Que solo la luna ilumine tú cara,
serpenteando tú belleza de espumas,
que acarician los corales ardiente de tú corazón.
Quien pudiera competir con tanta belleza,
alumbrando un mar de cicatrices nocturnas,
donde besan las almas de los ausentes,
ausente sol, ausente de luna.
Ay si pudiera amarizar en el acantilado de tú corazón,
aposentándome en tú suspirar,
sobre tú pecho de sal,
con silueta de cielo,
sería más feliz que la luna,
cuando besa el mar.
Es que tú sola presencia calma mi embriaguez,
porque tú camina nostálgica y crepuscular,
en qué puerto te puedo encontrar,
para navegar contigo en el silencio de mi corazón.
Navegante de amores nocturnos,
silencios de ecos quebrado en tus brazos,
evocación tiempo lejano,
es que todavía te espero,
sin tus ojos azules que guíen mi ruta,
no puedo zarpar,
es muy triste abandonar la bahía,
naufragado en su ausencia de ti,
qué hago con mi amor nocturno,
con esta sed del tiempo que no puedo saciar.