Los expertos en meteorología a nivel internacional están preocupados por la ocurrencia de los fenómenos naturales y meteorológicos que han dejado decenas de muertos, daños a las infraestructuras y a las economías en los cinco continentes.
Por su parte, los expertos sobre “Cambio Climático” de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) predicen que, para finales del año 2050, la población mundial podría llegar a doce mil (12,000.000) millones de habitantes, ciudadanos que tendrán que afrontar, entre otros, escasez de alimentos, agua, electricidad y enfermedades desconocidas.
Como se conoce, existen países en los cinco continentes que sus poblaciones ya no están en capacidad de amainar los desbastadores efectos naturales y meteorológicos que han estado ocurriendo años tras años, lo que preocupa a la comunidad científica internacional.
Por lo que hemos observado, “la predicción y los aprestos preventivos de los países y los gobiernos, no han sido suficientes para prevenir y mitigar los daños humanos, económicos y psicológicos que han provocados los fenómenos naturales y meteorológicos en zonas y regiones que no estaban calificadas como vulnerables” (Informes sobre los resultados de los estudios realizados 1986-2019).
En tal sentido, los daños ocasionados por los fenómenos naturales y meteorológicos que han ocurridos en las últimas dos décadas del siglo pasado y, los que han ocurridos en las primeras tres décadas del presente siglo nos hace pensar que, las extracciones y el uso irresponsable de los hidrocarburos, las emisiones agroindustriales y la contaminación ambiental, entre otras, son las responsables de las catástrofes que han ocurrido últimamente en los cinco continentes.
Asimismo se sabe que, los niveles de crecimiento demográficos y económicos de China Continental, la India y otros países asiáticos, latinoamericanos y africanos, están reclamando espacios y servicios que las agroindustrias y el comercio internacional no están en capacidad de suplirlos en estos momentos, pero tampoco en el futuro inmediato.
De nuestro lado, los especialistas en Psicología Social estamos observando que, el Nuevo Orden Global en cierne, está reclamando alimentación suficiente, educación de calidad, servicios de salud eficientes y eficaces, sistemas de movilización y transportes menos contaminantes, empleos, viviendas, electricidad y agua potable en cantidad y calidad, ofertas que los países y sus respectivos gobernantes no están en capacidad de ofrecerlos.
Asimismo los especialistas en higiene y salud mental reconocemos que, la sociedad actual necesita Nuevos Códigos y Reglamentos Sociales de Aplicación Universal, para impulsar leyes más justas y adaptables a las distintas culturas que facilite crear las bases de inclusión y participación social, económica y cultural de todos los sectores claves para garantizar una Gobernabilidad Sostenible en el tiempo.
También, los especialistas en higiene y salud mental reconocemos que, los actuales tomadores de decisiones políticas, económicas, sociales y ambientales, están llamados a fomentar y recrear una Cultura Responsable para conservar los sistemas naturales que garantizan las vidas de los seres humanos, las plantas y los animales y, al mismo tiempo, preservar el aire y las fuentes acuíferas.
Por lo que hemos visto en el cuerpo de este artículo, todos los países y sus respectivos gobernantes, están llamados a invertir los recursos económicos, logísticos y tecnológicos necesarios para concebir, aprobar y poner en marcha, políticas públicas, estrategias, programas y proyectos para la adaptación al cambio climático en el corto, mediano y largo plazo, para detener lo que parecería ser el proceso apocalíptico en cierne.
En el caso de nuestro país, el Gobierno que preside Luis Abinader y Raquel Peña debe instruir a sus funcionarios a que pongan en marcha la Ley No. 368-22 sobre “Ordenamiento Territorial, Uso de Suelo y Asentamientos Humanos”, lo que reducirá los impactos de los fenómenos naturales y meteorológicos que podrían afectar a los sectores más vulnerables que residen a las orillas de arroyos, ríos y cañadas en todo lo ancho y largo de la República Dominicana.
Como se sabe, “el Ordenamiento Territorial es un proceso continuo impulsado por el Estado que integra instrumentos de planificación y gestión participativa hacia una organización del uso del suelo y la ocupación del territorio, acorde a sus potencialidades y limitaciones, las expectativas y aspiraciones de la población, con el propósito de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos a corto, mediano y largo plazo” (Ley No.368-22).
Según lo consigna la Ley No. 368-22, “el Ordenamiento Territorial tiene por objeto establecer el marco regulatorio para el ordenamiento territorial, el uso del suelo, la formulación y ejecución de los planes de ordenamiento territorial en los distintos niveles político-administrativos, atendiendo a lineamientos de interés económico, social, ambiental, cultural, de gestión de riesgos y desarrollo sostenible” (Ley No.368-22).
Finalmente, los desastres naturales y meteorológicos que están ocurriendo a nivel global debe motivar a los países y a sus respectivos gobernantes a revisar y adecuar los Planes de Emergencia-Contingencias que éstos han diseñados para hacer frente a las catástrofes climatológicas, sísmicas, agroindustriales, desbordamientos de ríos, cañadas y presas, así como aquellas catástrofes causadas por la sequía, los incendios forestales, entre otras.
“El cambio climático es responsabilidad de los seres humanos” (DTGM, 2024)