Altos de Chavón, ubicado en la provincia de La Romana, a orillas del río Chavón, es uno de los destinos más emblemáticos y pintorescos de la República Dominicana. Este impresionante pueblo, inspirado en una villa mediterránea del siglo XVI, no solo ofrece una experiencia visual única, sino que también es un centro cultural que ha dejado una profunda huella en la vida artística y educativa del país.
Este año tuve el privilegio de visitar junto a mi esposo y el grupo de Comunidad de Vida Cristiana (CVX) dicho lugar. Confieso que soy una apasionada de las películas de princesas de Disney y caminar por las calles del pueblito tan alegre y pintoresco de Altos de Chavón me hizo sentir como Bella en La Bella y La Bestia. La creación de este encantador lugar se remonta a la década de 1970, cuando Charles Bluhdorn, magnate estadounidense y presidente de la Gulf+Western Corporation, concibió la idea de crear un pueblo que recreara el estilo de las aldeas mediterráneas.
Diseñado por el arquitecto dominicano José Antonio Caro y el diseñador italiano Roberto Coppa, el proyecto comenzó como un obsequio para la hija de Bluhdorn, pero rápidamente se convirtió en un centro cultural y turístico.
La construcción de Altos de Chavón fue un trabajo monumental, con artesanos locales que trabajaron piedra por piedra para crear el pueblo. Su arquitectura, caracterizada por calles adoquinadas, edificaciones de piedra caliza y techos de terracota, transporta a los visitantes a otra época. Desde su inauguración en 1982, Altos de Chavón ha sido un símbolo del patrimonio cultural de la República Dominicana y una referencia para el turismo internacional.
En los últimos tiempos el mundo de las artes me apasiona mucho. Este emblemático lugar me regaló la oportunidad de saborear cada una de las expresiones culturales del país. El corazón del pueblo es la Escuela de Diseño de Altos de Chavón, una prestigiosa institución educativa fundada en 1983 en colaboración con la Escuela de Diseño Parsons de Nueva York.
Esta escuela ha formado a generaciones de artistas, diseñadores y profesionales creativos que han influido en el arte y el diseño tanto a nivel nacional como internacional. Los estudiantes de la escuela, procedentes de diversos países, encuentran en este espacio una oportunidad para desarrollar su talento y creatividad en un entorno inspirador.
Además de la escuela, Altos de Chavón alberga numerosas galerías de arte, talleres y tiendas de artesanías, donde los visitantes pueden admirar y adquirir obras de artistas locales. El pueblo también organiza exposiciones y eventos culturales que atraen a turistas y amantes del arte de todo el mundo.
Mi lugar favorito fue la pequeña iglesia de San Estanislao, una hermosa capilla que ha sido escenario de numerosas bodas y eventos religiosos y su vistosa fuente que desde de lo alto regala a sus visitantes la mejor de las vistas. Pero, no puedo dejar de mencionar uno de los íconos más reconocidos de Altos de Chavón y es su anfiteatro, un majestuoso escenario al aire libre con capacidad para más de 5,000 personas. Inaugurado en 1982 con un concierto de Frank Sinatra, ha sido sede de conciertos memorables de artistas internacionales como Sting, Elton John, Juan Luis Guerra, Shakira y Marc Anthony, entre otros.
El anfiteatro, con su diseño semicircular inspirado en los teatros griegos, ofrece una acústica impecable y un entorno espectacular con vistas al río Chavón y al mar Caribe.
Para aquellos que buscan una experiencia única, donde el arte, la historia y el paisaje se fusionan, Altos de Chavón es una parada obligada en la República Dominicana. Ya sea para disfrutar de un concierto en su icónico anfiteatro, explorar sus galerías de arte, o simplemente pasear por sus encantadoras calles, este tesoro cultural sigue cautivando a todos los que lo visitan. Agradecida a Dios y a nuestro hermano de comunidad Frank de quien recibimos la invitación para vivir en su casa de campo esta maravillosa experiencia.