Está circulando por las redes sociales unas acusaciones hechas por el periodista Julio Martínez Pozo, donde menciona a 3 figuras respetadas y destacadas en el caso llamado “EL MIMILAZO”.
¿Las pruebas? Ninguna, totalmente infundadas, descarriadas y fuera de contexto. Pero solo mencionar el nombre de esas personas y conociendo el morbo de los que les encanta ver caer de su pedestal a figuras influyentes y destacadas de la sociedad dominicana, agita las redes sociales y todo se convierte en pandemónium.
Hay que tener más respeto y no jugar con la moral de gente que han contribuido con el desarrollo financiero, comercial, industrial, social, literario, político y cultural de nuestro país. Y peor aún, cuando esas acusaciones carecen totalmente de credibilidad y las raíces de donde provienen están podridas.
Una verdadera afrenta del mencionado comentarista que me llenó de indignación y hasta un fanático como yo de la libertad de expresión, al escuchar el video de esa acusación, me puso a dudar de si esa libertad puede llegar a extremos tan vergonzosos.
¿Qué se esconde detrás de esos comentarios? ¿quién maneja los hilos detrás de las cortinas? Aquí nada pasa sin que haya una mano invisible y tenebrosa que busca detractar a otras personas por venganza, envidia, odio o para salir ileso de sus actos ilícitos. Y tampoco faltan los que se prestan a ser voceros de esos detractores y corruptos, que quieren limpiar su basura embarrando a otros.
Se lo que es recibir golpes en la cara con acusaciones sobre mi rol como funcionario en el pasado. Me dilapidaron sin jamás mostrar una prueba sobre algún delito cometido. Pero dejaron en mí una huella profunda e imborrable que me afectó psicológicamente y también a mi familia. Y eso jamás se olvida.
Los nombrados por Julio Martínez Pozo, quien todos los días vota fuego por la boca buscando victimas para ganar audiencia, pueden estar tranquilos y no darle municiones para que siga envenenando el ambiente a través de la radio.
Finalmente, los ataques al Ministerio Público por el mismo comentarista son una afrenta a la lucha contra la corrupción que apoya 9 de cada 10 dominicanos. Eso no se lo merecen personas que están poniendo en riesgo sus vidas todos los días para que se haga justician contra los que desfalcaron el fisco.
En todos los sistemas judiciales del mundo se hacen acuerdos con los imputados acusados de diferentes delitos y nuestro país no es la excepción para que se cuestionen tales procedimientos.
Debemos seguir luchando por un Ministerio Público independiente y hacerlo parte de la constitución para que no volvamos jamás a retroceder a los oscuros años de impunidad que nos llevó a ocupar los primeros lugares entre los países mas corruptos del mundo.