en la ley orgánica de la Secretaría de Estado correspondiente. Dictaremos normas para evitar que las instituciones del gobierno central tomen préstamos de bancos comerciales domésticos sin la debida autorización de la Oficina Nacional de Presupuesto o la Contraloría General de la República. Se someterá al Congreso un proyecto de ley de modificación de las leyes que contemplan los honorarios consulares, y en lugar de percibir ingresos equivalentes al 25 por ciento de los servicios prestados, los representantes consulares, como todo el mundo en la Administración Pública, recibirán un salario. Pero al tiempo que se toman medidas para reducir significativamente el gasto corriente del gobierno, es imprescindible que el Congreso Nacional apruebe, en el plazo más breve posible, el proyecto de reforma fiscal que le ha sido sometido, y que fue el fruto del acuerdo de la pasada administración con el Fondo Monetario Internacional”.
Dentro de las catorce (14) páginas que integran el discurso del presidente Fernández en esta ocasión, podemos ver un amplio despliegue de las referencias económicas que tanto él como su equipo de gobierno han diseñado para afrontar la crisis de tres (3) bancos comerciales quebrados, las réplicas que esa situación provocó en todo el sistema financiero nacional en la gestión recién concluida, y que hereda su administración gubernamental.
Esa repercusión económica todavía se siente y con fuertes vibraciones ese 16 de agosto del 2004 y exige al nuevo gobernante tomar medidas urgentes para conjurarla en el menor tiempo posible. Esas medidas son esbozadas por el nuevo mandatario de la siguiente manera:
“De acuerdo con las estimaciones del propio Fondo, para lograr la estabilidad y recuperación de la economía nacional, se requiere realizar un ajuste fiscal de un 4 por ciento del PIB, lo que representa treinta mil millones de pesos. El proyecto de reforma enviado al Congreso generaría cerca del 2.5 por ciento del PIB, por lo cual la diferencia de 1.5 por ciento del producto, equivalente a alrededor de diez mil millones de pesos, tendría que ser logrado por mejoría administrativa y reducción de subsidios. A los fines de establecer un régimen de disciplina en el manejo de las finanzas públicas, las nuevas autoridades reanudarán el acuerdo, hoy 8 suspendido, con el Fondo Monetario Internacional. De esa forma accederemos en el próximo año y medio a 1 mil 200 millones de dólares a través del propio Fondo, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo. Para enfrentar el déficit cuasi fiscal del Banco Central, generado por el rescate de los depositantes de los tres bancos colapsados el año pasado, el nuevo gobierno ha obtenido ya el compromiso de destacados empresarios, nacionales e internacionales, quienes depositarán en el Banco Central o el Banco de Reservas los fondos de futuras inversiones, a una tasa de interés por encima de la que se ofrece en los mercados. Con esos fondos depositados durante un plazo razonable, aspiramos a desmontar el referido déficit cuasi fiscal, el cual representa en estos momentos un monto de 90 mil millones de pesos, y el pago de los intereses, 30 mil millones de pesos inorgánicos al año, todo lo cual constituye la causa generadora de la devaluación del peso dominicano y de los altos niveles de inflación que afectan a los consumidores”.
Como podemos advertir, estamos frente a un discurso de alta reflexión económica. Ese discurso que el gobernante lee y dramatiza ante la nación el 16 de agosto del año 2004, era esperado con ansias por la sociedad dominicana, pero sobre todo, por el sistema financiero nacional, dado el impacto que el colapso de tres (3) bancos habían provocado en la estructura económica de empresas y personas físicas. Ya entrado en el desarrollo de sus estrategias profilácticas de la hecatombe moral y económica en que, según sus palabras se encuentra el país, plantea medidas fundamentales desde el ejercicio del poder:
“Para alcanzar la plena recuperación, será imprescindible mejorar los mecanismos de supervisión y de control del sistema financiero nacional. No podemos darnos el lujo de que otro banco pueda quebrar en la República Dominicana. No dispondríamos de los medios para salvarlo y sería injusto cargarle de nuevo a la población los costos de otro naufragio financiero. Así, pues, la salud del sistema bancario es vital para el buen desempeño del conjunto de la economía nacional. Pero, de igual manera, será imprescindible enfrentar con energía y de manera drástica uno de los peores males que afecta el desarrollo de los pueblos y torna ineficaz toda lucha sincera contra la hecatombe de la pobreza: el fenómeno de la corrupción. La corrupción es moral y legalmente inaceptable. Por tal motivo, durante la administración que desde hoy me corresponderá dirigir, tomaremos todas las providencias de lugar para, tal como establece la Convención Interamericana contra la Corrupción, prevenir, detectar, perseguir y castigar todo acto doloso que atente contra el patrimonio público”.
Pone como ejemplo su integridad moral y personal para de manera clara establecer que no protegerá, por amistad o razones políticas, actos dolosos cometidos por funcionarios del gobierno saliente:
“Al volver a dirigir los destinos de la nación, no albergo ánimo alguno de venganza o de retaliación. He experimentado la amargura de ser perseguido con cizaña e intención destructiva, y sin embargo, eso no ha hecho más que fortalecer mi espíritu contra la vileza y la maledicencia así como reafirmar mis convicciones contra el abuso, el atropello y la arbitrariedad. Pero así como nadie será perseguido por razones de revancha política, tampoco esta administración puede convertirse en un nuevo abanderado del borrón y cuenta nueva. La democracia se fundamenta en la rendición de cuentas. Aquel que no tenga las suyas claras, sea del sector público o del privado, que sepa, desde ahora, que la justicia no será objeto de obstrucción ni de manipulación alguna por parte del Poder Ejecutivo para que actúe conforme a como indican nuestros códigos y nuestras leyes. Como deseo actuar siempre de forma clara y sin ningún enturbamiento o enredo, reitero en esta oportunidad lo que he dicho en otras ocasiones: Que nadie me susurre en privado lo que no está en capacidad de decirme en público”.
Aborda con cierta devoción histórica la incidencia en la vida política nacional reciente, de tres líderes que hicieron lo posible por legarnos una patria bajo un criterio enteramente democrático. Con esa puntualización retórica hace énfasis en que nuestros erróneos procedimientos políticos son los que en la mayoría de los casos han provocado las cíclicas crisis económicas y otros males al país, y cito:
“Durante más de cuatro décadas, desde que cayó abatido a tiros el dictador Rafael Leónidas Trujillo, la República Dominicana ha estado inmersa en un proceso continuo de transición hacia la democracia. En sentido general, hemos avanzado en ese proceso. Pero durante cuarenta años no fuimos capaces de crear las instituciones de un verdadero Estado de derecho, garante de la seguridad jurídica y de la protección de los ciudadanos. En lugar de instituciones, la gobernabilidad y el funcionamiento del país reposaba sobre tres líderes carismáticos y respetados, los cuales supieron imponer su autoridad en sus respectivas áreas de influencia política. Esos tres líderes, los más grandes del siglo XX en la República Dominicana, fueron el profesor Juan Bosch, el doctor Joaquín Balaguer y el doctor José Francisco Peña Gómez”.
Destaca el rol protagónico de los grandes líderes nacionales: Prof. Juan Bosch, Dr. Joaquín Balaguer y el Dr. José Francisco Peña Gómez, como equilibrio y sostén de la democracia dominicana luego de decapitada la tiranía trujillista:
“El pueblo dominicano tiene una deuda de gratitud hacia los tres, pues a pesar de sus marcadas diferencias ideológicas y de estilo de conducción política, se dedicaron con amor y sacrificio a ofrecer lo mejor de sus años y de sus talentos a encumbrar a nuestro país. Durante décadas, esos tres líderes constituyeron un freno moral a las apetencias desmedidas y a los desbordamientos con que suelen actuar determinados sectores de la vida nacional. Pero hoy, desafortunadamente, ya esos líderes iluminados no se encuentran entre nosotros. Corresponde ahora a la nueva generación, a la generación del relevo, cumplir con la sagrada tarea de construir el verdadero Estado de derecho con el que siempre soñaron los líderes civilistas de la Restauración. La República Dominicana no puede seguir como va. No puede seguir con la inseguridad ciudadana. Con el tráfico de influencias. Con el clientelismo. Con el enriquecimiento ilícito. Con el abuso de poder. Con el irrespeto. En fin, con la falta de seriedad en todo. La República Dominicana no puede seguir albergando temores de fraude en cada proceso electoral. Los ciudadanos no deben sentirse intimidados o perseguidos por el poder de turno. La prensa no debe ser censurada. Los poderes del Estado, con su actitud respetuosa y responsable, deben conquistar de nuevo la confianza del pueblo. Los miembros del Congreso Nacional deben asumir con dignidad el rol para el cual fueron seleccionados”.
Impulsado por la emoción que le evocan las jornadas de los tres líderes citados, aprovecha para exponer lo que entiende debe ser la convivencia civilizada de una Nación bajo un momento agónico de su existencia:
“Las relaciones entre las cámaras legislativas y el Poder Ejecutivo deben fundamentarse en la colaboración, como garantía de la gobernabilidad democrática de la Nación, siempre en defensa del interés nacional. Nuestro pueblo espera que entre los miembros de las cámaras Legislativas y el Poder Ejecutivo podamos resolver la actual crisis económica. Nuestro pueblo espera que en estos momentos de gran pesadumbre nacional podamos colocarnos por encima de nuestras diferencias partidistas. Hasta ahora, el pueblo dominicano ha sido paciente. Ha tenido una conducta ciudadana ejemplar. Pero no se debe abusar de él. No desafiemos la capacidad de tolerancia del pueblo dominicano. Si para algo ha servido la actual crisis es para poner al desnudo la bancarrota de un sistema que ha demostrado ser incompetente, injusto y corrupto. Cambiémoslo. Sacudamos el árbol de la democracia dominicana. Hagamos que caigan sus frutos podridos. Construyamos una nueva sociedad. Más solidaria. Más justa. Más próspera. Más humana. Más democrática. Más transparente. Más participativa”.
Con esa intervención discursiva ante las cámaras legislativas ocho (8) años después de haber ocupado la primera magistratura de la nación, el gobernante de segunda gestión perseguía exponer ante la sociedad, el desastre económico, institucional y político en que la alta dirigencia del más importante y tradicional partido del país había dejado la patria de Duarte, Sánchez, Mella, Luperón, Caamaño y los Restauradores. Ese propósito tenía como objetivo fundamental fijar en la conciencia ciudadana, que a partir de ese momento no se pensara durante un buen tiempo en la posibilidad de que en esa u otra organización política, surgiera un candidato presidencial en condición de enfrentar con éxito las próximas candidaturas del Partido de la Liberación Dominicana. Realmente sentó las bases para lograr una primera etapa de diez y seis (16) años consecutivos de gestiones peledeístas. Las luchas intestinas del partido del profesor Juan Bosch y el cansancio del pueblo dominicano ante las constantes indelicadezas morales de muchos de sus funcionarios, lo sacaron del poder del país en el 2020.
Aparentemente, rondaban en la psiques mental del juramentado presidente, los primeros rasgos de sus particulares intenciones, las que posteriormente fueron hechas públicas: partido único hasta el 2044, y posiblemente, conductor único de los destinos de la Nación.
En lo que no reparó el nuevo líder de las huestes moradas al pensar en la eternidad del poder político en sus manos, fue en los compañeros del partido que también deseaban la solemnidad, la influencia social y económica de sus cargos. Los grupos y clanes a lo interno de su organización se hicieron sentir con tan desenfrenado ímpetu, que llegaron a enfrentarlo contundentemente para que rebajara sus evidentes apetencias de controlarlo y dirigirlo todo hasta la fecha patria señalada. Favorablemente, ese delirio mesiánico sucumbió en los procesos de los años 2012 y 2016, cuando las luchas intestinas por el poder político de la nación, lo obligaron a claudicar.
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ANÁLISIS AL DISCURSO DE TOMA DE POSESIÓN PRESIDENCIAL DEL DOCTOR LEONEL FERNÁNDEZ REYNA EL 16 DE AGOSTO DEL AÑO 2008
La intervención discursiva del ciudadano presidente constitucional de la República Leonel Fernández Reyna, está integrada por treinta y cuatro (34) páginas, las que él expone dramáticamente ante una concurrida ceremonia compuesta por jefes de Estado y de gobierno de naciones hermanas. También, por funcionarios de organismos internacionales, nacionales, el cuerpo diplomático acreditado en el país, senadores y diputados, así como por familiares y allegados al estadista, que en tan sólo diez y seis (16) años de vida republicana ha ocupado tres veces el solio presidencial.
Dando un vuelco a lo que fue y había sido tomar el mando presidencial como acto fundamental en las celebraciones de la gesta patriótica denominada con toda justeza, Restauración de la República, el gobernante inicia reconociendo la importancia del proceso electoral llevado a cabo en el país en mayo de 1978, y la crisis posterior que ese hecho desencadenó en la vida social, política y económica de la Nación.
Hace referencia a la denodada intención del pueblo dominicano por un cambio de gobierno que no contara con la presencia del Dr. Balaguer y las huestes reformistas en el Palacio Nacional:
“Hace exactamente 30 años, en el 1978, luego de un dramático e intenso proceso electoral, la República Dominicana se vio sumergida en una situación de crisis política. El pueblo dominicano, que en aquel entonces había optado mayoritariamente por un cambio de dirección política, sentía la angustia de ver al país precipitarse hacia el abismo”.
“He aquí, sin embargo, que aquellos lúgubres días de legítima preocupación sobre el destino de la nación, se convirtieron en los cimientos para dar origen al más largo periodo de estabilidad política democrática conocida en la historia de la república”.
“Más aún, de esa momentánea crisis electoral dominicana surgió el proceso de transición democrática que desde la década de los 80 se ha expandido por toda América Latina”.
“Así es, señoras y señores, la transición hacia la democracia y la libertad en América Latina, de la cual en este año se cumplen tres décadas, tuvo su origen aquí, en la República Dominicana; y aunque fue un aporte modesto, nos sentimos profundamente orgullosos de esa contribución al bienestar de nuestros hermanos pueblos de América”.
Para enaltecer el proceso que acaba de culminar con su elección presidencial por tercera ocasión, y segunda de manera consecutiva, compara ambos momentos en la vida política dominicana exponiendo los siguientes criterios:
“Ahora, al culminar el torneo electoral del pasado mes de mayo, lo que reinaba en la República Dominicana era un ambiente de paz, de armonía y de renovada esperanza hacia la construcción de un mejor futuro”.
“No cabe dudas, 30 años después de nuestra crisis electoral, la democracia dominicana se ha consolidado; y lo que emergió triunfante en la pasada consulta popular no fue un partido político, ni siquiera una alianza de partidos, ni tampoco ningún candidato en especial, quien surgió victorioso de nuestro último certamen electoral fue nada más y nada menos que el pueblo dominicano”.
La verdadera razón de esa no tradicional introducción, es condicionar al escenario presencial y mediático. El verdadero objetivo perseguido por el presidente es dirigir los destinos de la nación mientras las fuerzas se lo permitan. Para tratar de alcanzar sus pretensiones cuenta ahora con una plataforma política poderosa, con respaldo económico, alta incidencia mediática, y reconocimiento internacional. Por ello, externa los siguientes puntos de vista:
“Ahora bien, Honorables Miembros de la Asamblea Nacional, en el año 2004, al asumir por segunda vez la conducción de los destinos nacionales, negros nubarrones, en forma de malos presagios, se cernían sobre los cielos de la República”.
“En aquel momento el país se enfrentaba a la crisis económica más severa que nos ha afectado en los últimos 50 años. Entonces prevalecía una situación de fuerte depreciación de la moneda, alta inflación, salida de capitales, déficit del sector público, atrasos en el pago de la deuda externa, colapso del nivel de crecimiento económico, disminución progresiva de la credibilidad del país a nivel internacional y deterioro brutal en las condiciones de vida de los distintos sectores de la vida nacional”.
“La incertidumbre, el escepticismo y el desconcierto predominaban en el ánimo público. Se había perdido la fe en nuestro futuro. Se había evaporado la confianza en nuestra capacidad de recuperación. Nuestra autoestima como nación se había desvanecido”.
Esclarece aún más el panorama heredado del gobierno que concluía en el 2004, y las estrategias que la gestión que inició en ese momento debió implementar para enfrentar con relativo éxito los estragos que se cernían sobre la economía y la sociedad dominicana en sentido general:
“No obstante, debido al diseño de una visión estratégica de futuro, a la elaboración de un plan coherente, al cumplimiento estricto de las metas trazadas en el acuerdo Stand By con el Fondo Monetario Internacional, al trabajo tesonero, a la perseverancia en la conquista de nuestros objetivos y a la confianza de la mayoría del pueblo en nuestras ejecutorias, podemos afirmar hoy con gran satisfacción, que hemos logrado superar las adversidades y dificultades que ponían en riesgo la estabilidad, el progreso y el bienestar de nuestra nación”.
“En base al trabajo, la dedicación y la confianza en un mejor porvenir, superamos la crisis heredada del 2004”.
“En los últimos tres años se registró un crecimiento promedio anual del Producto Interno Bruto, en términos reales, de 9.5 por ciento”.
“Ese es el más alto crecimiento promedio de la región, durante el período, y uno de los más elevados a nivel mundial”.
Ofrece las cifras que demuestran el cambio experimentado en la economía dominicana; cifras y porcentajes de alta satisfacción, que son avalados por organismos financieros nacionales e internacionales:
“El déficit del sector público no financiero de 3.1 por ciento del PIB en el 2004 se convirtió en un superávit de 0.1 por ciento en el 2007, lo que nos permitió recuperar la sostenibilidad de las cuentas fiscales y que el país volviese a ser considerado un sujeto de crédito confiable por parte de la comunidad financiera internacional”.
“La inflación promedio para el periodo indicado alcanzó 7.1 por ciento, lo que contribuyó en gran medida a la recuperación del salario real de los trabajadores dominicanos por la consecuente mejoría del poder adquisitivo de la moneda dominicana”.
“De igual modo se lograron durante los años 2005-2007 reducciones históricas en las tasas de interés activa y pasiva del sistema financiero, lo cual generó un crecimiento extraordinario de la cartera bancaria a sectores estratégicos, como es el caso de la vivienda”.
“Hubo un fuerte flujo de capitales hacia el país que posibilitó una importante acumulación de reservas internacionales por parte del Banco Central”.
“Al 31 de diciembre del 2007, las reservas netas habían alcanzado 2 mil 395 millones de dólares, un incremento de 1 mil 793 millones respecto al nivel registrado al finalizar el 2004”.
En su intervención ante la nación no deja espacio a ninguna duda que pueda entenderse como un fallo de la gestión que bajo su autoridad gerencial de altos vuelos nacionales e internacionales se ha llevado a cabo en los últimos cuatro años. La idea es la de enrostrar a sus adversarios extra e intrapartido, la eficiente labor que ha llevado a cabo su administración, y aquella que en el próximo período desarrollará:
“La inversión extranjera directa, que al culminar el 2004 fue apenas de 909 millones de dólares, alcanzó 1 mil 698 millones de dólares en el 2007, el cual ha sido el nivel más alto alcanzado en toda la historia de la República Dominicana”.
“Una expresión concreta de la estabilidad lograda es la relativa a la tasa de cambio de la moneda dominicana con relación al dólar. Durante los últimos cuatro años, la tasa de cambio de la moneda dominicana ha oscilado entre 29 y 34 pesos por dólar”.
“Hoy podemos hablar de un sector financiero solvente. Hemos superado la crisis bancaria. Así lo muestran los indicadores del sector en lo relativo a su rentabilidad y la morosidad de su cartera. El país cuenta ahora con un mejor sistema de supervisión bancaria”.
“En lo que concierne a un tema de generalizada preocupación, como lo era el denominado déficit cuasi fiscal del Banco Central, debemos informar que ese déficit se redujo de un 3.6 a 1.8 por ciento del PIB, durante los últimos cuatro años”.
Definitivamente, el estadista de tres gestiones gubernamentales destaca en su intervención, las bondades alcanzadas por la implementación de una acertada política económica durante su segunda obra de gobierno provocando que la nación haya cambiado diametralmente. Concretizando esa labor extraordinaria a favor del país, expone logros tangibles en el renglón de la empleomanía:
“La tasa de desempleo ha caído de 19.7 por ciento en octubre del 2004 a 14 por ciento en abril del 2008, el mismo nivel que teníamos al concluir nuestro primer período de gobierno en el año 2000”.
“Ese cambio en la tasa de desempleo significa que durante la administración 2004-2008 se crearon cerca de 500 mil nuevos empleos, como habíamos prometido. Eso contribuyó a una disminución de ocho puntos porcentuales en el nivel de pobreza, que cayó de 43.4 por ciento en octubre del 2004 a 35.7 por ciento en octubre del 2007”.
“A pesar de las difíciles restricciones presupuestarias que hemos enfrentado, el gasto social ha sido aumentado de 7.5 por ciento del PIB en el 2004, a 9.1 por ciento del PIB en el 2007”.
“Aunque todavía lejos de nuestras aspiraciones, el gasto en educación, salud y seguridad social se incrementó casi 2 puntos porcentuales al pasar de 3.4 a 5.3 por ciento del PIB durante el periodo de referencia”.
“En fin, Señores Legisladores e Ilustres Invitados, los esfuerzos desplegados por el gobierno y la población dominicana durante los últimos cuatro años, han tenido como recompensa la superación de una situación que sólo cuatro años atrás parecía conducirnos de manera inevitable hacia el abismo y la catástrofe”.
Para situarse de nuevo en el corazón mismo del país tras la monumental tarea que le ha correspondido y la que tiene por adelante luego de la salida biológica de los tres grandes líderes de mitad del siglo veinte, advierte de las grandes consecuencias que se ciernen sobre el país y todo su aparato económico, si no se toman medidas preventivas desde el momento mismo en que asume el poder por tercera ocasión:
“Sin embargo, parece que el destino nos tiene reservado para grandes pruebas. No bien hemos logrado salir, luego de múltiples e ingentes esfuerzos de la crisis interna que nos abatió durante el cuatrienio 2000-2004, cuando ahora, al iniciar este tercer mandato presidencial, se avizora en el horizonte un deterioro de la economía global, como sólo había ocurrido durante la Gran Depresión”.
“Reconozco que un gran temor se ha apoderado del mundo respecto de los alcances de esta nueva adversidad. Que hay, una vez más, desasosiego e intranquilidad en relación a esta nueva calamidad económica que mantiene a buena parte de la población mundial en estado de zozobra”.
“No obstante, al asumir el poder, en enero de 1933, precisamente en medio de las grandes turbulencias económicas y financieras que sacudían a los Estados Unidos y al mundo de su época, Franklyn Delano Roosevelt advirtió que para superar la crisis lo primero que se requiere es valor y coraje, y por eso a lo único que debe temerse es al miedo mismo”.
“Así debemos enfrentar nosotros este nuevo periodo de gobierno, 2008-2012, que hoy se inicia. Sin miedo. Sin temor. Sin vacilaciones. Con valentía. Con coraje. En base a nuestra capacidad de trabajo. Con estricta e indeclinable confianza en el futuro, pues sabemos que en todo momento, este pueblo, de venerable tradición cristiana, estará protegido y conducido por aquel que guía nuestro destino: Dios, el Todopoderoso”.
El gobernante dominicano hace una radiografía continental y mundial de la grave situación que se avecina, cuyos afectos inciden en economías tan grandes y estables como la europea y la norteamericana. Esta última nación recibe un tratamiento especial del Tribuno aventajado del profesor Juan Bosch en su intervención, dada su condición de primer socio comercial del país:
“La actual es una crisis global caracterizada por los altos precios del petróleo y de los alimentos; por turbulencias en los mercados de capitales; por una crisis financiera, y por una caída abrupta del sector hipotecario, fundamentalmente en los Estados Unidos, todo lo cual ha conducido a una desaceleración del crecimiento económico a nivel mundial, a un incremento de la inflación y a un deterioro de la cuenta corriente de la balanza de pagos de los países importadores netos de productos básicos”.
“En estos momentos, Estados Unidos se encuentra padeciendo una disminución del crecimiento de su economía a nivel de la mitad del año pasado, esto es, de 2.2 por ciento en el 2007, a 1.1 por ciento en el 2008; y una caída del índice de confianza del consumidor a los niveles más bajos de los últimos 16 años”.
“Igualmente, está afectado por un fuerte déficit fiscal, que para este año se proyecta en cerca de 500 mil millones de dólares; por un debilitamiento del valor del dólar frente al euro y otras monedas; y por la crisis hipotecaria del sub-prime, que ha tenido un costo que ya ronda por los 400 mil millones de dólares, provocando que algunos de sus bancos más importantes se hayan tambaleado ante la furia y la magnitud de la crisis desatada”.
“Actualmente, la industria automotriz en los Estados Unidos atraviesa su peor año en una década. Lo mismo ocurre con las líneas aéreas y con los camioneros transportistas, los cuales han reducido su personal, y por consiguiente, la calidad de su servicio”.
“En Europa, baja el crecimiento de la economía. Se incrementa el índice de desempleo, sube la tasa de interés de los préstamos bancarios y el costo de la vida alcanza su más alto nivel desde 1999”.
“En América Latina, con excepción de los países productores y exportadores netos de combustibles fósiles, todos los indicadores de progreso y bienestar de la economía se ven estremecidos por el paso de los vientos huracanados de la actual tormenta económica mundial”.
“En fin, como pueden ustedes apreciar, se trata de una crisis de dimensiones globales, cuyo origen se encuentra en los grandes centros de poder del mundo y que para desactivarse exigirá la aplicación de un conjunto de medidas que reoriente el curso de la humanidad en los años por venir”.
De todos los ejes planeados como parte de la crisis que se avecina para la cual hay que estar en condiciones de enfrentarla, tomando acciones previas que permitan amortiguar cualquier carga extraordinaria en reglones vitales como el petróleo y la cadena alimentaria, el gobernante analiza y propone ciertos criterios funcionales que los miembros de la Asamblea Nacional deberán valorar en lo adelante para tomar decisiones colegiadas. En ese posible escenario pedregoso para el país, expone los siguientes conceptos:
“Tomemos, por ejemplo, el caso del petróleo. Se reconoce que diversos factores intervienen en su determinación de precios, como la relación entre oferta y demanda, la insuficiente inversión en nuevas refinerías, el incremento de los costos para extracción y procesamiento del crudo, el efecto de desastres naturales, la incorporación de China e India al gran consumo y los resultados de las tensione geopolíticas”.
“Comprendemos todo eso. Más aún, estamos conscientes que la actual civilización descansa en el uso de los combustibles fósiles”.
“En el 1900 el mundo produjo 150 millones de barriles de petróleo. En el 2000, cien años después, produjo 29 mil millones de barriles de petróleo, lo cual equivale a un incremento de 180 veces más”.
“El siglo XX, que ha sido considerado como el período histórico de mayor celeridad en la promoción del progreso y la modernización del género humano, fue, esencialmente, el siglo del petróleo”.
“Todo eso es comprensible y aceptable. Lo que no puede comprenderse ni aceptarse es la manipulación de algunos medios, llevada a cabo a escala planetaria, con la intención deliberada y cómplice de ocultar ante el mundo el papel de la especulación en el alza abrupta de los precios de los combustibles en los mercados internacionales”.
Llama poderosamente una vez más la atención de los integrantes de las cámaras legislativas para externarles las desigualdades económicas que producto de las alzas en los precios del petróleo vive el país desde el año 2004, y el comportamiento que las mismas podrán tener a partir del período iniciado el 16 de agosto de 2008:
“Honorables Miembros de la Asamblea Nacional: En el año 2004 la factura petrolera ascendió en la República Dominicana a 1 mil 667 millones de dólares. Para este año 2008, se proyecta que alcance 6 mil 500 millones de dólares”.
“Eso es una diferencia de 5 mil 333 millones de dólares en tan sólo cuatro años, lo que equivale a decir que se ha incrementado en 400 por ciento”.
“En el 2004 la factura petrolera se financiaba con los recursos provenientes de las remesas familiares que ascendieron a 2 mil 230 millones de dólares y sobraba dinero”.
“Ahora, este año, la factura petrolera corresponde a más del doble de lo que ingresará por concepto de remesas familiares, ascendentes a 3 mil 270 millones de dólares”.
“En resumen, el monto proyectado de la factura petrolera de este año, representa casi el doble del monto de la deuda externa registrada al culminar nuestra primera gestión de gobierno en el año 2000”.
Indudablemente que, ante un ambiente tan dramático como el planteado por el estadista para una nación tan pequeña en el Caribe y con bajos niveles de exportación, la obtención sistemática de monedas fuertes en dólares o euros y llevar a cabo la tarea titánica de mantenerla a flote ante el sistema continental y mundial de naciones, exigirá un manejo sosegado de sus finanzas, amparado, claro está, en los renglones de mayor incidencia estratégica de nuestra economía:
“La situación de altos precios del petróleo, de los alimentos y demás materias primas, así como el menor ritmo de crecimiento de la economía mundial, está teniendo un impacto de importancia sobre la balanza de pagos, los niveles de precios y las finanzas públicas de nuestro país”.
“Para encarar con éxito la situación antes descrita, estamos aplicando, en estos momentos, un conjunto de medidas de carácter fiscal y monetario, orientadas hacia el control del gasto, el mantenimiento de la confianza y la preservación de la estabilidad económica”.
“Ahora bien, hasta este momento, en medio de esta situación de calamidad de la economía global, ¿cuál ha sido el comportamiento de la economía dominicana?”
“Durante el primer semestre de este año, la tasa de crecimiento del PIB fue de 7.5 por ciento, similar al registrado para el mismo período del año pasado”.
“La inversión extranjera directa alcanzó el extraordinario monto de 1 mil 511 millones de dólares, lo que significa un aumento de 684 millones de dólares con respecto a igual período del año 2007”.
“El turismo y las remesas aportaron ingresos cercanos a los 4 mil millones de dólares”.
“Sólo en el sector turístico, la inversión proyectada para este año, será de mil 896 millones de dólares; para el 2010, de 2 mil 100 millones; y para el 2011, se estima, hasta ahora, por encima de 1 mil 500 millones de dólares”.
“Estamos conscientes de los grandes retos y desafíos que nos aguardan durante los próximos cuatro años. Son retos desafiantes e incluso hasta intimidantes. Pero por los datos que acabo de ofrecer, todo esto no hace más que poner en evidencia la fuerza, el dinamismo y la vitalidad de la economía dominicana”.
Ya planteada la calamidad nacional e internacional que conoce a profundidad, la que podría hacer colapsar el sistema financiero de la nación, expone lo que entiende debe ser su nuevo gobierno:
“Por todo eso, al iniciar este nuevo mandato presidencial, me permito reivindicar mi proclama de fe y de confianza en el futuro de nuestra nación, para que expresemos una vez más, que en la República Dominicana, a pesar de los malos tiempos, ¡e´ pa’lante que vamos!”
“Durante el nuevo ejercicio gubernamental que hoy se inicia, nos disponemos ejecutar un Programa Macroeconómico de Mediano y Largo Plazo, orientado a preservar la estabilidad macroeconómica; lograr un crecimiento promedio anual del Producto Interno Bruto de por lo menos un 6 por ciento; procurar mantener la inflación en un solo digito; facilitar el financiamiento a los sectores productivos y asegurar la sostenibilidad de la deuda pública, privilegiando el gasto social en educación, salud, agua potable y vivienda”.
“En adición, nos proponemos mantener un superávit fiscal primario en el sector público no financiero de dos por ciento del PIB; promover un crecimiento permanente de las reservas internacionales del Banco Central hasta alcanzar el promedio de las economías de la región y contribuir con la necesaria recapitalización del Banco Central”.
Apoyado en los informes que el equipo económico de su gobierno ha elaborado para la ocasión, amplía las que serán las medidas financieras que su gestión pondrá en marcha para no verse sensiblemente afectado por la avalancha desproporcionada de precios que la marea de la extorsión y la libre competencia internacional, harán llegar hasta nuestras playas:
“Con unas cuentas fiscales en superávit, un Banco Central fortalecido y unos adecuados niveles de reservas internacionales, se aumentaría la capacidad de la economía para mantener la confianza, la estabilidad macroeconómica y protegerse de eventuales nuevos choques externos”.
“Con respecto a la cuenta corriente, entendemos que las correcciones a ser adoptadas en el nuevo programa de gobierno permitirán que dicho déficit resulte en torno a un cuatro por ciento del PIB para el 2009 y continuar esta tendencia a la baja hasta llegar a un 2.3 por ciento del PIB en el 2012, lo cual sería consistente con los niveles históricos observados”.
“Daremos continuidad al programa de reformas del sector financiero y fortaleceremos la regulación y supervisión bancaria. Se introducirá de nuevo el Proyecto de Modificación de la Ley Monetaria y Financiera, y se procederá a la firma de un acuerdo de monitoreo post-ejecución del Programa Stand By con el Fondo Monetario Internacional”.
“En lo que respecta a la Ley para la Recapitalización del Banco Central, en el Presupuesto Suplementario, que acaba de ser aprobado, quedó establecido de manera taxativa, que el Poder Ejecutivo incluirá en el Fondo General el pago de las letras y bonos de recapitalización, y los que correspondan al 2009, con la finalidad de que al cierre de dicho ejercicio fiscal quede regularizado completamente mediante las apropiaciones presupuestarias correspondientes”.
Además de los aspectos propuestos por el gobernante al asumir su tercera gestión, resulta sumamente importante el hecho de que el mandatario altamente preocupado desde su primer período en 1996, por el desarrollo de las nuevas tecnologías de información y comunicación como fuentes de riquezas y desarrollo científico, ahora dedique, por primera vez en tres gestiones de cuatro años, estrategias cardinales y urgentes para reactivar el olvidado sector agrícola.
En su intervención ante la Asamblea Nacional de ese 16 de agosto del 2008, dedica casi cuatro (4) páginas para explicar que hará su gobierno para incentivar la producción agropecuaria nacional:
“Señoras y señores: Nada hay tan degradante para el ser humano como el hambre. Nada tan humillante e ignominioso. Nada tan desgarrador. El hambre equivale a una sentencia de muerte. El hambre es moral y políticamente inaceptable, y por consiguiente, tiene que desaparecer de la República Dominicana y de la faz de la tierra”.
“Sin embargo, en los últimos doce meses ha habido a nivel mundial una escalada alcista sin precedentes en los precios de los principales productos de la canasta familiar, que tienden a incrementar los niveles de pobreza y de hambre en el mundo”.
“Pero, de igual manera, ha habido un incremento drástico de los precios de los principales insumos de la producción agrícola y animal, como son fertilizantes, gasoil, maíz y soya”.
“Obviamente, esa situación se encuentra ligada al alza de los precios de los combustibles en los mercados internacionales. Pero también hay otros factores que lo explican, como, por ejemplo, la disminución de la oferta alimentaria por el abandono internacional que ha habido en la producción agropecuaria; los trastornos del cambio climático que ha desatado, tanto sequías prolongadas, como fuertes inundaciones; el incremento del poder adquisitivo de varios países de economía emergente, que ha modificado los patrones de alimentación de sus poblaciones; el subsidio a la producción y exportación de productos agrícolas en los países desarrollados, lo que ha generado un comercio desleal que desincentiva el desarrollo agropecuario de los países en vías de desarrollo; el cambio de orientación de una agricultura para la producción de alimentos a una agricultura para la producción de biocombustibles, sobre todo extraído de maíz; y finalmente, al igual que el petróleo, la especulación en la suscripción de contratos a futuro”.
Fernández plantea ahora una oportunidad extraordinaria para el sector agropecuario nacional, pues la crisis alimentaria mundial y el alza de los precios de los alimentos regularmente importados, deberán convertirnos en una nación autogestionaria de sus productos agrícolas. Reconoce olímpicamente que ese valioso sector no estaba en su anterior agenda de gestión de ocho (8) años. De atenderse como era necesario en esos tiempos, en este momento nuestros productos fueran demandados en los mercados internacionales, transacción económica que aportaría al país fuertes sumas de divisas en monedas fuertes.
Sobre el proceso actual expone:
“El panorama no pudiera ser más desolador. Para la República Dominicana, sin embargo, podría representar la gran oportunidad que durante años se estuvo soñando para volver a impulsar el desarrollo del sector agropecuario nacional”.
“Desde hace décadas nuestros productores del campo se venían quejando, con razón, de que debido a los fuertes subsidios a la producción agrícola por parte de los países desarrollados, lo que abarataba el precio de sus productos, ellos no se encontraban en condiciones de competir”.
“Ahora, sin embargo, al subir tanto los precios de los productos que vienen del exterior, el productor nacional se encuentra, por vez primera, con la posibilidad de hacer una sustitución competitiva de importación, al producir bienes de igual o mejor calidad que los importados y a un precio más asequible a los consumidores”.
“Para lograr eso, sin embargo, se requiere de un proyecto de transformación y modernización del sector agropecuario. Se requiere aumentar la productividad por tarea de tierra cultivable, reducir costos en la producción, promover el uso de las modernas tecnologías, fomentar la investigación y extensión en lo relativo al mejoramiento de semillas, uso eficiente del agua, energía y fertilizantes en las fincas, y la reducción de las pérdidas post-cosecha a través de una adecuada cadena de fríos, empaque, almacenamiento y distribución de productos”.
Dada la urgencia de evitar una escasez alimentaria nacional, autoriza cuantas acciones económicas posee a su alcance para que los campos, los hacendados, los campesinos y los obreros, continúen la noble misión de alimentar al pueblo, tarea que con poca ayuda estatal habían llevado a cabo hasta el momento. El mandatario aceptó públicamente el descuido al sector cuando externó:
“Es sabido que el sector agropecuario necesita de fuentes de financiamiento para responder a los desafíos existentes en las nuevas condiciones del mercado. Por tales razones, estoy solicitando a las Autoridades Monetarias y Financieras someter a la Junta Monetaria que, de manera transitoria, la cartera de crédito que otorgue la banca comercial múltiple y el sector financiero en general a la agropecuaria reciba una calificación A, con la finalidad de garantizar la seguridad alimentaria en el corto plazo”.
“Para la garantía de la banca, se solicitará al Congreso Nacional que autorice una emisión especial de bonos por un monto de 5 mil millones de pesos que servirían de aval a los préstamos otorgados”.
“El Banco Agrícola de la República Dominicana pasará a ser una Corporación de Crédito Agropecuario, dirigido a la sostenibilidad de los pequeños productores. Los pasivos de terceros, o sea, las cuentas de ahorro de dicho banco, pasarán al Banco de Reservas y serán redimidas en un período de cuatro años, con los beneficios que le pertenezcan al Gobierno dominicano”.
Propone la obtención extraordinaria de recursos económicos favorables al sector agropecuario:
“Estoy autorizando al Secretario de Estado de Hacienda a gestionar ante los Fondos de Pensiones 7 mil millones de pesos para préstamos al sector agropecuario, garantizando la tasa del mercado”.
“De igual manera, estoy sometiendo a la consideración del Congreso Nacional un anteproyecto de ley tendente a la creación en el país de un Sistema de Garantía Recíproca para el sector de la micro, pequeña y mediana empresa (MYPIMES), tanto rural como urbana, que tendrá como objetivo facilitar y viabilizar el acceso al crédito bancario”.
“Estoy sometiendo, de la misma manera, a la consideración de nuestras cámaras legislativas un Anteproyecto de Ley de Seguridad Alimentaria y Nutricional, que será el marco de acción del Consejo de Seguridad Alimentaria, el cual apoyándose en el derecho humano a la alimentación, garantice lo que se tiene como universalmente válido, que es “el derecho de toda persona a tener en todo momento acceso físico, económico y social a suficientes alimentos inocuos y nutritivos, para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias a fin de llevar una vida activa y sana.”
“En el presupuesto del año próximo, asignaremos una partida presupuestaria para fortalecer y generalizar el Seguro Agropecuario y haremos las gestiones pertinentes para lograr facilidades crediticias para programas de financiamiento a largo plazo para dicho sector”.
Independientemente de esas válidas preocupaciones, el mandatario entiende que la República Dominicana debe abocarse a tomar decisiones que garanticen su desarrollo de cara al futuro, conceptos que al efecto propone de la siguiente manera:
“Ahora bien, Señoras y Señores, la República Dominicana, como nación, tiene que mirar más allá de la crisis. Tiene que plantearse objetivos estratégicos de mediano y largo plazo que garanticen la continuidad de su proceso de modernización y desarrollo, que sea social y territorialmente incluyente y compatible con la naturaleza”.
“Al reflexionar sobre estos aspectos, partimos de la premisa de que hacia la década de los años 80, la República Dominicana inició un proceso de transformación de una economía que había sido esencialmente exportadora de azúcar, café, tabaco y cacao, hacia un nuevo modelo de desarrollo, fundamentado en las áreas de zonas francas, turismo, remesas, telecomunicaciones y servicios financieros”.
“Durante más de 25 años ese modelo ha resultado exitoso, y nuestro país ha sido objeto de reconocimientos y elogios internacionales por los logros alcanzados a lo largo de esos años”.
“Pero ocurre que al tiempo que los sectores antes mencionados se iban desarrollando, los sectores tradicionales de la industria local y la agropecuaria, es decir, lo que constituye nuestro sector productivo, se iba rezagando”.
“Los principales efectos de ese rezago han sido la migración del campo hacia las ciudades, la creación de una marginalidad social y de una pobreza urbana, así como el refugio de esa población en actividades económicas informales”.
“Como desafortunadamente hemos podido comprobar, algunos sectores vinculados a la producción global han contribuido a crear una falsa apreciación del concepto de competitividad, el cual parecería entenderse como reducción de costos en la producción mediante el pago de bajos salarios”.
Como ha implementado de manera extravagante en sus dos períodos anteriores los símbolos y signos de la cada vez más galopante globalización, ahora, en un tono más moderado entiende su presencia, pero no como única alternativa de desarrollo nacional, veamos:
“Como habrán podido ustedes advertir, no es que estemos opuestos a la globalización. Este es un fenómeno irreversible, característico del sistema económico transnacional e interdependiente que hoy predomina en el mundo. Lo que abogamos es que sea una globalización justa y solidaria”.
“La Estrategia Nacional de Competitividad fomentará la creación del Sistema Nacional de Innovación y Desarrollo Tecnológico, que dará lugar a la formación de una red de incubadoras de empresas; promoverá un programa de competitividad de la mediana, pequeña y microempresa y desarrollará los clusters de agronegocios, textiles, confecciones, calzado y construcción”.
“En el sector turístico debemos proponernos superar, sin pretender desestimarlo, la modalidad del paquete todo incluido, para de esa manera atraer turistas que estén dispuestos a pagar servicios de mayor calidad”.
“Debemos diversificar la oferta turística y en lugar de playa, sol y arena, que al fin y al cabo es lo que también tienen nuestros competidores, podamos desarrollar el turismo de montañas, de aventuras, de cruceros, de deportes, etc., como ya sé estamos realizando”.
Al finalizar su discurso, el presidente plantea una serie de tareas y compromisos que su gestión debe atender y resolver para garantizar las líneas de desarrollo que la sociedad dominicana requiere en esos tiempos. Entre los más cruciales resalta el mandatario el recurrente problema de la energía eléctrica. Como se puede observar, el tema tiene tantos inconvenientes pendientes que el presidente le dedica casi tres páginas para dilucidar los planes y proyectos que su gobierno en los próximos cuatros (4) años implementará para conjurar la crisis que en una ocasión su partido en la oposición, solicitó al Dr. Joaquín Balaguer Ricardo, entonces presidente de la República, la entrega de la Corporación Dominicana de Electricidad (CDE) para resolver ese mal de siempre.
Aborda la necesidad de aumentar la inversión en educación como forma de capacitar nuestros jóvenes y dotarlos de herramientas formativas claves, de manera que pasen a formar parte de la fuerza productiva del país. Dedica dos páginas y media al tema por lo que todos los presentes en la vetusta asamblea y aquellas grandes mayorías que le siguen a través de los medios de comunicación, entienden que es un estadista ampliamente conmovido por la educación a todos los niveles y que está dispuesto a transformarla. Lamentablemente para el país, se niega a implementar el 4% del presupuesto nacional para el sector durante su mandato, como bien solicitaban las fuerzas activas de la nación mediante coherentes estrategias de reivindicaciones sociales.
Prefirió dejar en manos de sus adversarios políticos-partidistas, y en las del candidato de su propio partido, la suerte del 4% para la educación básica y media del país, cuando era un pedido y una necesidad nacional. La solicitud no fue para nada improvisada, correspondía a un clamor que se había logrado en casi todos los países de América Latina. Su obtusa oposición a esa sana conquista se percibió como una retaliación personal al sector, más que una justificación gubernamental.
Aparentemente, el presidente Leonel Fernández Reyna del período 2008-2012 entendió que la economía dominicana iba a colapsar si concedía esa sentida y necesaria conquista al pueblo dominicano.
De manera favorable, todos los candidatos a ocupar la Presidencia de la República para el período 2012-2016, rubricaron el pacto del 4% para la Educación Dominicana, dejando solo en su postura al mandatario que había dependido del sistema escolar público básico, medio y universitario para formarse como ciudadano y como profesional.
Expone algunos criterios que favorecen la inversión del gobierno en programas culturales y deportivos a nivel nacional. Hace énfasis en la necesidad de que nuestros atletas nos representen dignamente en las olimpiadas del 2012.
Esboza una suerte de acciones gerenciales, logísticas y técnicas para atender el sector salud en toda la geografía nacional. Propone la creación de la Red Pública Única, la Receta Única, las Farmacias del Pueblo y su banco de medicamentos. Los retrovirales para pacientes con VIH-Sida y la consolidación del sistema de la Seguridad Social.
Después de concluida su gestión en el 2012, el pueblo dominicano esperaba la implementación de muchas de las medidas prometidas para el tercer gobierno del presidente Leonel Fernández Reyna el 16 de agosto del año 2008.
De esas promesas, algunas fueron adoptadas e implementadas durante las gestiones 2012-2016 y 2016-2020 del presidente Danilo Medina Sánchez. Otras, incluidas un buen número de este último gobernante, se han materializado tímidamente en la presente gestión gubernamental del presidente Luis Abinader. Otras de las que formaron parte de los programas de gobierno de los años 1996, 2000, 2004, 2008, 2012, y 2016, pernoctan en las frías gavetas de oficinas congruesales, cuando no en las gubernamentales.