La semana pasada el ministro de Medio Ambiente, Miguel Ceara Hatton, participó en una entrevista en el programa El Día que conducen Edith Febles y Germán Marte.
En dicha intervención, Ceara dijo que encontró unas 600 personas que cobraban sin hacer nada y que era una nómina que pertenecía a un comentarista de televisión que habla los domingos. Aunque no mencionó el nombre el periodista, Guillermo Gómez reveló que se trataba de él.
De inmediato se levantó un avispero en los predios del partido oficialista, pero quien más llamó la atención fue el presidente de la Cámara de Diputados, Alfredo Pacheco, quien en una serie de twist le enrostró a Miguel Ceara haber revelado esa información.
A decir de Pacheco, Ceara dijo eso primero porque no tiene un logro qué exhibir en ese Ministerio, segundo porque es un teórico que no sabe de la práctica política y tercero porque no es un compañero del partido.
Pacheco dijo mucho con demasiado porque hasta el presidente Abinader llevó su boche cuando dice que Ceara no es un compañero del partido. Ahora bien, lo que sí me pareció burdo es que el presidente del Cámara baja dijera que Ceara enlodaba la memoria del fenecido ministro Orlando Jorge Mera cuando no es así.
Ese mismo discurso también lo asumió Guillermo Gómez, el hijo de Orlando Jorge Mera, Carolina Mejía, entre otros miembros relevantes de ese partido. Todos están equivocados y ahora les diré por qué apelan a la memoria de Orlando y lo hacen con el único objetivo de distraer la población del interés real de sus críticas y sus cuestionamientos.
A ninguno les molesta la memoria de Orlando, lo que realmente critican es que se estén destituyendo a compañeros del partido y que sea un funcionario del gobierno quien revele que el PRM también está acudiendo a la estrategia de las nominillas como lo hizo el PLD cuando ellos prometieron un cambio.
Yo no sé si Ceara Hatton era consciente del lío que se buscaba, porque se supone que su función era mantener la estructura, no desmantelarla, pero mucho menos hacerlo público.
Pacheco no está enarbolando el discurso del cambio porque él responde a esa vieja política que ve el Estado como un bien patrimonial de un partido en el poder. Lo que desea es que la gente piense que se ofende la memoria del ministro asesinado para esconder su interés porque para un partido en reelección una información como esta es un balde de agua fría.
Por eso acentúa que Ceara es teórico y que no es del partido porque se entiende que todo el que está en una posición de poder su función es nombrar a los compañeros.
Los partidos ven al Estado como una empresa, y están estructurados como agencia de colocación de empleos y la gente que no lo tiene viene a buscarlo a un partido y por eso trabajan en una campaña.
Para que un partido pueda mantenerse en el poder desde el gobierno deben mantener una población parásita cuya única función es salir a buscar votos. Por eso el Estado es el principal empleador del país.
Estoy consciente que contra Ceara Hatton existen decenas de quejas y denuncias porque no ha sido el funcionario que se esperaba en esa cartera, pero querer atribuirle dañar la memoria de un miembro del partido al denunciar y no continuar una práctica clientelar es una vulgar falacia de politiqueros a quienes el cambio les ha quedado grande porque pareciera que el único que conocen es la reversa.