La diplomacia históricamente estuvo vedada al grueso del conglomerado que integra la población dominicana. Ella siempre fue asunto de elites, y esta era ejecutada por los privilegiados miembros del cuerpo diplomático y consular dominicano, bajo el más estricto secretismo. Sin embargo, de un tiempo hacia acá se ha producido una especie de revolución en el servicio exterior dominicano que ha hecho posible acercar el mundo de los delicados temas de la diplomacia hacia el más común y simple de los mortales dominicanos.
Hoy, las academias dominicanas, intelectuales, periodistas, comunicadores sociales y los denominados influencer hacen uso diariamente a su derecho de intervenir en los asuntos de la nación y los que versan sobre la política exterior y la diplomacia dominicana, no escapan a esa democratización que hacemos referencia. Para muestra un botón, la salida del presidente Luis Abinader hacia Cuba, para participar en la Cumbre del Grupo de los 77 + China, así como a la ciudad de Nueva York, para participar en el 78 periodo de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), ha sido objeto de críticas negativas algunas.
Señalan los críticos, y también algunos opositores políticos que, en las condiciones de tensión que vive el país con el vecino Estado haitiano, el presidente no debió de ausentarse del territorio dominicano, sin embargo, quienes así opinan, haciendo uso de su libérrimo derecho de libertad de expresión, lo hacen en su mayoría desde el desconocimiento del instrumental propio de las relaciones internacionales y del mundo de la diplomacia.
En la clasificación o modos de la diplomacia, se encuentra acuñada una modalidad a la que los estudiosos de la diplomacia denominan como “diplomacia directa”, entendida como aquella que, se lleva a cabo por los órganos centrales para las relaciones exteriores de un sujeto de derecho internacional, ante sus homónimos de otro u otros sujetos de derecho internacional, y conforme a la mejor doctrina del Derecho Diplomático la determinación de cuáles son los órganos centrales para las relaciones exteriores, que corresponde el ejercicio de la diplomacia directa, es dejada a la libre apreciación de los Estados. Es así, como en las condiciones de la República Dominicana, el constituyente determinó en el articulo 128 de la Carta vigente, como atribuciones del presidente, la de dirigir la política interior y exterior del Estado, y en su rol de jefe de Estado y de Gobierno, las de dirigir las negociaciones diplomáticas. El maestro Vilariño Pinto, ha dicho que solo el jefe de estado, el jefe de gobierno y el ministro de Relaciones Exteriores tienen la titularidad para ejercer la diplomacia directa.
Es en el marco de la diplomacia directa que hay que analizar la correcta decisión de acudir a la Cumbre del Grupo 77 + China, en Cuba, así como a la Asamblea General de la ONU, en Nueva York. En ambos eventos él tiene la oportunidad de encontrarse con sus homólogos, principalmente los de la región del Caribe, a quienes puede trasladar directamente el problema y las decisiones tomadas por él. Que su salida sea apenas de horas, menos de cinco, es una clara señal de que su prioridad es el conflicto, y que sí sale del país en función de la crisis.
Así las cosas, es entendible que las críticas formuladas, sean legítimas y de buena fe, en su mayoría, pero que carezcan del sustento científico propio de las relaciones internacionales y del derecho diplomático.
Quienes propugnan por un conflicto armado deben saber que en el poco probable caso de que ocurriese, este seria después de agotarse todos los esfuerzos diplomáticos, tomando en cuenta que el uso de la fuerza y las amenazas en el derecho internacional están proscrito, y que los Estados están obligados a hacer uso de los medios pacíficos para dirimir sus controversias.
Lo que Luis hará en Cuba y en Nueva York es lo que se denomina como diplomacia directa, cuestión a la que tendremos que acostumbrarnos, pues este ha dado señales en más de una ocasión que afronta directamente los problemas y busca la solución de los mismos. En las condiciones de este mundo globalizado, la diplomacia directa ha devenido en la forma más dinámica y de uso más frecuente en las relaciones tanto de orden bilateral como multilateral.