La propuesta de “modernización fiscal” ha desatado un reperpero entre los diversos sectores económicos y poblacionales más afectados. Eso era de esperarse. En el caso del sector turístico la reacción ha sido contundente, pero abierta al diálogo con miras a posibles modificaciones. Para enriquecer ese diálogo conviene conocer lo que dicen las agencias multilaterales respecto a los incentivos fiscales. Y para ello es válido recabar la ayuda del CHATGPT-4 cuyo aporte se presenta a continuación.

“¿Que recomiendan las agencias multilaterales –Banco Mundial, FMI, BID– sobre la existencia o no de los incentivos fiscales para la industria turística del Caribe y Centroamérica?

Las agencias multilaterales, como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), han emitido diversas recomendaciones respecto a los incentivos fiscales en la industria turística, especialmente en la región del Caribe y Centroamérica. Estas recomendaciones suelen estar orientadas a equilibrar la atracción de inversión con la sostenibilidad fiscal de los países y varían según el contexto económico de cada nación.

  1. Banco Mundial: El Banco Mundial generalmente enfatiza la importancia de evaluar el costo-beneficio de los incentivos fiscales. Si bien reconoce que los incentivos pueden atraer inversión en sectores estratégicos como el turismo, recomienda que:
  • Los incentivos fiscales estén bien focalizados: Deben estar diseñados para maximizar el impacto en la creación de empleo, infraestructura y desarrollo económico sostenible. No deben aplicarse de manera generalizada, ya que esto puede erosionar la base tributaria sin garantizar beneficios a largo plazo.
  • Fortalecer la transparencia: El Banco Mundial ha sugerido que los países mejoren la transparencia en la concesión de incentivos fiscales, promoviendo auditorías y monitoreos de los resultados. La falta de control puede llevar a abusos y corrupción, erosionando la confianza pública.
  • Evaluar alternativas a los incentivos fiscales: En algunos casos, el Banco Mundial recomienda que, en lugar de incentivos fiscales, los países enfoquen recursos en mejorar la infraestructura, la educación y la facilidad para hacer negocios, lo que puede ser más atractivo a largo plazo para los inversionistas.
  1. Fondo Monetario Internacional (FMI): El FMI, por su parte, ha sido más crítico sobre el uso extensivo de incentivos fiscales, especialmente en economías dependientes del turismo en el Caribe y Centroamérica. Sus recomendaciones clave incluyen:
  • Racionalizar y limitar los incentivos fiscales: El FMI sostiene que los incentivos fiscales, si no se administran adecuadamente, pueden erosionar los ingresos fiscales necesarios para financiar servicios públicos y mantener la estabilidad macroeconómica. Los incentivos mal diseñados pueden crear ineficiencias fiscales y favorecer a empresas que no necesitan necesariamente estos beneficios para invertir.
  • Monitoreo del costo fiscal: El FMI ha subrayado la importancia de monitorear el costo fiscal de los incentivos y recomienda que los países realicen análisis de gastos tributarios para entender el impacto en los ingresos y evaluar si los incentivos están realmente generando los resultados esperados.
  • Evitar "carreras fiscales a la baja": El FMI advierte contra la competencia entre países para ofrecer cada vez más generosos incentivos fiscales, lo que puede resultar en una "carrera hacia el fondo", donde las economías se ven debilitadas por la erosión de sus bases fiscales sin un aumento proporcional en la inversión extranjera.
  1. Banco Interamericano de Desarrollo (BID): El BID tiene una postura más flexible que el FMI, pero sus recomendaciones apuntan a la optimización y sostenibilidad de los incentivos fiscales. En estudios sobre turismo en la región del Caribe y Centroamérica, el BID ha destacado lo siguiente:
  • Eficiencia en el diseño de los incentivos: Los incentivos fiscales deben estar alineados con objetivos claros de desarrollo, como la creación de empleo, el desarrollo de infraestructura sostenible y la promoción del turismo inclusivo. Recomienda que los incentivos se utilicen principalmente para atraer inversiones en áreas prioritarias, como turismo ecológico, que tiene potencial para generar beneficios a largo plazo.
  • Condicionalidad y duración limitada: El BID aboga por incentivos que sean temporales y estén condicionados a resultados específicos. Una vez cumplidos los objetivos de inversión, los incentivos pueden eliminarse o reducirse gradualmente para evitar distorsiones fiscales a largo plazo.
  • Fomento de la inversión en infraestructuras: Más allá de los incentivos fiscales, el BID recomienda que los países inviertan en infraestructura crítica para atraer turismo, como aeropuertos, carreteras, servicios públicos y tecnología, lo que puede hacer que los países sean más competitivos sin depender tanto de exenciones fiscales.

Conclusiones comunes: En conjunto, las agencias multilaterales no se oponen completamente a los incentivos fiscales en la industria turística, pero suelen recomendar un enfoque más racional y limitado. Los incentivos deben:

  • Ser transparentes y monitoreados para evitar abusos y garantizar un retorno de inversión a nivel nacional.
  • Estar alineados con objetivos de desarrollo a largo plazo, como la creación de empleo, sostenibilidad ambiental y desarrollo de infraestructura.
  • Ser temporales y sujetos a revisión para evitar que se conviertan en un gasto permanente sin beneficios claros.
  • Evitar ser demasiado generosos para no generar desequilibrios fiscales ni promover una competencia nociva entre países.

Estas recomendaciones buscan asegurar que los incentivos fiscales no sacrifiquen la estabilidad fiscal de los países, a la vez que fomentan inversiones que generen crecimiento económico sostenible.”

Al sopesar las opiniones de estas tres agencias, quien escribe recetaría la solución siguiente: 1) respetar los derechos adquiridos de las empresas que se benefician de los incentivos, 2) eliminar el Acuerdo de Precios Anticipados para calcular el pago del ITBIS y obligar a las empresas a reportar las tarifas reales, con inspectoría periódica de la DGII, 3) conceder incentivos por no mas de 5 años (sin prorroga) solo a las nuevas inversiones en el sector, siempre que 1) estén focalizadas en las regiones prioritarias del territorio (Pedernales, Montecristi, Samana, Puerto Plata), 2) diseñados para atraer diferentes segmentos del mercado que estan por explotarse (deportivo, de lujo, religioso, de salud, ecoturismo, comunitarios, gastronomía), y 3) proyectos de grandes atractivos como parques temáticos, centros culturales, reservas naturales (Isla Catalina, Pico Duarte). Los hoteles que instalen plantas de desalinización (y prescindan del agua del subsuelo) deberán ser eximidos del pago del ISR por 10 años.

Con esta receta se respetan los intereses de las empresas turísticas existentes y se fortalece el producto turístico para hacernos un destino más competitivo. El esquema responde adecuadamente tanto a los intereses privados como a los colectivos.