“El sistema de gobierno más perfecto es aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social, mayor suma de estabilidad política”. Simón Bolívar, Congreso de Angostura, 1819.
¿Qué decir al respecto en cuanto a la relación Gerencia y Estado en Venezuela 204 años después? Cuando de acuerdo el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados -ACNUR- ya en mayo de 2021 eran 7 millones los emigrantes venezolanos en el mundo; para los que en su gran mayoría huir de su país ha sido la solución desesperada ante muy difíciles condiciones de existencia.
Es que lo referido por Simón Bolívar se presenta hoy en Venezuela como todo lo contrario, el extremo opuesto.
¿Cómo entender lo que acontece en el presente a partir de las enormes riquezas de Venezuela, así como su gran historia en la lucha por la soberanía e independencia, de las más ejemplares? Conservando en la actualidad –predominantemente- las buenas maneras y educación de su gente, en cualquier calle de América Latina en las que algunos deambulan; lo que no es casual pues- entre otros- de acuerdo al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo-PNUD- en su informe del 2019 el promedio de escolaridad de las y los venezolanos es de 10.3 años.
Es más que evidente para el caso de Venezuela que la triada democracia, transparencia y eficiencia ha colapsado. Llegando a ocupar en el mundo en cuanto al Índice de Desarrollo Humano-IDH- el lugar 120 de 163 países, y el 15 de 20 países de América Latina. Eso así aun siendo de las naciones del mundo de mayores riquezas naturales, culturales y, como se ha dicho, de elevada calidad humana; con una extensión territorial de 916 mil 445 kilómetros cuadrados y una envidiable localización geográfica.
Hay lecciones en América Latina muy precisas en cuanto a democracia, transparencia y eficiencia que pueden ser los referentes para reencauzar la vida de las venezolanas y venezolanos; pero para solo referir la democracia, se requiere el más serio compromiso en el camino hacia las elecciones presidenciales del próximo año, gran oportunidad.
Procurando desde las autoridades que salgan electas, alejarse en cuanto a las perspectivas y tendencias, de actos inaceptables como los de los empresarios venezolanos quienes auspiciaron el intento de golpe de Estado del 11 de abril de 2002 ante un gobierno legítimo o del otro extremo de la radicalización que provocara con el desacertado “invento” del llamado Socialismo del Siglo XXI; hechos que muy bien explican la gran tragedia humana de una nación con todo a su favor para ser un ejemplo para América Latina.