Me ha llamado la atención la irrupción en el escenario político del doctor Roque Espaillat, quien se autodenomina “el Cobrador”. Esto así porque me parece una persona audaz, inteligente y cultivada. Un político con tales características debería ser bienvenido. Sin embargo, tengo mis dudas. Y las tengo porque la audacia, la inteligencia y la cultura mal utilizadas no son virtudes sino taras.

Estas dudas surgen del discurso y de los métodos populistas utilizados por el doctor Espaillat. Algunos han definido a los populistas como aquellos políticos que dicen a los votantes no la realidad, sino lo que quieren oír; otros, como aquellos que plantean soluciones fáciles a problemas complejos. Me parece que este nuevo actor político hace uso de ambas estrategias.

Habrá quien piense que pierdo el tiempo escribiendo sobre un candidato al cual favorecerían pocos votantes y que hace uso de un discurso, ya lo veremos, “trumpesco”. No lo creo. El populismo constituye una seria amenaza contra la democracia y, por tanto, debe ser enfrentado.

Naturalmente, las suposiciones no son deseables, por lo que, careciendo de otra vía, utilizaré esta para hacerle llegar algunas preguntas al novel candidato. Ojalá quiera responderlas. Si no lo hace, servirán al menos como material de reflexión a quienes lean estas líneas.

He aquí mis preguntas:

  1. El combate con la corrupción es un tema central en el discurso del doctor Espaillat. Sin embargo, Ramfis Domínguez Trujillo, su aliado o mentor, ha sido condenado por estafa por un tribunal norteamericano. Peor aún, su aliado o mentor ha jugado un confuso papel en una estafa contra el Banco Nacional de la Vivienda por la nada despreciable suma de cinco millones de dólares ¿Es el señor Domínguez Trujillo su mentor o su a liado, o ambas cosas?¿Es el doctor Espaillat un candidato títere?¿No le parece al doctor Espaillat que esta compañía es más bien rara para alguien que se jacta de su honestidad?¿Qué independencia puede tener ante aquel a quien debe su candidatura? De verse favorecido por el voto popular, ¿someterá a investigación, por tal estafa, a su mentor o aliado? Y de resultar este culpable, ¿le aplicaría -utilizando una frase que le es querida – pellejo y cárcel?
  2. El discurso del doctor Espaillat es similar, en muchos aspectos, con el de populistas como Donald Trump. Así, se refiere en términos despectivos a los demás candidatos. Así, usa un lenguaje con el que se quiere identificar con las clases populares (siendo, como es, y así me consta, lo que ha venido a llamarse en la actualidad, un “poppy”) Basado en tales hechos, ¿Podría calificársele, en lugar de “El Cobrador”, como el “Trump Dominicano”?
  3. Tiene el doctor Espaillat ideas francamente buenas. La reducción de nuestras provincias, la conversión de nuestro Congreso en uno unicameral, la anulación del financiamiento publico de los partidos políticos son propuestas absolutamente sensatas. Sin embargo, es difícil, lamentablemente, implementar tales políticas sin violentar el orden democrático. Habida cuenta de esto y del hecho de su alianza con el señor Domínguez Trujillo, cuyo único “mérito” es ser nieto de quien es, ¿Podría considerarse un demócrata?¿Recurriría a métodos que podrían calificarse como dictatoriales? Por otro lado, ¿Renunciaría a recibir de la Junta Central Electoral los fondos contemplados por la Ley para su partido o, más bien, el partido de su aliado o mentor, privándolo así de una parte importante de los medios de subsistencia de este?
  4. Se pinta el doctor Espaillat como un candidato diferente. En esto, en nada se diferencia de la mayoría de los demás. La mayoría lo hace; la mayoría es buena mientras está en la oposición. Como Abel Martinez, como Danilo Medina, como Leonel Fernández, el doctor Espaillat resta toda credibilidad a encuestas de comprobada fiabilidad. De confirmarse los resultados de dichas encuestas en las próximas elecciones, ¿Tendrá el doctor Espaillat, quien se jacta de no mentir nunca, la honestidad de admitir que es más de lo mismo?
  5. Finalmente, soy, como el doctor Espaillat, un amante de la lectura y, como él, retengo las citas que me parecen certeras. Ahí va una leída recientemente: “Cuanto mayor es el grado de civilización alcanzado por una sociedad, más claramente percibe ésta la extraordinaria complejidad de la vida”. Si Espaillat plantea soluciones simplistas, ¿puede inferirse de ello que considera al dominicano como un pueblo ignorante?

Ojalá que el doctor Espaillat quiera responder, repito, no a mí, sino a los dominicanos. Si incurriese en la estrategia de su colega Trump de atacar personalmente a sus contradictores, no responderé, por supuesto. Tal método se respondería a sí mismo.

(He superado con mucho las cien palabras: el tema lo amerita).