La Administración Científica (AC, para abreviar) bien concebida, entendida y aplicada, puede ser uno de los más efectivos caminos hacia los mayores avances en el desarrollo de la humanidad; de ahí la importancia de poder probar el carácter científico que se le atribuye, a partir de sus fuentes.

La contribución del francés Henri Fayol ya en las primeras décadas del siglo pasado mediante el principio de la sistemática integración de planificación, organización, dirección y control, es un importante punto de partida; faltaría considerar si las organizaciones y particularmente para el Estado realmente se entiende y se aplica con la profundidad que corresponde. De llegar a ser así, además de empleadas junto a las demás fuentes de la AC todas con el rigor que ha de corresponderles, implicarían los grandes avances que se aspiran, por sus impactos no solo en el Estado, sino en todas las organizaciones. Podría ser especie de revolución, o más que revolución su realista traducción como evolución efectiva.

Mas lo que interesa especialmente y en adición a los aportes de Fayol,  es resaltar la contribución del estadounidense Frederic Taylor; quien para la misma época que Fayol, realizara estudios sobre las organizaciones generando conocimientos mediante la observación y el razonamiento riguroso; pues las contribuciones de Taylor fueron también  el resultado del trabajo de años con organizaciones con fines de lucro o empresas, estudios cuyos resultados llegaran a ser principios generales y por lo tanto aplicables a cualquier organización.

En el 1911 Taylor público su obra Principios de Administración Científica que trata- entre otros- sobre la efectiva organización y división del trabajo para el mayor rendimiento. Interesa resaltar por su vigencia y trascendencia el denominado por él como Principio de Excepción, el cual concebía como un procedimiento mediante el cual los principales directivos de la organización recibieran sistemáticamente todas las excepciones en cuanto aciertos y fallas asegurando mediante esa vía una permanente exitosa conducción de todos los procesos.

El Principio de Excepción de Taylor haciéndolo correlacionar con la contribución de Fayol que destacamos (planificación, organización, dirección y control) presenta muy claramente -cual fuentes- el gran impacto que tendrían en toda dirección y gestión organizacional de ser aplicados a partir de las subtareas, tareas, actividades, objetivos específicos y objetivos generales de forma sistemática.

Esas contribuciones vistas en la época actual con los recursos que aportan las Tecnologías de Información y Comunicación -TIC- las hacen verdaderamente trascendentes.

Los aportes de Taylor y de Fayol, y solo hablamos de las primeras décadas del siglo pasado, muestran ya muy sólidos fundamentos que avalan el carácter científico de la administración.