A raíz de la llegada de la pandemia de la Covid-19 al estado de Nueva York, el 1 de marzo de 2020, muchas fueron las medidas de protección que tomaron las autoridades de salud de Estados Unidos, para salvaguardar la población de la pandemia que ya azotaba a Europa y otras partes del mundo.
En la medida en que avanzaba el contagio y el número de muertes a nivel nacional, no fue hasta el 12 de marzo que las autoridades de salud comenzaron a tomar decisiones de restringir las actividades públicas y privadas, para evitar la continuidad del contagio colectivo.
Entre esas medidas estuvo la orden de cuarentena, que recomendaba a la población quedarse en sus casas, prohibición de actividades públicas, así como el cierre de oficinas, empresas, comercios, restaurantes y otras limitaciones que afectaron seriamente la economía.
Pero esta emergencia no fue motivo para que vándalos desaprensivos aprovecharan la ocasión para cometer sus fechorías, casos de robo de autos modernos dejados estacionados en calles y avenidas en los cinco condados de Nueva York.
Tal fue la magnitud de los robos denunciados, que las autoridades policiales y de la fiscalía tuvieron que reaccionar realizando investigaciones para dar con los delincuentes.
El pasado 11 de marzo, la fiscal general de Nueva York, Letitia James, anunció la culpabilidad y sentencia de nueve miembros de una pandilla que se había apoderado ilegalmente de un total de 45 vehículos modernos solo en el condado de El Bronx. Eso al inicio de la pandemia.
Los acusados, de nacionalidad dominicana, afroamericana y centroamericana, iniciaron sus fechorías sistemáticas en las ciudades de Manhattan y Westchester, aprovechando la poca presencia de personas y la reducción de la vigilancia policial en las calles.
Eran nueve, pero sus aliados operacionales se multiplicaban. Los demás se encargaban del falso registro, transporte estatal e internacional y compradores ventajistas conocedores de la procedencia de cada vehículo.
Apenas han pasado unos meses del encarcelamiento de este grupo por posesión criminal de autos, otra ola de delincuentes se ha encargado hoy en día de suplantar a los condenados y prófugos de la justicia para continuar la misma tarea delincuencial.
Los nuevos vándalos tienen ahora otra modalidad: desmantelarlos para vender el botín como piezas de repuestos nuevos y usados en varios estados de la Unión Americana, pero en especial en República Dominicana y países de Centro y Suramérica, como afirman las autoridades.
Los condados con mayor reporte de vehículos “desguazados” por los delincuentes en calles y avenidas de Nueva York, son el Bronx y Manhattan, no importa la marca, pero su objetivo número uno son los autos japoneses Honda y Lexus.
Son expertos en desactivar las alarmas integradas en los vehículos, por más sofisticados que sean, ya que reprograman la computadora integrada. Reconfiguran las llaves de encendido electrónico, y logran arrancarlo con rapidez para llevárselos o desmantelarlos.
A los vehículos robados, la organización criminal les altera los números de identificación (VIN), modifican los números de chasis para lograr burlar a las compañías de transporte marítimo y autoridades aduanales de los países a donde son enviados.
Así lo explican los miembros de la División de Delitos Automotrices del Departamento de Policía de Nueva York y el Grupo de Trabajo Contra el Crimen Organizado, de la Oficina del Procurador General.
En Canadá, de acuerdo a reportes obtenidos, el vehículo de preferencia para robar es el Honda en todos sus modelos.
La situación es tan grave que esto ha obligado a las compañías aseguradoras canadienses a negarse a dar servicio de seguro a esta marca de vehículos.
Las que se arriesgan, lo hacen a un costo de cuatro veces mayor al precio promedio anual establecido por las leyes.
Los robos de llantas, luces, espejos retrovisores, volante del conductor para obtener la costosa bolsa de aire, baterías, equipos de música, asientos y partes del motor, es diaria en el condado de El Bronx.
Las constantes quejas de propietarios que solo han encontrado la carrocería de sus vehículos, ha obligado a las autoridades iniciar otro operativo de persecución para dar con los delincuentes.
Es cierto que “La ciudad de Nueva York no duerme” por la cantidad de entretenimientos y centros de diversión que ofrece a residentes y turistas.
Pero en el Bronx, los propietarios de vehículos modernos tampoco logran conciliar sus sueños temerosos de encontrar su auto desmantelado o robado por delincuentes.