El 30 de mayo del 2021 publicábamos un artículo sobre la Paz Mundial, en cierta forma ahora hacemos lo mismo pero enfocado hacia la razón de las guerras.

Hemos estado señalando que ya nuestra especie no tiene la posibilidad de tolerar las guerras, porque en un enfrentamiento entre países, nuestra tecnología actual haría que todos fuéramos perdedores. Algunos no logran enterarse de esta realidad y otros se encuentran envenenados interiormente por resentimientos personales no resueltos, que los lleva a ser incluso autodestructivos. Es de suma importancia que las personas que manejen mucho poder gocen de un buen equilibrio mental.

En la actualidad, los acuerdos internacionales son indispensables para mantener el grado de civilización que hemos logrado, por lo que requerimos realizar convenios que permitan que todos nos beneficiemos. Pero todavía estamos gobernados por demasiados políticos que suelen acceder de maneras turbias al poder y cuando lo logran, se consideran altamente eficaces si al realizar acuerdos internacionales logran “ganar” perjudicando a otros, ya sea con engaños, intimidaciones o sobornos (son los tipos de negociaciones que conocen). Es decir, creen que lograr un acuerdo donde todos ganen, no es meritorio, les parece que si son capaces de lograr lo mejor mientras los demás se llevan lo peor, son genios de la diplomacia o de los negocios. Realmente cuando logran un convenio de ese tipo están contribuyendo a que desaparezca la humanidad. Pero de un frasco lleno de veneno no pueden obtenerse vitaminas.

Parece razonable convencer a los líderes de las principales potencias del mundo, de que tomen decisiones considerando también el bienestar de los otros, pero si no somos capaces de relacionarnos con los demás tratando de que todos ganemos, seríamos parte del problema y no de la solución, contribuyendo al desarrollo de guerras, miseria y destrucción de nuestro hábitat.

Debemos recordar que para ir a la guerra es preciso enviar a la gente productiva de una nación. Tendrías más soldados y menos agricultores, obreros o maestros.

Si en un conflicto solamente puedes comprender la forma de pensar de un bando, no tienes la capacidad de ayudar en las soluciones.

Si eres creyente y consideras que este mundo es temporal y deficiente, eso no te exonera de hacer tu mejor esfuerzo por él, el “lavarse las manos” no es la opción, es preciso no enterrar los “talentos”. Tal vez esperas al mesías, lo que estaría bien, siempre que al llegar te encuentre haciendo lo mejor que puedas y no con los brazos cruzados.

Cuando haces un acuerdo que consideras provechoso, pero perjudica al otro, siembras resentimientos. El otro se dará cuenta en algún momento, verá que te aprovechaste de su confianza y se sentirá abusado. Según tu escala de valores, tal vez pienses que simplemente fuiste más hábil, pero las opciones que le quedan al otro son: perdonarte, mantenerse pasivamente intoxicado por el rencor o enfrentarte y la forma de enfrentarte no siempre será la más conveniente. Esto pasa constantemente en las relaciones humanas y de igual manera acontece en los convenios internacionales.

Cuando alguien nos ataca, es más fácil pensar que lo hace porque es bruto o psicópata, pero todos nos parecemos más de lo que creemos y lo que está haciendo, estando en su situación, tal vez nosotros lo habríamos hecho peor. Puedes afectar a un grupo humano con engaños o violencia, pero en algún momento tendrás que afrontar las consecuencias.

Sabemos que tenemos que fomentar la justicia, los derechos humanos, la equidad y la paz, pero intentamos olvidar que algunas condiciones en que se encuentran algunos grupos humanos, por abusos del pasado, podrían ser insostenibles. Si un pueblo se ganaba el sustento gracias a una mina de oro que tenía y astutamente logras quitársela, es difícil lograr que vivan pacíficamente en su miseria. La hipocresía solamente puede lograr resultados momentáneos porque la verdad siempre termina imponiéndose.

Si soy tan hábil que cada vez te acorralo más, debiera saber que en algún momento tu resistencia llegará a sus límites y la paz será imposible. Y hasta un ratón puede llegar a ser muy peligroso.

Es más probable que hables de paz si habitas en una nación que anteriormente haya logrado ventajas sobre otros países; si de verdad deseas la paz, analiza cómo ayudar hoy a los que ayer perjudicaste, no basta con pedirles que se resignen. Contribuirás a un mundo mejor cuando logres ver tu facilidad para engañar a los demás como un defecto y no como una cualidad.

En el universo la evolución se desarrolla desde el caos al orden y no a la inversa, podrías creer que una inteligencia superior lo dirige todo, pero incluso si no lo crees, los hechos muestran tendencias a la armonía y eliminación de los elementos contrarios. Cuando analizas el pasado, descubres que evidentemente estamos evolucionando, aunque tal vez no al ritmo que se está requiriendo. Cada vez se hace más necesario para progresar, el avanzar con los demás y no en contra.