– Porque: “El peso que se soporta y lleva con alegría, se hace ligero”.
-“Detrás de algunas de estas cosas, que a muchos les da por llamar locuras, se esconden muchas e interesantes lógicas”.
En este país existen personas que son extraordinariamente eficientes en el rol que le corresponda dentro de esta sociedad, pero, por igual, hay otras tantas que son endemoniadamente ineficaces que, por coincidencia, todos convergen en que poseen una buena oratoria para engatusar a los demás, hasta convencerlos de que, en realidad, son todo lo contrario.
Es en esos momentos, que nos encontramos con políticos-funcionarios, tanto otrora como en el presente, que olímpicamente pasan por alto la esencia de las cosas para concentrarse en el adorno, en lo superfluo y vacuo, algo así, como descaradamente, defender el betumen ese que lleva por nombre Policía Nacional. Son, en su gran mayoría, ejecutivos que viven apoltronado en su sillón, sin percatarse de la realidad que se respira fuera de su oficina, bien acondicionada, desde donde emiten ordenes tan claras y transparentes como el fango y diametralmente opuestas a las realidades. Sí, así se desenvuelve nuestra P.N.
Conozco muy bien esta policía y que, el solo referirse a ella en términos de cuestionamiento a su desempeño, constituye un alto riesgo, un real peligro. Quizás por eso escuché a alguien decir que no, que en sí no eran peligrosos, si no que, solo conocen personas que matan gente… ¿? Y es que, dentro de esa aglomeración de gente, el mayor problema son esos popis y la gerencia en general de ese supuesto cuerpo policial llamado a ejercer el control ciudadano, ya que, en su gran mayoría, son teóricos enfermizos apartados por mucho de la cruda realidad.
Han sido tantas las permisividades a esa “cosa” y tantas las lluvias de indelicadezas cometidas, que hoy, simplemente, no pueden con el barro que han creado. Tanto es así, que, al parecer, esa aglomeración de gente actúa como si fuésemos una república formada por Estados independientes que tienen sus propias leyes y no por provincias y demás subdivisiones territoriales, donde ellos tienen la autoridad para actuar, es decir, en todo el territorio nacional y es que, en esos lugares, son los caciques, ya sean políticos, narcos y “prósperos” empresarios quienes imponen su ley, sin dejar atrás a los pobres padres de familia, ya sean motoristas o vendedores ambulantes.
He dicho en muchas ocasiones, que este clan, en vez de inspirar confianza y seguridad al ciudadano, resulta todo lo contrario, temor ante la figura grotesca, altiva, prepotente, indecente y amenazadora, iniciando, hasta como visten cuando están de civil que más que hombres representantes de las leyes, parecen más amenazantes que los propios maleantes. Y, siquiera, hablar de su lenguaje corporal y, sobre todo, que antes de hablar, ya en sus manos aparece su arma de fuego.
Apena el ver actuar a estos miembros policiales, con su actitud prepotente y altanera, tratando a todos los ciudadanos como si fuesen todos malhechores, con una agresividad que en ocasiones raya en lo increíble y de ahí las luchas y discusiones que entablan con los tigueres no uniformados. Su autoridad estriba en el uso indiscriminado de su arma de reglamento, lo que conlleva a los famosos y desacreditados intercambios de disparos, donde en la mayoría de los casos, el fuego solo proviene de un solo lado.
Ha sido este organismo, por antonomasia, el refugio de los “popis”; hijos de papi y mami; de narcos y, de todos aquellos que desean portar un arma y tener un uniforme y rango que le proporcione cierta capa de impunidad ante sus hechos, donde solo el carnet y el rango les interesa de ese organismo, ya que, nunca, llegan a ser funcionales como policías, al igual que sucede con las putas y queridas que deambulan entre esa inmensa cantidad de gente que no aporta nada a esa uniformada. Por cosas como esta es que ese organismo, esta jodido. ¡Sí señor!