Como habíamos indicado, la historia dice que en nuestro país cada dos años se realizan los ajustes de los salarios mínimos por sectores de cada una de sus actividades económicas. Habría que preguntarse si ciertamente esta es una buena costumbre y si produce los resultados que requiere la población económicamente activa. Lo cierto es que no es cada dos años que se producen los incrementos por ejemplo de los precios de los componentes que intervienen en la canasta familiar y por eso el Banco Central del país, realiza el cálculo del IPC (índice de precios al consumidor), mensualmente y acumulado cada año, herramienta que debe servir de apoyo anual para realizar los ajustes salariales que, particularmente consideramos que deben realizarse anualmente.

Al señalar que los ajustes salariales sería más conveniente que se realicen anualmente, ponderamos algunas ventajas para las partes involucradas y un mejor ajuste a tiempo del camino que lleva la economía del país y los efectos que sus variaciones producen en las economías de la fuerza laboral del país.

Recordemos que el ultimo aumento de los salarios para los trabajadores del sector privado no sectorizado realizado en julio del año 2021, debió efectuarse en dos etapas, por razón de que esos ajustes representaron aumentos de hasta un 59% (24.2% en promedio), lo cual tuvo que distribuirse en un periodo de seis meses, para que fuese mejor absorbido por el sector empresarial, sobre todo por la pequeña y mediana empresa del país. Previo a este último ajuste se habían incrementado los salarios mínimos en el año 2019. Es conveniente destacar que, el hecho de que los salarios se indexen cada dos años va creando un déficit al trabajador que tiene como resultado fatal que cuando llegan los aumentos solo sirvan para reducir los déficits que se van acumulando mensualmente.

Esta es una buena razón que justifica la realización de los ajustes salariales anualmente, porque es más justo para el trabajador que los ajustes se realicen lo más cerca de las fechas en que se producen los incrementos en el costo de la vida y para el empresario resultan más factibles porque serán aumentos probablemente de solo un dígito.

Actualmente se está discutiendo un nuevo ajuste en los salarios nacionales, lo que ha sido provocado por los índices de inflación que se han verificados en el mundo y como consecuencia en nuestro país, principalmente por el encarecimiento de las materias primas y el petróleo en sus orígenes y por los incrementos de los fletes marítimos. La parte trabajadora está reclamando un aumento equivalente a un 35%, lo que parecería inalcanzable debido a la cercanía que tendría con respecto al alza del año 2021 y principios del 2022. Hay que tomar en cuenta que de acuerdo también con la historia de estos ajustes habría que decir que en cada uno de los que se han realizado en los últimos 25 años se arrastra un déficit que nunca llega a cubrir los aumentos realizados cada dos años.

Lo cierto es que de acuerdo con los últimos cálculos de los índices de precios al consumidor (IPC) realizados por el Banco Central, la tasa de inflación en los años 2021 y 2022, fueron de 8.24% y 8.81% respectivamente y el comportamiento de la canasta familiar para los dos primeros quintiles que son los más vulnerables, desde el 2019 a diciembre del 2022 indica lo siguiente:

Como puede observarse, el costo de la canasta familiar en este periodo se ha incrementado en un 26% para la población correspondiente a estos dos quintiles, lo que se ha tragado prácticamente los ajustes salariales realizados en el 2019 y en el 2021. Esto justifica aún más nuestra propuesta en el sentido de que los ajustes salariales deberían realizarse anualmente para que vayan a la par con el comportamiento de la economía nacional.

 

Entendemos que el ajuste anual de los salarios podría además contribuir a mejores y más rápidas negociaciones entre las partes y consecuentemente a mejorar la relación obrero-patronal del país, lo que al final del día repercutirá en el aumento de la productividad de la mano de obra nacional.