En lucha geopolítica de los imperios, en un momento de la historia colonial, la isla de Santo Domingo estaba dividida entre Francia y España, donde se reflejaban los conflictos políticos entre los mismos. Esclavizados cimarrones de la colonia francesa, en búsqueda de libertad cruzaban la frontera y llegaban a la colonia española, la cual, a pesar de una permanente solicitud de devolución, no lo hacían, lo cual aumentaba las tensiones y luchas entre ellos.
Para algunos investigadores, el proceso se inició con el alzamiento de un jefe cimarrón conocido como Padrejón que, además, era un famoso curandero, el cual fue asesinado y sus 30 seguidores lograron pasar al lado español. Sea o no sea verídica esta versión lo cierto es que llegaron de la colonia francesa un número significativo de cimarrones, los cuales fueron bien acogidos.
Como prevención, las autoridades españolas, presididas por el gobernador de esa época, Francisco Carvajal y Castillo, para poder vigilarlos y controlarlos, les dieron tierras para trabajar y vivir, surgiendo con esto la Villa de San Lorenzo de los Mina entre 1676-1677, según Fray Cipriano de Utrera, en la orilla del Río Ozama. Además, ellos vendían, trasladándolos en canoas, en el mercado de la ciudad de Santo Domingo sus productos agrícolas, pescado, gallinas, carne de cerdo, carne de vaca, cera, etc., garantizando de esa manera un abastecimiento importante para la ciudad de Santo Domingo.
En la fundación de la villa, estuvieron presentes 73 cimarrones, de los cuales se contabilizaron: 34 de la etnia mina, 4 barrucos, 3 congos, 3 angoleños, 1 arará, 1 zape, 2 caboverdianos y los demás no fueron identificados. La predominancia, pues, corresponde a los negros mina. En el proceso cultural sincrético los demás enriquecieron las técnicas de cultivo, creencias religiosas, las expresiones artísticas-culturales y las concepciones existenciales sobre la vida y la muerte. Por eso, el lugar era conocido también como “San Lorenzo de los Negros”.
El patrón de la villa fue San Lorenzo, el cual estaba con su parrilla simbólica en la mano en el altar mayor de una pequeña iglesia de una sola nave y hoy, paradójicamente, está en el lado izquierdo del altar mayor y en su lugar está una imagen de Jesús, desplazamiento irrespetuoso de un sacerdote que desnaturaliza históricamente la visión original del templo en una sustitución irreverente para los creyentes y moradores de los Mina.
La pujanza de la villa, económicamente y sobre todo el valor que cogieron los terrenos por sus cualidades productivas, despertó la codicia de varios funcionarios y diversos miembros de la iglesia católica, inventando calumnias sobre la conducta de los negros libertos, acusándolos de vagos y de ser seres de violencia, salvajes, lo cual en términos de seguridad eran un peligro incluso para los habitantes de la ciudad de Santo Domingo.
Como siempre las arbitrariedades y el abuso del poder fueron desestabilizando la vida cotidiana y llevando a la incertidumbre a sus moradores, muchos de los cuales optaron por abandonar la villa formándose Mandinga, Mendoza y Villa Mella, quedando el pueblito en abandono total.
Hoy los Mina es un pujante barrio de la Provincia de Santo Domingo Este, donde moraba el munícipe Ignacio Martínez H, vigilante de “los Mina viejo”, apasionado, amante del sector, el cual celebraba para el mes de agosto, conjuntamente con el ayuntamiento de la ciudad de Santo Domingo, su fundación y organizaba, entre otras cosas, presentaciones folklóricas con grupos originales de Congo, Cangamulanga, Pri-Prí, salves y atabales.
Hoy en la explanada, que debería ser un parque, existe un caos, repartiendo sus espacios instituciones oficiales, abandonada la antigua residencia de don Ignacio Martínez H, “Villa Thesalía”, la cual debía ser el museo de los Mina. Solo queda la iglesita original restaurada por la Oficina de Patrimonio Cultural, celosamente reguardada por sus morados más cercanos.
Algunas personas entendieron que el nombre del barrio vino porque originalmente había muchas minas y comenzaron a sustituir “Los Mina” por “Los Minas” y se ha ido repitiendo indistintamente. Hay un error, en realidad el nombre Mina tiene su origen, porque como vimos anteriormente, la etnia mina era trascendente, la más numerosa al fundarse originalmente el poblado.
En la trata negrera, los portugueses fundaban puestos que servían para reunir los esclavos que iban para América, ya que los negreros los reclutaban de diversos lugares y en fechas diferentes. En 1481, en donde hoy es Ghana, fundaron a “San Jorge de Elmina”, una fortaleza para la recolección de esclavos y la apropiarse del oro de la región.
En la cercanía de la fortaleza, moraba una pequeña tribu descendientes de los popo, identificada como mina, que mucha gente confundía con la nominación de la fortaleza “Elmina” y como allí embarcaban a los esclavos que llegaban a la misma, los negreros los identificaban indistintamente como “negros mina” por su procedencia de embarque.
El proceso era que los negreros recorrían la zona en busca de esclavos, que pertenecían a diversas etnias, los cuales eran llevados a la fortaleza localizada en las cercanías de la tribu mina y al identificarlos en el “Nuevo Mundo”, a todos los que no eran reconocidos, pero embarcados en esa fortaleza, lo metían en el mismo saco y entonces eran reconocidos como “negros minas”, aunque muchos de ellos pertenecían a la etnia “mina”.
El número más significativo de los cimarrones que huyeron de la colonia francesa y que fundaron la Villa de San Lorenzo en la colonia española, en las cercanías de la ciudad de Santo Domingo, en la ribera del Ozama, eran realmente de la etnia mina, por lo tanto, este barrio del municipio de Santo Domingo Este debe identificarse como “Los Mina” y no “Los Minas”.