Con una segunda vuelta para la elección presidencial, Brasil concluyó hace 5 semanas  su proceso electoral. La diferencia fue tan estrecha que el vencedor obtuvo el 50.88% de los votos y el adversario el 49.12%. Se destaca además que la coalición del presidente electo no logró mayoría en el Congreso.

Procede reconocer el avance democrático de Brasil, pues con esa tan reducida diferencia ha seguido el curso institucional normal. Lo otro es que, por más que se quisiese imponer una corriente política ante otra considerada incluso como antagónica, se está obligado a procurar el equilibrio y la búsqueda de consensos, garantía de paz social.

La democracia ha demostrado su fortaleza; como también ha demostrado su fortaleza la predominante actitud de asumir la transparencia como una condición irrenunciable en la gestión pública, más allá de errores, excesos o intereses particulares en la administración de la justicia; a partir de la convicción de los nefastos daños sociales y económicos de la corrupción.

Considerados en líneas generales el avance democrático y la transparencia, qué decir de la eficiencia del Estado en cuanto a resolver los problemas sociales. Es ese en la actualidad un componente de naturaleza muy compleja. Ponderemos sus perspectivas.

Para el 2023 Brasil estará entre las economías de más bajo crecimiento y con inflación y tasa de desempleo altas; con 33 millones de personas que no tienen aseguradas tres comidas al día; un sistema de salud con notorios avances en su organización, pero con una inversión de menos del 4% del Producto Bruto Interno-PIB-; con problemas educativos tales como que han abandonado la educación en años recientes 2 millones de niñas, niños y jóvenes entre 11 y 19 años. Con otro gran desafío además, por ocupar el 8vo lugar en el mundo en seguridad pública, referido a muertes por homicidios.

La historia de Brasil que conduce a ese presente tiene de todo y algo más. Ha tenido dictaduras militares y guerrillas. Habiendo sido inclusive asiento del imperio de Portugal, como resultado de la mudanza de la monarquía a su territorio desde 1808 hasta 1821 ante el asedio en Europa por Napoleón Bonaparte.

Hoy el Estado ha superado -con sus matices- la típica historia de América Latina mediante el avance democrático y  la transparencia, así como en lo fundamental una bien aprendida gestión de la economía.

Primero con su gente, su contagiosa música y su delirante fútbol como expresiones de su gran riqueza cultural, demanda Brasil para su avance del talento, la creatividad  y la mejor intención de sus dirigentes.

Brasil, libro abierto para mejor conocer a América Latina y mucho para aprender.