Tan pronto llegué a México, en 1963 leí publicaciones de importantes escritores mexicanos en aquellos tiempos. Dentro de todos, el que más me impresionó fue Carlos Fuentes, quien había logrado fama como gran escritor con su obra “La Región más Transparente”, confieso que mi preferida, entre  sus obras, desde aquellos remotos años fue, y es, “La Muerte de Artemio Cruz”, que Fuentes dedicó a C. Wright Mills, posiblemente el más importante sociólogo americano. Mi preferencia por la obra “La Muerte de Artemio Cruz” me indujo a leerla y releerla múltiples veces y, por ello, 61 años después puedo escribir estas cápsulas en base a simple memoria.

En “La Muerte de Artemio Cruz” Fuentes relata la regresión de un revolucionario que, originalmente, tuvo ideales de cambio a favor de los pobres y de toda la sociedad. En esa regresión el personaje Artemio Cruz alcanzó un nivel de corrupción nunca antes visto en México. Artemio Cruz y sus compañeros no ocultaban su regresión moral y, sarcásticamente, decían: “Se califica como valentía dar el todo por el todo”, y continuaban irónicamente calificando su regresión que los convirtió de revolucionarios en corruptos y continuaban planteando, “si es valentía darlo todo por el todo”, “¿Cómo se calificaría dar la nada por el todo?” Con eso querían señalar que habían llegado al poder sin nada, en chancletas, y ya  viajaban  en avionetas.

Asimismo se retrata el diálogo entre un inversionista extranjero que buscaba una concesión para explotar material minero para producir acero. Ante una solicitud excesiva de extorsión de parte del funcionario a cargo de emitir las concesiones, el inversionista se negó a pagar la suma pedida a título de extorsión. El funcionario, como defensa de su posición le replicó al inversionista: “Usted podrá explotar esa mina hasta bien entrado el próximo siglo pero, a mí no me va a explotar ni un minuto de este siglo”.

 Para entender las distintas etapas de la evolución política de México debe analizarse el poder que tuvieron algunos caciques políticos en ciertas regiones del país. El de San Luis Potosí, apellidado Santos,  señalaba que  no tenía problemas con  opositores y que, cuando estaban creando muchas dificultades les aplicaba uno de tres ierros, que él manejaba perfectamente: DESTIERRO, ENCIERRO o ENTIERRO. Planteaba a sus opositores  que eligieran una de esas tres opciones. Otra cita relevante de ese caudillo señala: La moral es un árbol que produce moras, todo lo demás son zanganadas”. Otro político poderoso, Hank González, proclamó: Un político pobre es un pobre político”.

Los generales revolucionarios iniciaron peleando contra  Porfirio Díaz y luego pelearon entre sí, en sangrientas guerras civiles. Resaltando la confrontación entre Pancho Villa y Álvaro Obregón. Obregón  venció a Pancho Villa en Celaya. Allí, la metralla de Villa  arrancó el antebrazo izquierdo a Obregón quien, en adelante, se identificó como manco. Obregón hacía chistes sobre sí mismo y durante una campaña electoral, cuando un periodista extranjero le preguntó si él podría ganar las elecciones, le contestó, si mis competidores son acusados de corruptos “la gente votará por mí, porque no puedo robar con dos manos ya que solamente tengo una”. Asimismo Obregón señaló, en Celaya, cuando perdió su antebrazo, indicó a sus soldados que, si lo encontraban, los ascendería de rango, pues quería enterrarlo con honores. Obregón, por su cuenta, lo recuperó lanzando una moneda de oro macizo al aire y el antebrazo se separó de  los muertos en combate y voló por los aires para echarle mano a esa valiosa moneda.

El líder ideológico de la revolución fue Francisco Madero y los líderes populares fueron Pancho Villa y el líder campesino Emiliano Zapata, cuyos principios quedaron en el ADN de campesinos mexicanos. Tanto es así que, en 1994, el levantamiento en Chiapas enarboló nuevamente las consignas de Zapata. El líder de ese nuevo “movimiento Zapatista”, fue el  “Subcomandante Marcos”. Quien nunca dejó retratar su rostro y vendió su imagen como un Robin Hood del siglo XX. Expropiando tierras a los hacendados latifundistas y distribuyéndolas a campesinos pobres.

Con la regresión nicaragüense los Sandinistas hicieron una piñata y en pocos meses se volvieron más ricos que en 25 años los Somoza. En Rusia, los grandes complejos industriales se los apropiaron los administradores “soviéticos”, instantáneamente se convirtieron en oligarcas plutócratas con más dinero que los más ricos del mundo. Estos ejemplos anteriores revelan que la forma de hacer cambios sin regresión se logran con pacifismo y democracia, y, por el contrario, los cambios hechos por la fuerza y con armas se revierten en corto tiempo y desaparecen los cambios de fortalecimiento institucional a favor de las grandes mayorías pilar del sistema democrático, y siempre los necesitados.

Los emblemáticos casos de Nicaragua, Rusia y Venezuela revelan que cuando los militares están envueltos en los cambios las regresiones ocurren irreversiblemente y se imponen regímenes negadores de las libertades, con voluntad de eternizarse en el poder. Por tal razón debe destacarse que el presidente Luis Abinader ha señalado, certeramente, que las elecciones del 19 de mayo serán un plebiscito sobre la honradez y el combate a la corrupción pública desde el poder.