El reciente informe de Latinobarómetro 2024, titulado "La Democracia Resiliente", pone sobre la mesa una reflexión crucial para América Latina: El apoyo a la democracia está lejos de desvanecerse, pero el sistema no logra afianzarse como un mecanismo sólido de bienestar y equidad. Este dilema, que mezcla avances esperanzadores con problemas estructurales persistentes, define el carácter precario de las democracias en la región.
El Aumento del apoyo democrático: ¿Resiliencia o supervivencia?
El apoyo a la democracia en América Latina ha mostrado signos de recuperación, alcanzando un 52% en 2024, cuatro puntos porcentuales más que en 2023, un síntoma de recuperación tras años de crisis y desencanto. Sin embargo, una lectura más cuidadosa sugiere que esta recuperación es frágil y desigual. Más que un regreso triunfal de la democracia como modelo de gobierno, este apoyo refleja una especie de resistencia ciudadana ante alternativas más autoritarias, que tampoco han demostrado resolver los problemas históricos de la región.
El riesgo aquí es evidente: si las democracias no logran ofrecer respuestas efectivas, se perpetúa el círculo de desafección política y desconfianza institucional. Este escenario alimenta la tentación de soluciones de corte populista o autoritario, que prometen eficacia rápida a expensas de los valores democráticos.
El abismo económico: Perspectivas individuales vs. colectivas
Un dato revelador del informe es la brecha entre el optimismo económico personal (52%) y la percepción de progreso nacional (37%). Este desfase no solo evidencia la fragmentación entre la ciudadanía y las instituciones, sino también un síntoma más profundo: la incapacidad de los estados para generar confianza en su manejo económico.
Las personas parecen confiar más en su esfuerzo individual que en las políticas públicas para mejorar su calidad de vida. Esto plantea un desafío crítico para los gobiernos: si no logran diseñar políticas inclusivas y redistributivas que reduzcan la desigualdad, esta desconexión se profundizará, debilitando aún más el contrato social.
Instituciones en jaque: ¿Dónde está la confianza?
Solo el 17% de los latinoamericanos confía en los partidos políticos, un dato que debería encender alarmas en toda la región. Los partidos, que deberían ser los vehículos de representación ciudadana, son vistos como entidades cerradas, ineficaces y, a menudo, corruptas. Sin confianza institucional, la democracia corre el riesgo de convertirse en un cascarón vacío, incapaz de responder a las expectativas ciudadanas.
El informe también subraya la polarización en la percepción de los gobiernos. Países como El Salvador exhiben niveles de confianza cercanos al 87%, mientras que en otros la legitimidad gubernamental está por los suelos. Este contraste deja una lección importante: la confianza en las instituciones está menos vinculada al ideal democrático y más a los resultados tangibles que los ciudadanos perciben en su vida cotidiana.
La excepción dominicana: Una historia de contrastes
La República Dominicana emerge como un caso notable en el contexto del Latinobarómetro, con niveles de optimismo económico y apoyo a la democracia que superan ampliamente el promedio regional. Un 74% de los dominicanos confía en que su situación económica mejorará, mientras que un 78% considera que, pese a sus imperfecciones, la democracia es el mejor sistema de gobierno.
Sin embargo, esta historia de éxito relativo debe analizarse con cautela. Aunque el país parece haber encontrado una fórmula para generar confianza, la sostenibilidad de estos logros dependerá de la capacidad de sus líderes para afrontar desafíos estructurales como la desigualdad y la corrupción. Si estas problemáticas no se abordan, el optimismo actual podría diluirse rápidamente.
Más allá de las estadísticas: Una democracia sustantiva
El Latinobarómetro nos invita a mirar más allá de los números. El apoyo a la democracia y el optimismo económico, aunque relevantes, no pueden esconder las carencias profundas de los sistemas políticos de la región. Una democracia que no se traduce en bienestar, justicia social y oportunidades equitativas para todos, corre el riesgo de quedarse en la superficie, incapaz de construir una ciudadanía activa y comprometida.
La región necesita una transformación estructural que no solo fortalezca las instituciones, sino que también las reconfigure para que sean más representativas, transparentes y eficaces. Esto implica abrir espacios de participación directa, garantizar que las políticas públicas respondan a las demandas ciudadanas y, sobre todo, combatir la desigualdad como un eje central de las agendas de desarrollo.
El futuro en la encrucijada
El informe concluye con una advertencia implícita: América Latina no puede darse el lujo de depender únicamente de la resiliencia de sus ciudadanos. La democracia en la región necesita pasar de ser un refugio ante la adversidad a convertirse en una herramienta efectiva para la transformación social y económica.
Si bien la resistencia democrática es un signo alentador, no debemos confundirla con estabilidad. Es el momento de abandonar los discursos complacientes y enfrentar los retos de fondo. Solo así, América Latina podrá transformar su resiliencia en fortaleza y construir democracias capaces de ofrecer un futuro prometedor para todos.
Referencia:
Corporación Latinobarómetro. Informe Latinobarómetro 2024: La Democracia Resiliente.
[javascript:SetDocDownload(’17303′)]
En: https://www.latinobarometro.org/lat.jsp
* Médico, Especialista en Medicina Familiar y en Gestión de Servicios de Salud, postgraduado en Evaluación de Tecnologías Sanitarias, Maestría en Alta Dirección Pública, docente, consultor en salud y seguridad social.