1.- A la niñez dominicana de hoy, hay que hacerle saber que, anteriormente, hacer política fue una actividad de gente decente, de firmes convicciones éticas y morales.
2.- En el pasado, la persona se inclinaba por el accionar político, partiendo de su formación de buena pasta, adquirida en el hogar y en la escuela.
3.- En tiempos ya superados, una mujer o un hombre cualquiera, no era visto haciendo cosas sucias por medio del quehacer político, porque no había espacio alguno para la truhanería politiquera.
4.- La mujer o el hombre de ideas conservadoras o renovadoras, fue respetado en su pensamiento, su concepción ideológica, porque era su criterio político sostenido por convicción, no por conveniencia para simular.
5.- Lo que estamos viendo ahora como política, es una ofensa a quien ha hecho de ella algo inherente a su forma de ser, una conducta, una forma de vida, no una pose, una actitud fingida para engañar.
6.- La reciedumbre moral, la entereza en sus actuaciones, impedía al hombre de ayer estar haciendo sinvergüencerías en nombre de la política, aparentando ser sano, siendo un podrido.
7.- A las niñas y a los niños dominicanos, hay que advertirles, aleccionarles en el sentido de que no tomen como modelo de hacer política, lo que ahora ven en la politiquería.
8.- Sería un gran error, fijar en la mente de los futuros ciudadanos la idea de que la política es hacerse de dinero sin el mayor esfuerzo, portándose como un vagabundo de la peor talla.
9.- Hoy, decir ser político, es motivo para causar afrenta. Es algo ofensivo, deshonra a quien se identifica como practicante de la política sería. Avergüenza ubicarse como político en este período del negocio de la politiquería.
10.- Ha transcurrido un largo tiempo, desde cuando el joven dominicano manifestaba con orgullo ser activista político, porque luchaba por ideales, mientras que ahora lo hace por un cheque, por dinero.
11.- Levantar la mano derecha para juramentarse en un partido del sistema, es signo de oportunismo, ser muy vivo para estar a las mil maravillas, a costa de un pueblo sin garantía de comida, salud, educación y techo digno.
12.- ¡Qué no se engañe nadie! Lo ocurrido en el Colegio Dominicano de Abogados, es una expresión directa de la politiquería dominicana, que sirve para abochornar, poner de mil colores; caérsele la cara de vergüenza, ruborizarse y no saber dónde mirar a cualquier profesión del derecho que sea honesto.
13.- En nuestro medio, quiérase o no, hay que estar preparado para, como consecuencia de la política y el dinero, ser testigo de lo peor, de lo más despreciable, bajo y deleznable de las inconductas políticas.
14.- Estamos en un ambiente político y social propicio para la mujer o el hombre honesto, insubordinarse en cualquier momento, desobedecer medidas que repugnan a toda persona dispuesta a no someterse a los politiqueros, a no acatar lo decidido por la gavilla de la política.
15.- Ojalá no sea por mucho tiempo que lo mejor del pueblo siga comportándose dócil, manejable, complaciente ante tantas y tantas acciones feas ejecutadas utilizando la política de gente sin honor.
16.- Se hace una necesidad que el actuar en política, no siga llevándose a cabo como hasta ahora, que está prostituida por aquellos que llegan a ella buscándose unos dineros, a diferencia de ayer, cuando los jóvenes incidían en el quehacer político con fines de que predominara la decencia en la sociedad, y no la deshonestidad que estamos presenciando fruto de la política de baja ley.