En la intervención del presidente de Colombia, Gustavo Petro, el próximo pasado 24 de enero en la VII Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños -CELAC-, expresó lo que continuación citamos.
“Que las derechas y las izquierdas no crean que cuando llegan al poder es para eliminar a su contrincante… no es sino la convivencia y la pluralidad ideológica lo que nos permite mantenernos en paz en la región que ha visto las peores dictaduras y que ha sufrido las guerras de la revolución”.
Desde el triunfo ante los españoles liderado por Simón Bolívar y el fracaso de la asamblea constituyente de Ocaña en el 1828 para redactar la Constitución, se expresa en Colombia una pugna entre los llamados liberales y conservadores – entre otros factores desde entonces – en relación con el Estado con un poder central ante los distintos territorios o el Estado principalmente a partir de la integración de gobiernos regionales; además considerando en sus orígenes la participación o no de la Iglesia en el Estado.
Esa confrontación entre liberales y conservadores fue predominante hasta el 1960, con su principal costo en cientos de miles de muertes; a partir de entonces entra en el escenario de manera directa la lucha por el socialismo a través de las guerrillas con la desnaturalización en el tiempo de sus propósitos originales en algunos grupos mediante el narcotráfico y secuestros de civiles. Un narcotráfico que alcanzó además muy importante presencia e incidencia en los estamentos del Estado.
A pesar de ello en distintas etapas aún ante el horror de la violencia extrema, se desarrollan significativos y muy valorados esfuerzos por la convivencia pacífica; una de sus más altas expresiones es el Acuerdo de Paz del 24 de noviembre de 2016 entre el gobierno y un sector de las guerrillas.
Entender que no se reduce todo a la democracia electoral. Procede considerar además la transparencia en la gestión de los recursos públicos y la eficiencia en cuanto a darle salida a los muy complejos y retrasados problemas sociales. Ya que Colombia aún con sus grandes riquezas naturales, culturales y sobre todo por el gran valor de la inmensa mayoría de las colombianas y colombianos es, de acuerdo al Banco Mundial, el país más desigual de América Latina después de Brasil, precisamente en esta que es la región más desigual del mundo.
Lo dicho sobre Colombia como importante referencia para América Latina, es solo una invitación a un riguroso examen de los principales factores; lo cual en la actualidad sea hace posible con algunos clics y de ahí el detenido estudio.