Me remonto a aquellos tiempos de la década de los años 50/60 donde por primera vez tuve en mis manos un U-Reelly, manija para el vuelo circular de aviones modelos.
Todo se desarrollaba en el antiguo parque Zoológico Nacional, de la Avenida Bolívar, donde en una explanada improvisada, un servidor, junto a Gabito Ferrer, Elio Augusto Paulino, Ferruchio Guibeley, Gustavo Vásquez y Don Niní Taulé, tratábamos de domar aquellos ingenios impulsados por motores, a dos tiempos, cuya ignición se lograba con una Batería Ever Ready de 1.5 voltios DC. Me acuerdo de que mi primer avión de vuelo circular fue el Flite Streak. Luego vinieron el Nobler, el Gruman Guardian, Magician, Ringmaster, etc.
Los motores de bujía incandescente más usados eran el Fox 35, McCoy 35, K&B 35.
El combustible era un experticio químico a base de metanol y aceite de higuereta refinado. Solo se podía conocer, si las proporciones estaban correctas, a través del olor que se percibía por la combustión de esta.
Sin embargo, también existían los motorcitos diésel, en su cilindrada más popular de 15cc. Estos funcionaban con una mezcla de éter y aceite de higuereta y su ignición se ajustaba con una llavecita de compresión en la cabeza de los cilindros. Luego se ajustaba la espita para el flujo de combustible hacia el Venturi de entrada. Todo un proceso de paciencia, pero muy emocionante por el olorcito que impregnaba todo el litoral de vuelo circular.
En el vuelo circular o U-CONTROL, el largo de los dos cables atados a la manija y al ala izquierda del modelo, era de unos 60 pies de largo. Dentro del ala había una maravilla tecnológica denominada Bell Crank donde se conectaban, en cada uno de sus extremos, un segmento de cable de acero trenzado muy fino; estos salían por el borde lateral izquierdo del modelo y en su punta, un ojete de bronce, donde se conectaban los cables que venían de la manija.
El Bell Crank era una pieza triangular de aluminio, en cuya punta señera se conectaba una varillita de acero que movía solo el Timón de Profundidad; el vuelo circular se mantenía a través de un ajuste fijo, hacia la izquierda, del timón vertical de dirección.
Volar aquellos modelos requería de dos personas, debido a que, luego del arranque, el piloto tenía que ir corriendo al centro del círculo, mientras que un compañero ajustaba la posición del avión para su despegue. Luego éste lo soltaba y ¡VOILA! A volar se ha dicho.
Hasta ahí todo bien. Sin embargo el piloto tenía que volar estos ingenios dando vueltas, tratando de mantenerlo en el aire y, si sus mareos se lo permitían, hacer piruetas de todo tipo, siendo las más comunes los invertidos, el Loop, el Wing-Over y el Reloj de Arena (Hour Glass).
El aterrizaje se hacía cuando se acababa el combustible, haciendo uso de los conocimientos sobre la ley de la gravedad, hasta que exitosamente (o catastróficamente) el avión reposaba tranquilo en el terreno.
Hasta aquí parte de todo un periodo de campos de vuelos improvisados que abarcaron el Parque Zoológico y el Colegio De La Salle, en la Avenida Bolívar, solares baldíos, etc.
Luego en la década de los 60/70 volé, en las explanadas deportivas de la Academia Militar de Georgia y en la Universidad de Puerto Rico, donde me alisté en el club los Aero Bats de Puerto Rico.
A mi regreso a mi amado país, ya el vuelo circular caía en una categoría ¨VINTAGE¨ y me inicie en los intríngulis renovadores del vuelo a Radio Control.
Me acuerdo de que mi primer avión a radio control fue el Mighty Mambo, armado exquisitamente por Gustavo Vásquez, con un motor K&B 45 y un equipo Heath Kit que me lo ensambló el inefable Waldo Pons.
Nos fuimos a volar al Embajador, donde ya había una pléyade de aeromodelistas que estaban dando también sus pininos es esta modalidad de vuelo.
Con el transcurrir de los años, nuevos actores nutrieron esta casta de aeromodelistas que con su tesón y dedicación mantuvieron el Hobby vivo y actualizado. Entre estos estaban John Bobadilla, Huáscar Rodriguez, Julio De La Rocha, Vladimir Acta, Carlos Sanyey, entre otros.
La época de oro, del Hobby fueron los años 80/2000, donde se realizaron innumerables exposiciones sobre el hobby el Club Naco, La Feria Ganadera, la Base Aérea de San Isidro, diferentes centros docentes, etc. Ahí siempre tuve la oportunidad de exhibir mi colección de mas de 300 motores y algún uno que otro avión; estas exposiciones también me generaron varios reconocimientos, palcas y pergaminos.
En nuestro afamado Campo Club de Vuelo, ubicado en LOS LLANOS, tuvimos la oportunidad de presentar a los mejores pilotos del Vuelo Circular de Cuba, donde dieron una exhibición de destreza inigualable. También allí realizamos innumerables competencias, eventos sociales y educativos.
En resumen, durante todos esos años y como presidente de la Asociación Dominicana de Aeromodelistas -ADA- nos trasladamos varias veces a Toledo, Ohio para participar en esa feria tan importante para el hobby e inclusive, entregamos un Pirograbado a la directiva de esa organización, La Weak Signal Club, en su 50avo aniversario, celebrado en el Seagate Convention Center, en esa ciudad, año 2008.
Además, también traté de ponerme al día con las nuevas tecnologías, pero ya el tiempo me reclamaba mucho a nivel académico e investigativo. Entonces, poco a poco tuve que alejarme de estas actividades hasta que solo me queda el recuerdo de esas alas que volaron muy alto.