En la evolución del pensamiento sociopolítico de Américo Lugo el período que cubre el gobierno de Horacio Vásquez (1924-30) es altamente interesante ya que el eje central fue la relación política entre estas dos figuras históricas. En 1924, desocupado el país, Horacio Vásquez fue electo presidente de la República con lo cual emerge como el miembro políticamente más destacado de la élite gobernante que brindó apoyo a los invasores. Ahora, en esta nueva coyuntura histórica, el combate / la denuncia a los traidores a la patria fue dirigida exclusivamente a Horacio Vásquez y su gobierno.
En esta tesitura, Lugo escribió el editorial ‘El país se equivocó’: “Cuando el pueblo dominicano en marzo de 1924, eligió presidente de la República al general Horacio Vásquez, el pueblo dominicano se equivocó”. Porque ese pueblo sabía que ‘el general Vásquez no era un carácter’, esto es que era un cobarde y traidor que bajó ‘la espalda acobardado ante la invasión norteamericana’, ‘cooperó con los invasores predicando el desarme, para pedirles, en cambio, vituperable permiso para elecciones’, en fin, la nación lo vio ‘ocultarse, desvanecerse’ y ‘salir de su inglorioso y antipatriótico escondite, a la hora de transigir con el ocupante extranjero, para ir a Washington, a firmar, humilde y sumiso, un pacto sin gloria y sin honor’.
Horacio Vásquez fue electo para el período presidencial 1924-28, pero su partido inició un movimiento para sumarle dos años al mandato presidencial y así prolongarlo hasta 1930, a esto se le llamó ‘La prolongación’. El 26/septiembre/1927 en manifiesto al pueblo dominicano Vásquez se comprometió a no prolongar su mandato, pero el 10/marzo/1928, en otro manifiesto, irresponsablemente, Vásquez ‘de su propio peculio’ dispuso que su mandato terminaba en 1930, caso único en la historia de la humanidad en que un presidente se roba dos años.
Lugo se opuso a esta monstruosidad, entendía que la prolongación del período presidencial era ‘un brote dictatorial’, que ante ‘el brote dictatorial de la prolongación (…) la nacionalidad dominicana está cada día más amenazada en su libertad interna’. Para él, Vásquez y sus secuaces eran ‘una turba de enanos, juglares y marchantes’ que ‘invocando impúdicamente la extinta constitución de 1908’ logró aprobar a unanimidad la prolongación hasta 1930 de Vásquez, los diputados y senadores, Lugo advirtió a Vásquez que la prolongación era ‘una aventura indecente en la cual puede perder la vida, además de la honra’.
Lugo nos legó el más fiel retrato de Vásquez, es perfilado como la personificación del contubernio con el yanqui invasor, como un cobarde y traidor a la patria: “el general Vásquez nunca ha sido nacionalista. Cuando los yanquis desembarcaron y ocuparon la República, el general Vásquez cooperó con el gobernador yanqui en la entrega de las armas dominicanas al invasor a cambio de que el invasor le permitiera ir a las urnas. Cuando el contraalmirante Snowden creó la Junta Consultiva para que ésta ejecutase el Plan Wilson, el general Vásquez la respaldó cn su prestigio. Cuando la Unión Nacional Dominicana promulgó su Credo, él se negó a firmarlo. Comprometido en la Conferencia de Puerto Plata a integrar el Comité Restaurador, para que le diera la espalda (…) bastó una insinuación del Lic. De Castro. Cuando Peynado lo llamó a Washington, fue y firmó el tratado Hughes- Peynado, y vino y propuso su candidatura”. Vásquez terció en unas elecciones celebradas bajo el control ‘de las bayonetas interventoras’, lo hizo ‘para sancionar los despojos y exenciones cometidas por los norteamericanos”.
Para Lugo, Horacio Vásquez es un inepto: ‘Estamos en presencia de una personalidad política en apariencia extraordinaria’; ‘la mediocridad es el signo distintivo del gobierno’ y este no representaba al pueblo: “el Estado dominicano que quizás se encuentra hoy en las manos menos peritas de cuantos lo han manejado a través de su historia” / “en Santo Domingo el gobierno no ha representado nunca la voluntad del pueblo, y acaso hoy menos que nunca”.
Esta postura política de firme denuncia de la colaboración con el invasor yanqui tuvo para Lugo dos consecuencias, la primera fue que provocó la ruptura política de Lugo con la clase dirigente, su propia clase social, la segunda fue que al finalizar este momento (1924-30) que coincidió con la llegada de Trujillo al poder, Lugo se encontraba recluido en su casa, sin amigos ni adeptos políticos, un solitario que él mismo se consideraba un ´residuo de comunidad’, sencillamente ya era ‘un intocable, pero inofensivo’.
Consultas:
-Roberto Cassá (1993), Teoría de la Nación y Proyecto Político en Américo Lugo. Prólogo: Américo Lugo. Obras Escogidas. Biblioteca de Clásicos Dominicanos.
-Rafael Darío Herrera / Selección (2008), Américo Lugo en Patria. Antología de Patria, periódico semanario que se publicó entre 1922-28, sus editoriales son responsabilidad exclusiva de Américo Lugo.
-Para todas las citas de Américo Lugo: El plan de validación Hughes-Peynado. Protesta contra el plan de validación de la ocupación militar titulado Plan Hughes-Peynado. Sobre lo que significa para el pueblo dominicano la ratificación de los actos del Gobierno Militar Norteamericano. El imperialismo norteamericano. Carta a Luis Felipe Vidal/1923. El Nacionalismo Dominicano. La política de cooperación sólo es favorable al yanqui. El Dr. Américo Lugo denuncia la obra antipatriótica de los transaccionistas. ver: Julio Jaime Julia (1978), Antología de Américo Lugo. 3 tomos. Américo Lugo. Obras Escogidas. 3 tomos. Biblioteca Clásicos Dominicanos. Manuel Rueda /selección.1993.