Las alianzas de partidos han estado presentes en todas las elecciones que se han celebrado después de la ocupación estadounidense del 15 de mayo de 1916, empezando por las del 15 de marzo de 1924, ganadas por Horacio Vásquez, quien fue postulado por una alianza integrada por el Partido Nacional y el Partido Progresista, la cual compitió con la que integraron el Partido Liberal y la Coalición patriótica, que llevó como candidato presidencial a Francisco J. Peynado.
El Diccionario Electoral del IIDH/CAPEL, define la alianza como “la unión temporaria de dos o más partidos políticos con el fin de concurrir unidos a la competencia electoral, presentando la misma candidatura en todos o algunos de los niveles de gobierno (federal o nacional, provincial, local) y en todas o algunas de las categorías de cargos a elegir”.
Por su parte, la Enciclopedia de la Red de Conocimientos Electorales (ACE), en torno a las alianzas, refiere que los partidos políticos pueden celebrar acuerdos de colaboración sobre una amplia variedad de cuestiones, como son la participación mixta en las elecciones, la formación conjunta del gobierno tras los comicios, la oferta de apoyo externo a un gobierno existente, y la unión de fuerzas con varios partidos para derribar a otro, para modificar elementos del sistema político o para determinar políticas concretas.
Diferente a las alianzas de los sistemas parlamentarios, que se pactan después de las elecciones para formar gobierno, en los presidencialistas, como el dominicano, se acuerdan para sumar votos en las elecciones.
Casi siempre, las alianzas se producen entre un partido grande, que la personifica, y otros de menor incidencia electoral. En ese sentido, el artículo 135 de la Ley 20-23, Orgánica del Régimen Electoral, establece que las alianzas y coaliciones son personificadas por uno de los partidos que forman parte de ellas.
Lograr concretar alianzas entre dos o más partidos que persiguen el mismo espacio en el electorado resulta ilógico, mucho más entre partidos del mismo origen, como es el caso del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y Fuerza del Pueblo (FP), debido a que uno de los dos saldría más beneficiado que el otro de la alianza.
Muy probablemente, no habrá alianza en el 2024 entre los principales partidos, como no la hubo en las elecciones presidenciales y congresuales del 2000, a pesar del desesperado interés del PLD de hacer un pacto con su anterior aliado, el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), el cual no aceptó Joaquín Balaguer, que prefirió acordar con el candidato del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Hipólito Mejía, el conocido ‘acuerdo del desacuerdo’, que consistió en que los tres grandes partidos fueran solos a las elecciones.
Sin duda, así como en las elecciones del 2000, el PRSC entendió que no le convenía una alianza con el PLD, esta vez, el partido morado está convencido de que en los comicios del 2024 no le conviene aliarse con el partido de Leonel Fernández, que busca sustituirlo como el principal partido de oposición.
Finalmente, todo indica que el PRM ganará las elecciones presidenciales en primera vuelta, por lo que la competencia entre el PLD y FP será por el segundo lugar, lo que hará mucho más improbable una alianza entre el viejo partido de Danilo Medina y el partido en construcción de Leonel Fernández.