La lucha nacionalista contra la ocupación militar norteamericana provocó la radicalización de Américo Lugo, esta radicalización se expresó en la más acérrima crítica a las élites gobernantes, las que colaboraban con el invasor, Lugo denunció como traidores a la patria a los ‘Representativos del Pueblo Dominicano’ / ‘Jefes de Partidos Políticos’, la crítica fue dirigida colectivamente a la clase dirigente, vale decir, a su misma la clase social. Esta denuncia tiene dos momentos, el primero va del 1916-24, el segundo va del 1924 al 1930.
En el primer momento de la denuncia del colaboracionismo con el invasor fue suave, recordemos que en (1916 al regresar al país encontró bastante generalizada una opinión que decía que los yankees eran buenos y los dominicanos que los combatían malos.
Pero, en 1921 Lugo funda el semanario Patria, en esta fase de su biografía política e intelectual se considera un periodista observador político que armado con su pluma no deja de denunciar y combatir al ‘colaboracionismo criollo’, la denuncia es contundente: el ‘imperialismo nórdico’ ‘encontró entre los dominicanos, no pocos ciudadanos celestinos. Esa colaboración con el invasor fue ‘la cobardía de los jefes y directores dominicanos’. La denuncia debió identificarlos: Mons. Adolfo A. Nouel, Federico Velázquez y Hernández, Jacinto R. de Castro, Francisco J. Peynado y Horacio Vásquez, estos autoproclamados ‘lideres y representativos’ del pueblo son ‘una facción, hija del Gobierno Militar o enriquecida con sus dadivas’ que ‘pugna por atarnos al carro triunfal del imperialismo norteamericano’, esos son los ‘dominicanos que se prestan a complacer a nuestros usurpadores’, son los ‘representantes reales del Gobierno Militar’.
En Montecristy,1922, dijo: “Las corrientes del Imperialismo Yanqui han arrastrado ya a los ‘Jefes de Partidos’ y a los ‘Representativos Dominicanos’ (…) El pueblo no debe aceptar que los Jefes de Partidos y los ‘Representativos’ ni ninguna agrupación de ciudadanos, cualquiera que ella sea, nombre un presidente de facto provisional como resultante de un entendido siquiera tácito con el gobierno norteamericano, porque perderá su soberanía”.
En 1923 el nacionalismo dominicano publica un manifiesto contra la intervención y el Entendido-Peynado, los nacionalistas decían que los dominicanos que se prestaron a validar dicho plan, llamados ‘Representativos’, fueron los espíritus menguados que “corrieron a doblar la cerviz ante el insolente amo extranjero”, estos señores: ‘indebidamente asumieron la representación de la República’ y puestos de acuerdo con gobierno militar se convocó la elección presidencial. “cuya realización supeditaría el ejercicio de la soberanía nacional, entronizando en nuestra patria el imperialismo norteamericano, legalizando la brutal injerencia extranjera, entregando los destinos de la nación a un ‘presidentillo’ estilo Chamorro o Bornó, es decir, impuesto, sostenido y susceptible de ser depuesto por la Casa Blanca, y convirtiendo el país en mercado exclusivo, feudo y colonia yanqui”, por eso son mentirosos que en 1920 simularon ‘obtener del pueblo un voto de confianza’ para de este modo ‘asumir la antipatriótica responsabilidad de cooperar en la ejecución del Plan Wilson’, estos representativos son “conspiradores contra la independencia de su patria”.
Los ‘Representativos’, dominicanos que negociaron la desocupación: “Han convenido complacientemente en reconocer el derecho de intervención del Gobierno de los Estados Unidos en nuestros asuntos interiores; han convenido complacientemente en legitimar la dictadura tutelar que dicho Gobierno se ha arrogado en nuestro país; han convenido complacientemente en sancionar la injusta Ocupación Militar que sufrimos, comprometiéndose a dar por bueno y válido el abuso cometido por aquella nación contra el Estado Dominicano y sus habitantes; han convenido complacientemente en arruinar a sus conciudadanos en provecho de corporaciones yanquis, mediante la validación de Ordenes Ejecutivas como la de Tierras, que sustituye el derecho de propiedad con la con la simple posesión o como otra que sobre los bienes inmuebles establece por ahora impuestos insoportables; han convenido complacientemente, en fin, en mediatizar la República, otorgando carta de soberanía al invasor extranjero”.
Para llevar a cabo su proyecto político estos ‘Representativos’ se apoyaron en una ‘prédica fatal’, predicaron al pueblo la derrota, nos decían: ‘somos una cucaracha, y la cucaracha nunca tiene razón contra la gallina’, matando su entusiasmo, enfriando su fe, infundiendo en su pecho el miedo al opresor y apartando de sus ojos las proezas que guarda el libro de su historia, los nacionalistas respondieron: “Es inmoral aconsejar al pueblo la derrota”.
A los yancófilos Lugo les dice que los nacionalistas dominicanos que ‘aquí no todos estamos rendidos ante el imperialismo norteamericano y su injusto poderío; de que acá existen numerosas asociaciones patrióticas que han abrazado un Credo Nacional (…) que el Nacionalismo es la mayoría del pueblo, y que la fórmula de reintegración, la Desocupación Pura y Simple, ha sido compartida por la inmensa mayoría de los intelectuales dominicanos’.
Identificados los traidores, negociadores y firmante del plan de desocupación, Lugo fue demoledor, entonces procedió a establecer con toda claridad el objetivo político del plan Hughes-Peynado / ‘plan tan monstruoso como su objeto’ que es ‘la legitimación de todos los actos despojatorios de la propiedad que han realizado contra un pueblo indefenso, durante seis años de aplicación sistemática de la ley marcial’/la validación de ‘las ordenes ejecutivas y de los empréstitos o sea un plan de aceptación pura y simple de la intervención militar’, validar las ordenes ejecutivas ‘ para que estas sigan cumpliendo efectos y el pueblo dominicano continúe sufriendo despojos, soportando impuestos exorbitantes y viéndose sometido y dominado por jueces y oficiales extranjeros’.
De ahí que Lugo predicara que este entendido ‘equivale a la aceptación tácita de una Enmienda Platt por parte de la República Dominicana’: ‘el Plan Hughes-Peynado no es un plan de desocupación sino un plan de validación de la ocupación’ aceptado sólo por ‘los fanáticos partidaristas políticos que lo aceptan todo’/‘El Plan Peynado no es solución para patriotas’/‘El Plan Peynado es un sepulcro. Del fondo de esas urnas saldrá el cadáver de la patria’.
A esos representativos ‘de las facciones personalistas que en todo país siguen momentáneamente a las pequeñas oligarquías tiránicas que siempre brotan y se expanden al amparo de bayonetas extranjeras’, Lugo les recuerda que: “La patria no es nuestra sino del pueblo. Y el pueblo no lo forma la la generación contemporánea. El pueblo comenzó a formarse con la cal de los huesos del indígena mártir, con el sudor del esclavo en los ingenios, con el brío, espíritu e inteligencia de los gobernadores españoles, con la fe, enseñanza y filantropía de los misioneros católicos, con el trabajo oscuro y callada por la vida de nuestros primeros padres”. Recuerden que: ‘vuestra obra es un crimen’.
Para 1923 Haití también estaba militarmente ocupado por los Estados Unidos y había sido obligado a firmar un pacto, aquí, por igual, los norteamericanos imponían el tratado Hughes-Peynado, Lugo aprovecha para orientar al nacionalismo dominicano, su tesis era que nosotros teníamos que vernos en el espejo de Haití que había firmado un tratado y seguían ocupados, denuncia que los colaboracionistas dominicanos desde una ‘prensa servil’ preguntaban: ¿Por qué suponer mala fe en el Gobierno Americano? Lugo rispostó diciéndoles que ‘el dominicano que no vea’ en ‘el testimonio y ejemplo de Haití’, de pactar y seguir ocupado, nuestra propia suerte: “no es digno de la libertad y su nombre debe ser borrado del libro de la ciudadanía’.
Incansable Lugo denuncia la política de cooperación splo era favorable ‘a los fines de absorción del imperialismo norteamericano’. La cooperación con el invasor era cooperar ‘en la comisión de un crimen de lesa-patria’, por eso a quienes predicaban la política de cooperación, los denunció como traidores, para Lugo esa predica significaba ‘agavillarse los dominicanos contra su propio país’. En síntesis, a estos colaboradores dominicanos, traidores a la patria les reprochaba ‘habéis engañado al pueblo’ / ‘habéis ultrajado al pueblo’: “Ahora sólo falta deciros que vuestra obra es un crimen’.