Andrés L. Mateo busca establecer el ambiente cultural que predominaba en el país al momento que Trujillo asume el control del Estado dominicano, constata “la aplastante hegemonía del pensamiento de Eugenio María de Hostos”, plantea que las ideas de José Ramón López, Federico García Godoy, Emiliano Tejera y Américo Lugo “conforman el legado más palpitante de la cultura dominicana al surgimiento del trujillismo teórico”, todos pensadores de la tradición liberal dominicana. En el caso particular del pensamiento sociopolítico de Américo Lugo, ‘el primer pensador que culmina un sistema ideológico en el país’, Mateo sostiene que entre el trujillismo y el pensamiento de Lugo existen contradicciones en tal grado que las ideas de Lugo “eran difícilmente asimilables a la legitimación del poder”.
Opina que Lugo significaba para el trujillismo “un cuestionamiento frontal a la idea oficial de que con Trujillo la Nación había surgido de su propia inexistencia”. Mateo considera que el pensamiento de Lugo fue “la expresión más problematizada del hostosianismo viviente en el seno del trujillismo naciente”; de ahí que Lugo sea “el símbolo intelectual que quiebra la superficie triunfante del trujillismo en 1930 (…) Y ello se basa tanto en la actitud que mantuvo frente al poder como en sus ideas”.
Mateo sostiene que las contradicciones del pensamiento de Lugo con el trujillismo tuvieron lugar en los siguientes puntos: 1) la interpretación del pasado histórico dominicano. 2) “Su elitismo, su aristocratismo, era espiritual, y eso lo puso en contradicción con la atmosfera despótica”. (3) el nacionalismo. 4) hispanismo/hispanidad, y, 5) la relación entre el discurso y su práctica (1).
Para nosotros, entre el pensamiento de Lugo y la ideología trujillista no hubo armonía ni coincidencias, la mejor manera de comprender esta relación es estudiar la confrontación abierta y directa que los ideólogos trujillistas le hicieran al pensamiento de Lugo. lo hemos visto para el caso del liberalismo, lo mismo sucede con el pesimismo, los ideólogos trujillistas plantearon una visión optimista de la nación y de la historia. El primer ideólogo trujillista en atacar a Lugo y su pensamiento fue el pensador que más contribuyó a fortalecer el aparato ideológico de aquel régimen: Peña Batlle. Orientado por su estrella intelectual el trujillismo atacó tres elementos esenciales del pensamiento hostosiano de Lugo: el primero fue el sistema pedagógico (la educación laica, científica, popular e igualitaria para niños y niñas con el planteamiento de que la solución de los problemas nacionales radicaba en la reforma escolar, a la educación hostosiana contrapusieron el Concordato. El segundo elemento del pesimismo de Lugo confrontado por el trujillismo fue el liberalismo, es decir, la tesis de la descentralización del poder, y el tercer elemento confrontado por el trujillismo fue el pesimismo de Lugo (2).
Peña Batlle será el ideólogo que orientará al trujillismo, en 1941 inicia un recorrido nacional pronunciando discursos que fueron recopilados por Emilio Rodríguez Demorizi en un texto que tituló: “Política de Trujillo”. En 1952, Peña Batlle, ‘el apóstol del trujillismo’ publicó ‘Semblanza de Américo Lugo’, también publica ‘El Pensamiento Político de Américo Lugo’.
El trujillismo refutó el pesimismo de Lugo, rasgo vital de su propuesta ideológica, en 1955 se celebró ‘con bombo y platillo’ los 25 años de la ‘Era del Jefe’, la agenda incluyó la publicación de un folleto titulado ‘Marcado Contraste: Ayer y Hoy’, contenía el ensayo ‘La República Dominicana en la Feria de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre’ de la autoría de Federico C. Álvarez y se le anexó la tesis doctoral de Lugo. Álvarez lleno del optimismo trujillista procura ‘comparar el pesimismo nacional de ayer con el optimismo nacional de hoy’, en ese sentido observa que Lugo “vislumbró el problema más no lo planteó con claridad, porque no supo distinguir lo que es obra del pueblo de lo que corresponde hacer a quienes lo gobiernan”.
La historia dominicana evidenciaba que la raíz del problema nacional estaba en los gobiernos no en el pueblo, lo que pasaba era que el pueblo ‘no tuvo gobernantes’, vivió sumido en la ‘indigencia gubernativa’, son los hechos de esos gobernantes los que ‘confirman el triste apotegma de Américo Lugo’. Consecuentemente, la solución del problema estaba en que al pueblo: “Le hacía falta (…) personalidades ejemplares” / “Era necesario que una personalidad ejemplar contemplará la patria” / “Se requería una valiente actitud, semejante a la de los Trinitarios”,
Álvarez proclama que el pueblo dominicano halló en Trujillo a esa ‘personalidad ejemplar’, que ‘debido a su férrea voluntad y genio fecundo’ que corrigió ‘los errores de nuestros pasados gobiernos’, por lo que: “Ya nadie dice que el pueblo dominicano es degenerado y que sus orígenes raciales lo hacen impotente para organizar un Estado”.
Trujillo, en 1960, siguiendo esta línea de pensamiento, pronuncia un discurso en la Catedral de Santiago Apóstol: ‘donde hablan los ministros de Dios’, somete a ‘nuevas consideraciones’ el ‘trabajo más discutido’ de Lugo: la tesis doctoral de 1916. El análisis histórico de Trujillo del Tratado de Basilea/1795 que ‘abrió la puertas de nuestro país a la influencia haitiana’, bajo esa influencia los dominicanos ‘vivimos 50 años sujetos a un régimen desnacionalizante, de tipo materialista. Los haitianos no gobernaron o nos mediatizaron en todo ese tiempo , soterrando las raíces de nuestro espíritu’, estos 50 años fueron un período de estancamiento y retroceso nacional.
La consecuencia histórica fue que: “Cuando nos independizamos de Haití, en 1844, éramos un país deteriorado, sin raíces inmediatas, ni en la tradición española ni en la tradición positivista francesa. No teníamos conciencia nacional definida”. Entonces; era imposible que ‘del cuerpo social dominicano’ emergiera ‘una súbita reacción que hiciera posible la aplicabilidad de sistemas de gobierno netamente científicos’. Se imponía el cambio histórico y apareció la propuesta de Hostos: Escuelas, un ejército de maestros, Trujillo hace la crítica “el sistema educativo del señor Hostos, anti tradicionalista, naturalista y racionalista” no es la vía: “El materialismo y el naturalismo hostosiano no podían ser los motores de la gran revolución social que necesitaba la vida común del pueblo dominicano. El materialismo, mera abstracción filosófica, no tiene sentido social y político”.
Según Trujillo la escuela hostosiana fue un fracaso: “El racionalismo hostosiano, convertido en gobierno después de la caída de Heureaux, trató de cortar por la raíz la mejor influencia de que podía valerse en Santo Domingo el poder para moderar el pronunciado matiz individualista de los dominicanos: la influencia cohesiva de los sentimientos religiosos. Sin esa influencia vivimos todo el siglo XIX, y sin esa influencia comenzamos a vivir la en la presente centuria por culpa del materialismo hostosiano”.
Era una ‘transición quimérica’ pretender alcanzar el cambio social por la vía de maestros, en el fondo del hostosianismo en palpitaba la demagogia y la retorica, y llegó él con ‘la única revolución posible’: “Sólo por la vía de progreso material, mediante el fomento de la riqueza y la creación de una economía eficiente y autónoma podría obtenerse la fundación de verdaderas instituciones en Santo Domingo” y él, no el hostosianismo ya hizo esa revolución: “La única revolución posible en Santo Domingo la hemos visto realizada ya. Ha sido el resultado de la genuina comprensión de nuestras esencias sociales. Nadie puede desconocer hoy la indiscutible eficacia del régimen institucional vigente en nuestro país”. En este discurso, que es una copia fiel de las ideas de Peña Batlle sobre Lugo, prueba de ello es esto: “Es en este aspecto donde encontramos la grave contradicción del pensamiento político del doctor Lugo”. (3)
Consultas:
1-Para todas las citas de Andrés L. Mateo, ver: Mito y Cultura en la Era de Trujillo. P.66-89. Al Filo de la Dominicanidad. P.214-21.
2-Nota: Para el estudio de la confrontación de Peña Batlle al pensamiento de Lugo, véase: Manuel Arturo Peña Batlle (1952), Semblanza de Américo Lugo. Manuel A. Peña Batlle (s/f), El Pensamiento Político de Américo Lugo. En: Cándido Gerón (2018), Peña Batlle: Estudios, discursos, cartas, conferencias, escritos y textos inéditos (1920-1951). P.139-146. Manuel A. Peña Batlle (s/f), Américo Lugo. En: Cándido Gerón (2018), Peña Batlle: Estudios, discursos, cartas, conferencias, escritos y textos inéditos (1920-1951). P.147-158.
3-Para todas las citas: Rafael L. Trujillo (1960), Discurso. Catedral de Santiago Apóstol. 17/mayo/1960. En este discurso Trujillo: “Presenta las apreciaciones negativas de Américo Lugo y Francisco Henríquez y Carvajal, para con ellas dar por un hecho real y verdadero nuestro escaso o nulo valor como pueblo, nación y Estado”. Rufino Martínez (1965), Hombres Dominicanos. T.III. P.647.