Fue un buen alcalde: ganó cuando otros perdieron. Pero no sería un buen presidente (así, en condicional). Ya lo dijo Peter: “En una jerarquía, todo funcionario se eleva hasta el nivel de su incompetencia”. De asuntos de Estado, Abel sabe lo que yo de telas.
Abel es ambicioso, pero lo dijo Talleyrand: “Quien carece de los medios para corporeizar sus ambiciones, tiene todos los problemas”. Tiene ambición pero, simultáneamente, no la tiene: Aunque menos que Gonzalo, Abel también es un títere. A Danilo desagradan los que le pueden hacer sombra.
Como presidente, Abel sería más malo (sic) que Caín.