Ecuador tiene el punto más cercano al sol, se intercepta con la línea que divide al planeta en dos hemisferios, así como gran biodiversidad; además -solo para referir uno de sus recursos- con reservas de petróleo para 47 años al ritmo actual de explotación de 500 mil barriles diarios.
Ecuador lo tiene todo para su pleno desarrollo. Una extensión territorial de 256 mil 370 kilómetros cuadrados y la riqueza principal, sus más de 18 millones 300 mil habitantes. Aun así ocupa el lugar 95 en el mundo en cuanto al Índice de Desarrollo Humano-IDH- y el 12 en la región.
En septiembre de 2020 hizo un préstamo ante el FMI de 6 mil 500 millones de dólares. Se proyecta para el 2023 un bajo crecimiento económico del 2% del PIB; un tercio de la población en la pobreza. Serios problemas de seguridad ciudadana incrementados por su atractiva posición geográfica como tránsito del narcotráfico, cuyas expresiones de violencia tienen más que desesperada a sus comunidades y que se manifiestan hasta en las cárceles con decenas de muertes por enfrentamientos.
De las recientes elecciones de Ecuador un indicador de avance: ante el hecho simple, pero muy representativo, que en la primera vuelta del 7 de febrero de 2021 entre los candidatos que pasaron a la segunda vuelta con porcentajes de 32.72% el primero y 19.74% el segundo, fuese ese último quien en la segunda vuelta el 11 de abril ganara con el 52.36% de los votos ante el 47.50% de su rival, sin crisis electoral alguna. Además abriendo así la alternabilidad ante un movimiento político que había tenido la hegemonía en la dirección del Estado por 15 años, desde octubre de 2006.
Lo dicho cobra una mayor significación si se examina detenidamente el pasado. Si bien alcanza la independencia como República de Ecuador el 13 de mayo de 1830 cuando se separó de la Gran Colombia, ha tenido una historia convulsa desde el predominio de los militares, el personalismo como que solo dos personas han ocupado la Presidencia en época contemporánea por 8 períodos; acciones guerrilleras aunque de menor escala, así como una dilatada inestabilidad política producto entre otros de un Poder Legislativo que ha podido en varias ocasiones no solo dificultar, sino inhabilitar al Poder Ejecutivo con las conocidas crisis de gobernabilidad.
Respecto a la transparencia hay avances a destacar con varios e funcionarios condenados por corrupción y un expresidente así como un exvicepresidente prófugos.
Lo que Ecuador amerita es la más precisa, efectiva y auténtica integración de democracia, transparencia y eficiencia, pues lo tiene todo para triunfar.