Fui honrado por el presidente de la República para representar el país como embajador en los Emiratos Árabes Unidos (EAU), y puedo afirmar que esto fue una muestra evidente del fortalecimiento institucional de nuestra Cancillería. Mi nombramiento se hizo mediante un decreto, donde la mayoría de los que fuimos promovidos a embajadores somos diplomáticos de carrera que llevábamos más de 30 años esperando esta promoción.

Les quiero contar la historia de mi llegada y mis primeras impresiones de un mundo tan lejano física, cultural y hasta de horario con el nuestro. Tienen 8 horas más adelante de nosotros, o sea, de alguna manera estaba viajando hacia el futuro. Me tomó más de 20 horas llegar.

A la llegada te sorprende el lujo extremo y la monumentalidad de su infraestructura. En este país están los edificios más altos, los aeropuertos, la mezquita, centros comerciales más grandes del mundo, y eso se mezcla con una amabilidad y sentido de hospitalidad natural extraordinario de su gente.

Su desarrollo urbanístico, económico y social data de unos 50 años. Este país se independizó apenas en 1971, y se transformó de una aldea de buscadores de perlas y pastores en una potencia del petróleo, el desarrollo logístico, el turismo, y otros sectores que han logrado una clase mundial, y juegan un rol geopolítico, diplomático y militar, que no se corresponde con su tamaño.

Llevo apenas unos días en los Emiratos y he podido sentir su orden. Un ejemplo que refleja esto último es el respeto por todos a las leyes de tránsito y a pesar de que no se ven policías en las calles. Tienen un control con cámaras y radares en todas partes. Aquí nadie pisa las cebras, ni viola los límites de velocidad, y los que viven en este país “no son suizos”, simplemente se dotaron de leyes que se cumplen y hacen cumplir. Los ciudadanos y residentes se adaptan al orden que saben a la larga los beneficia.

La primera dosis de enseñanza cultural me la dio el responsable de protocolo que me recibió en el aeropuerto. Después de un par de cafés y varios dátiles entramos en confianza, y me explicó que entre amigos se llaman Abu, que significa padre, seguido del nombre del primer hijo varón, no importa la cantidad de hijas que tengas antes. Ahí mismo me preguntó el nombre de mi hijo, y me dijo que de ahora en adelante para él seré el embajador Abu Andrés. Publico esto sabiendo que no le hará mucha gracia a mi hija mayor, Mónica María.

Después de varios días aquí uno se pregunta, cómo se logró esta extraordinaria transformación, pasar de un nivel básico de desarrollo al país de ahora, que compite en organización, servicios, educación, turismo, con los países del primer mundo. Muchos dirán que tienen muchísimo dinero.  Y les respondería que es verdad, pero que hay países que lo tienen también y no han logrado ni un tercio de esta transformación, y esto hasta tiene un nombre en economía, “enfermedad holandesa”, que se aplica a países con muchos recursos que no se desarrollan y al contrario se empobrecen.

Y ahí me vienen a la memoria mis conversaciones con mi gran amigo, y uno de mis principales mentores en este oficio de la diplomacia y en filosofía de vida, el embajador Virgilio Alcántara. Sin dudas, el más completo de los embajadores actualmente en servicio. Le pregunté una vez:  embajador, ¿cuál es el principal problema de nuestro país? Su respuesta fue rápida y sin titubeos, “la pobreza”.

Yo le dije que para mí era falta de planificación, que si nos planificamos bien, y lo cumplíamos, podemos hasta disminuir gran parte de esa pobreza, y quizás este país me ayude a ganarle el argumento a Alcántara, pues he aquí un ejemplo de desarrollar una visión común, diseñar los planes, pensando en el país que será en 50 a 100 años adelante y ponerse a la tarea juntos, como sociedad.

Miren el plan de ocho puntos para la gobernanza futura que adoptó unos de los Emiratos parte de la unión hace tiempo. Esto se puedes extrapolar al país como un todo y eso hago aquí:

  1. 1. La unión es la base

Cada Emirato es una parte integral de los EAU y un pilar de la federación.  El destino de cada Emirato está entrelazado con el destino de los EAU, su bienestar es vital y su gente está siempre dispuesta a sacrificarse por el bien mayor del país.

  1. Nadie está por encima de la ley

La justicia es la base de una nación fuerte y orgullosa, y garantiza prosperidad y estabilidad. Nadie está por encima de la ley, empezando por la familia gobernante.

La ley no discrimina entre ciudadanos y residentes, ricos y pobres, hombres y mujeres, musulmanes y no musulmanes. La justicia demorada es una justicia denegada.

  1. País empresarial

El Gobierno tiene como objetivo mejorar la vida de su gente mediante el fortalecimiento de su economía. Extendamos una mano de amistad a todos aquellos que tienen buenas intenciones hacia los Emiratos Árabes Unidos.

  1. Tres factores impulsan el crecimiento

El crecimiento está impulsado por tres factores: un gobierno creíble, resiliente y excelente; un sector privado activo, justo y abierto; y empresas emblemáticas públicas y de propiedad gubernamental que compiten a nivel mundial y generan ingresos para el gobierno, empleos para sus ciudadanos y activos para las generaciones futuras.

  1. Nuestra sociedad tiene una personalidad única

Nuestra sociedad es respetuosa y coherente, unida por la tolerancia y la apertura. Se distancia de toda forma de discriminación y prejuicio. Es una sociedad disciplinada, comprometida con sus promesas, plazos y pactos.

  1. Creemos en la diversificación económica

La diversificación económica ha sido la base de nuestra constitución no escrita. Los tiempos cambiantes y los rápidos desarrollos hacen que nuestro compromiso con este principio sea eterno. Nuestro nuevo objetivo es crear al menos un nuevo sector económico cada tres años, que sea productivo, contribuya a nuestro PIB y que genere empleos.

  1. Una tierra para el talento

EAU siempre ha dependido de comerciantes, administradores, ingenieros, creativos y soñadores talentosos para su éxito. La prominencia, la sostenibilidad y la competitividad del país dependen de su capacidad para seguir atrayendo gente capacitada y talentosa, y alimentando a las mentes más brillantes para generar ideas innovadoras.

  1. Nos preocupamos por las generaciones futuras

El destino de nuestras generaciones futuras no debe verse afectado por las fluctuaciones de la política regional y los ciclos económicos globales. Invertimos y creamos activos valiosos para ellos. Nuestra regla fundamental a este respecto es que el gobierno debe, en todas las circunstancias, poseer activos económicos que valgan al menos 20 veces el valor de su presupuesto anual.

Trabajamos para mantener un futuro seguro y hoy nos centramos en garantizar la prosperidad de nuestras generaciones futuras.

Esta visión compartida es parte de la magia de este desarrollo, y puedo decirles que este no es el único ejemplo de país que gracias a una visión común y un pacto de desarrollo pasó del tercer al primer mundo. Hay países, algunos más pobres que nosotros en los años 60s y sin muchos recursos, que lo lograron, igual, en un par de generaciones. Estudien los casos de Corea del Sur, Vietnam, Taiwán, Singapur y China, para mencionar sólo los más destacados.

Cuando te paseas por las calles de Abu Dhabi a 80 kilómetros por hora, te das cuenta de eso. Esto se diseñó no mirando la realidad del momento de la construcción, ellos tenían una visión de lo que sería este país en 50, 100, y más años. Las calles son tan anchas que de verdad el límite en la mayoría de ellas está en 80.

Esto del desarrollo de una visión país, compartida por todos y el desarrollo de un plan nacional basado en esta visión es una labor que tenemos pendientes los dominicanos, y es algo que debemos hacer si queremos convertirnos, en 30 a 40 años en un país desarrollado. Otros lo han hecho, como el caso de España, con su Pacto de la Moncloa, apenas saliendo de una dictadura.