El consumo de alcohol no solo se relaciona con una cantidad importante de problemas de salud. Alrededor de 200 patologías físicas y psicológicas según varios estudios, sino que además afecta a terceras personas; nos referimos específicamente al feto cuando la madre consume alcohol durante el embarazo.
Los Trastornos del Espectro Alcohólico Fetal (TEAF), son las consecuencias en la salud de la exposición prenatal al alcohol. Y sus repercusiones pueden ser devastadoras para el producto por nacer.
Los TEAF se pueden manifestar en cualquier órgano del feto en desarrollo, de hecho, se han identificado sobre las 400 alteraciones nocivas en donde la condición más grave, y por suerte menos común, es el Síndrome Alcohólico Fetal.
En las mujeres embarazadas no se cuantifica una dosis de alcohol que podamos considerar segura para que no produzca complicaciones fetales. En palabras llanas, cualquier consumo es considerado un riesgo. Dado a que existe una grave falta de información sobre esta problemática y un limitado acceso a los servicios diagnósticos, se hace difícil el identificar a un niño con TEAF. Se asocia la sintomatología a un problema de conducta o a un trastorno por déficit de atención, entre muchos otros.
Los efectos del uso de alcohol durante el embarazo van desde producir un aborto espontáneo hasta manifestaciones al momento de nacer y durante el desarrollo. Así, puede haber baja talla al nacer, retraso en el crecimiento, desproporción entre el peso y la altura. Del mismo se pueden presentar rasgos craneofaciales como fisuras palpebrales, ojos pequeños y muy próximos entre sí, labio superior delgado, surco naso labial indistinguible, puente nasal plano y frente pequeña. Se asocia a alteraciones del sistema nervioso central como son la macrocefalia, reducción del tamaño de algunas estructuras cerebrales, disfunción de habilidades motoras, trastornos convulsivos. También se pueden evidenciar alteraciones cognitivas y conductuales como menor cociente intelectual, irritabilidad, ansiedad, déficit del lenguaje, alteraciones en la memoria espacial, problemas de atención, bajo rendimiento académico y déficit en la capacidad de razonamiento y juicio.
Los signos y síntomas que presente un niño o niña con TEAF son una consecuencia que se convierte, lamentablemente en connatural, es decir que los tendrá de por vida. Tal cosa implica un costo social y emocional enorme y una carga considerable a la economía familiar a la vez que una demanda de atención al sistema de salud. Sin embargo, los TEAF son totalmente prevenibles.
El embarazo debe servir como una motivación poderosa para dejar comportamientos poco saludables, entre estos, cesar el consumo de alcohol al quedar la futura madre en gestación. Los estudios indican que la primera etapa de ésta es la de mayor riesgo para el feto.
En nuestro país tenemos pocos estudios sobre los TEAF. Para este artículo nos hemos apoyado en los trabajos de investigación de la Lic. María Eugenia Portela y de la dra. Yoeska González sobre el Consumo de alcohol en embarazadas. Encontraron una alta tasa de prevalencia. Más grave aún, una alta tasa en embarazos no planificados.
Concluyen las investigadoras que “Los TEAF pueden ocasionar graves consecuencias que permanecerán a lo largo de toda la vida de aquellas personas que los padecen, afectando la esfera social, intelectual y económica, convirtiéndose en un perturbador del círculo de la pobreza y un generador de delincuencia. “ Señalan que “Estos niños se convierten en una carga social que supone un gran impacto para las familias y para el sistema sanitario, sobre todo porque no existe siquiera un diagnóstico oportuno ni tampoco un tratamiento curativo, por lo que sólo podrían tratarse los síntomas de las personas durante la vida, que en un país con una salud pública tan deficiente como República Dominicana, se convierte en todo un real desafío”.
Las recomendaciones que hacen son dignas de tomarse en cuenta: la promoción total de la abstinencia en las mujeres embarazadas, calificar al personal del primer nivel de atención en salud disponibles al efecto, políticas efectivas en relación a los embarazos no planificados, mejorar la detección, el diagnóstico y la intervención. Solicitan, casi como un clamor, involucrar el suplidor. Existe para el alcohol y el tabaco una leyenda obligatoria que indica que su consumo es perjudicial para la salud. Del mismo modo debe añadirse lo que acontece cuando el consumo se produce en estado de embarazo: una situación crucial para el niño por nacer.
Queremos reconocer la buena práctica y las acciones responsables. Es por ello que apoyamos la labor incansable que el Lic. Elías Tejada ha venido haciendo durante años desde la dirección de Salud Mental del Ministerio de Salud en expandir las intervenciones para provocar visibilizar, investigar y estructurar servicios en los diferentes niveles de atención. Mostramos nuestra defensa a las acciones que se ejecutan desde el Ministerio de Interior en la figura de su titular señora Faride Raful, en relación a los controles en los centros de expendio de bebidas alcohólicas, estos esfuerzos mitigan el daño que provoca este grave problema social que impacta de por vida a una población inocente.