En noviembre/1949 Almoina publica ‘Una Satrapía en el Caribe. Historia puntual de la mala vida del déspota Rafael Leónidas Trujillo’, la obra se inicia presentado el perfil moral de los Trujillo, el peculiar entorno familiar del tirano, sin excepción, se nos revela en cada uno de sus miembros como una inmundicia humana, he aquí el retrato de los Trujillo: José Trujillo Valdez, padre de los Trujillo Molina, en su juventud ‘para llegar a tener una ganadería (…) robándole a los demás las bestias’, así  ‘dedicó todos sus afanes al abigeato’, un ladrón de ganado, cuatrero que a pesar de que ‘muchas veces pudo eludir la acción de la justicia’, en otras ‘hubo de responder de sus robos’. Durante la dictadura de su hijo este ‘insigne ladrón de ganado’ / ‘ladrón de bestias’ / ‘eximio cuatrero’ fue convertido en Senador y en un ‘eximio patricio’ / ‘eximio patriota’, su fecha natalicia declarada el día del padre, llevaron su nombre una provincia, canales, puentes, plazas y calles, sus restos descansaron en La Catedral Primada de América hasta el 19 de diciembre de 1961.

 

José Trujillo Valdez formó la familia Trujillo Molina, a temprana edad incorporó a sus hijos al robo de ganado, así nacieron los Trujillo Molina: ladrones y con todo tipo de lacras criminales (Perversidad Heredada). La hojeada de Almoina a los Trujillo Molina es esta: José Arismendi (Petán: ‘El Feroz’): la locura de Petán ‘se resolvió en asesinatos, violaciones y sobre todo estupros. Aún ahora que, por su importancia, ya no puede realizarlos, busca muchachitas para desflorarlas con el dedo’.

 

Este megalómano convertido en jefe militar ‘se hizo proclamar rey y señor bajo la designación de Hijo Adoptivo’ de Bonao, común que convirtió en su feudo personal; en Bonao ‘pronto comenzaron’ sus ‘crímenes para apoderarse de tierras y ganado y los raptos para llevar a la cama a cándidas doncellas al lecho del bárbaro’. Para describir esta historia del ‘estuprador de Bonao’, ‘el miserable Petán’ se escribió un famoso merengue: ‘yo iba pa la Vega y pasé por Bonao / y a mí me dieron agua en un jarro pinchao: pinchao, pinchao mamá, el jarro ta pinchao’.

 

Desde Bonao, ‘este ferocísimo Petán’, estableció un monopolio sobre los productos agrícolas menores, controlando el mercado interno y externo sobre la comercialización de frijoles, plátanos, guineos, naranjas o chinas, limones, guayabas. Para este monopolio ‘distribuyó por el campo destacamentos de Ejército, que obligaban a los campesinos a entregarles los productos de su trabajo a precios irrisorios. Hizo más; intervino en los muelles de los puertos para que sin su autorización no pudiera salir del país un solo racimo de plátanos. Quedó así, por el doble sistema de coacción directa o de intervención coactiva , todo el sistema en sus manos. En adelante no se consumían frutos menores sin pasar por las manos de Petán. Él los mandaba a comprar directamente, a precios caprichosos, y el campesino no tenía otro remedio que vender. Este monopolio se amplió con el de la exportación de huevos y aves. La cosa se llevó al extremo de que el campesino que salía a la carretera y no entregaba sus productos a los esbirros de Petán, aparecía muerto, modo de sembrar el terror en la comarca’. Para su monopolio adquirió almacenes donde recoger los productos.

 

Este asesino y ladrón: ‘el protervo Petán’ / ‘el ridículo y feroz Petán, el terrible estuprador de Bonao. Desde hace tiempo (…) venía presentándose con características megalomaníacas a la admiración de las gentes (…) se hizo proclamar único señor bajo la denominación de Hijo Adoptivo de la Comuna. Pronto comenzaron allí los crímenes para ir apoderándose de fincas, robando ganado, y llevándose a las muchachas’. En Bonao el nombre de Petán se hizo execrable.

 

Anibal: un loco cuya locura ‘se limitaba a desfilar a caballo en calidad de Napoleón, diciendo incoherencias ininteligibles para sus cachicanes, o a suponerse Hitler (…) o a recogerse cerca de su madre, en Rancho Cayuco, cuando se vio rodeado por destacamentos del ejército’. Héctor Biembenido (Negro): ‘al Negro se le escapan muy pocas mujeres. Una vez agotadas las colocaba de empleadas, bien en la administración fiscal o bien en el Hotel Hamaca, o empresas particulares’, prefería las ajenas una de ellas fue la esposa del militar Leyba Pou.

 

Virgilio: cuando los republicanos españoles pierden la guerra y miles de ellos tuvieron que huir: ‘Buacaban los iberos con afán, salir hacia playas americanas’, para entonces Virgilio era diplomático en Francia, esto le sirvió para celebrar con ellos un contrato informal de inmigración en virtud del cual ‘recibió alhajas y oro en cantidad muy apreciable y cien dólares por refugiado que la República Dominicana aceptase’, por esta vía llegaron al país ‘más de cinco mil españoles’.

 

Virgilio hizo este ‘muy cuantioso’ negocio sin contar con Chapita, el jefe ‘paró las orejas y exigió cuentas’: ‘Las cuentas rensdidas por Virgilio no parece que fueran muy claras‘, se produjo ‘el enojo entre los dos hermanos’: ‘En un concurso de sinvergüenzas Virgilio se lleva el primer diploma’. Virgilio perdió su puesto diplomático y en su ligar nombrado Moisés García Mella, entonces para que se cumpliera el contrato informal inmigratorio los españoles tuvieron que ‘dar de nuevo cantidades al sustituto de Virgilio (…) que tampoco rindió cuentas’.

 

Amable Romeo (Pipí): en ‘Ciudad Trujillo’ este ‘retoño del gran cuatrero’ tiene el monopolio de la prostitución, a todas las que venden sus gracias sea en las casas de lenocinio, sea en sus domicilios privados’ o sea a las prostitutas. les ‘cobra a dólar por día y mujer’. En ‘Ciudad Trujillo’: ‘Nadie puede ejercer la prostitución sino entrega un dólar a Pipí. Es un monopolio que su hermano el déspota le concedió’. Para que ninguna prostituta se escape sin pagar: ‘Pipí recorre, con sus esbirros, los lupanares, cabaretuchos, noche a noche’. En pocas palabras, Pipí es ‘un polleluelo, un padrote, el máximo chulo de la República que monopoliza la trata de blancas’. La hija Nieves Luisa es un ‘tipo característico de la prostituta envejecida en el oficio’.

 

En el cuadro de la familia Trujillo Molina, Rafael Leónidas: el ‘Caín Leónidas Trujillo Molina’ / ‘el más grande megalómano que haya pasado por Santo Domingo’, es la estrella de la familia Trujillo Molina, el personaje principal, punto de partida porque todo gira en torno a él. Almoina al perfilar la personalidad de Trujillo acentúa la ‘herencia psico-física y el color’, lo trata como un mulato de ‘ferocidad neroniana’ y ‘enfermo mental’.

 

En ‘Una Satrapia en el Caribe’ Almoina reafirma su premisa de que la personalidad de Trujillo es el punto básico / la clave: ‘Para juzgar a Trujilllo hay que tener en cuenta sus condiciones personales, clave verdadera de todos sus actos, tanto privados como públicos’.

 

El dictador es ‘un enfermo mental, tal vez con viejas taras herosifiliticas, que actúan sobre un complejo negroide muy característico. Tiene lo que se llama comúnmente talento natural, en este caso viveza y no mala memoria, más todas esas buenas cualidades, se entremezclan con el oscuro y frondoso ramaje de alucinaciones, temores, desconfianza, manía persecutoria, proclividad a la traición, megalomanía y egotismo acusadísimo. Se trata, pues, de un espíritu, que a momentos se nos presenta con una cierta limpieza y claridad, y casi siempre enterrado y ciego, bajo la morbosa complejidad hereditaria’.

 

Aunque Almoina reconoce que Trujillo tiene talento natural (viveza y no mala memoria) considera que es inculto, un ignorante que ‘siente verdadero horror a la letra’, es ‘lo que más odia’. Trujillo: ‘Nunca lee nada. No ya libros o periódicos y revistas, pero ni aún su correspondencia más íntima. En la presidencia tiene más de diez personas, únicamente encargadas de leerle y aún esto ha de ser a base de extractos o resúmenes. Cuando le llevan algún documento, por importante que sea, el tirano bosteza, se estira, y ordena al que está a su lado: ‘lee, a ver que dice eso’. Cuando es larga la carta o el documento, el tirano vuelve a bostezar y corta la lectura: ‘Eso es muy largo, dejalo’. En su vida no ha podido el tirano acabar un solo libro. Su mayor tormento es tener que leer discursos. Estos se los hacen distintas personas, pero no pueden pasar de dos o tres cuartillas. Cuando son más largos los rechaza y encarga que se le haga otro más corto’, ‘el dictador deletrea’: ‘La incultura de Trujillo rebasa todo lo imaginable’.

 

De ahí: ‘Su odio a cuanto significa cultura e intelectualidad, se manifiesta siempre que puede y en las formas más diversas. Así su conducta con Américo Lugo responde a tal actitud; lo mismo con respecto a don Federico Henríquez y Carvajal, a cuya familia a perseguido sin límites, en especial a su nieto el Dr. Chito Henríquez (…) En fin, para el tirano la ilustración y la cultura son estorbos’. En cuanto a lo criminal Nerón ‘era al lado de Trujillo una figura honesta y culta’.

 

A José Trujillo Valdés le nació un último retoño, Luis Rafael (Nene): ‘vástago ilegitimo, concebido en una siriolibanesa (…) es rechoncho, adiposo, ceceante, hidrocefálico, un retrasado mental. Lo que no impidió que sea ya coronel (…) y propietario de una gran finca Engombe, con harta ganadería. Vive con su media hermana Nieves Luisa’.